“Nadé, esquivé autos y veía gente desesperada. Hasta le pegué a un borde con el pie, cerca de una boca de tormenta; pensé que no la iba a contar”, contó Yaeger.
Por Javier O. Schwab
“En la desesperación uno hace cualquier cosa. Perdí contacto con mi familia y me volví loco. Anduve en la correntada caminando y nadando, pero tenía que llegar a mi barrio porque había perdido contacto con mis hijos y mi mujer”.
Patricio Yaeger atravesó momentos de angustia y su vida corrió peligro durante la jornada del viernes, cuando tomó la decisión de asistir a su trabajo desde horas muy tempranas.
El exjugador de Libertad es chofer de la línea 517 y cuando llegó a su puesto, a las 5 de la madrugada, las calles de Bahía estaban intransitables.
“Pude arribar hasta la empresa, en México y Thompson, con el auto a la miseria. Y luego inicié el recorrido en colectivo desde Espora, llegué al Parque de la Ciudad a duras penas y quedé estancado. Todo era caos, autos cruzados en las veredas o frenados en el medio de la calle”, contó “Pato”.
Sin comunicación con su familia y ubicado en Castelli al 3800, a Patricio lo invadió la locura y decidió cruzar toda la ciudad caminando para llegar a su hogar, en el barrio Los Taxistas (Lainez al 3300).
“Mi señora me había avisado que se había caído el paredón, que se hacía difícil salir de la casa. Fui perdiendo la señal, pensaba en ella (Estefani) y mis hijos. Estoy en una zona baja, que siempre me trae problemas con las lluvias”, apuntó.
“Decidí correr riesgos, estaba jugado. Caminaba como podía y cuando pasé por Alem tenía el agua hasta el cuello. Nadé, esquivé autos y vi gente desesperada. Hasta le pegué a un borde con el pie, cerca de una boca de tormenta; pensé que no la iba a contar, que la corriente me iba a llevar puesto. A las 5 de la tarde llegué al barrio Juan Lopes, donde vive mi papá (Miguel)”, sostuvo.
Patricio, lejos de frenar tras el raid que lo depositó en un lugar seguro, volvió a sumergirse en un mar de agua.
“Encaré para la empresa, necesitaba el auto para llegar más rápido, aunque no sabía por donde manejar. En México y Thompson el caudal era menor, pero en cercanías de la terminal y en Villa Mitre la situación se tornó traumática”, dijo.
“Mi auto estuvo a la deriva en dos oportunidades, hasta que un par de camionetas abrieron un surco y pude seguirlas bien pegadito atrás, en contramano, hasta el Hospital Penna, una zona más alta y un camino más liberado. En mi barrio dejé el auto a un par de cuadras, porque la calle y las veredas de mi casa habían desaparecido”, sostuvo.
El horror se instaló en Patricio cuando vio que se había derrumbado el terreno en el frente de su casa.
“Sólo quedaba un lugar por donde filtrarme para ingresar a mi casa, pero no encontré a nadie, pensaba lo peor. Fue la vecina de la esquina que los tenía resguardados, no sólo a ellos sino a más gente de esa cuadra”, afirmó.
“Cuando pudimos salir fuimos a la casa de mis padres, pero volví a las 9 de la noche a mi casa para buscar cosas que necesitábamos. Ya pasaron siete días y todo sigue igual. Hay peligro de derrumbe, no tengo servicios. La luz me la presta un vecino y los caños de gas se cortaron de cuajo y hubo pérdidas importantes hasta ayer, que pudieron llegar para poner un tapón”, reveló.
“No sé cuándo voy a recuperar mi casa. Los de Defensa Civil me preguntaron si tenía dónde quedarme; fue todo lo que dijeron ante semejante panorama”, subrayó.
--Arriesgaste tu vida y la podés contar.
--Sí, no fui consciente. Era un momento de locura. Por eso, ahora, tomé la decisión de ayudar a mis amigos y vecinos que están en igual o peor situación. No necesito comida ni ropa, ni colchones. Pero salgo a buscarlos para ellos. Hay gente que perdió todo.
--¿Cómo se sale de esta?
--No pido nada. Sólo necesito volver a mi casa y para eso hay que reconstruir todo el frente, la cañería y los servicios. Si alguien me puede dar una mano le agradecería de corazón, mis vecinos están igual de complicados. Mientras tanto seguiré agradeciendo que Dios me ayudó a mí y a mi familia.
Fuente:
Javier O. Schwab, El increíble relato de Patricio: arriesgó su vida, su casa se está por derrumbar y ayuda a los demás, 14 marzo 2025, La Nueva.
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