Países de Europa del Este promueven hipócritamente la energía nuclear como una forma de alcanzar los objetivos climáticos, pero están utilizando las compras nucleares para obtener ventajas geopolíticas con Estados Unidos.
Por Juan Vernieri
La industria nuclear no ha aparecido tan entusiasmada en mucho tiempo. Desde la utópica promesa de triplicar la energía nuclear para 2050 hecha en la cumbre climática de la ONU en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, hasta el reciente informe al G20 del OIEA sobre la aceleración de la inversión en energía nuclear para cumplir con los objetivos de cero emisiones netas, se habla mucho de una nueva ronda de construcción de reactores nucleares.
Pura hipocresía. Lo que importan son el poder militar y los negocios.
Hasta que las explotaciones de los yacimientos de uranio no se hagan con máquinas y camiones que no consuman combustibles fósiles, poco es lo que la energía nuclear puede colaborar en la crisis climática.
Para la fabricación del combustible con qué alimentar a los reactores, se producen importantes cantidades de gases de efecto invernadero que agravan la crisis.
Además, la producción de electricidad a partir de la energía nuclear no es rentable, por lo tanto, si no fuera por el apoyo de los estados por razones militares, la energía nuclear de fisión no sería viable.
Tras la cortina de humo de la lucha contra el cambio climático, las inversiones en energía nuclear en Europa del Este esconden motivaciones geopolíticas y militares. Cuando esas motivaciones se traducen en la adquisición masiva de equipos militares, su fabricación y su funcionamiento aumentarán las emisiones de dióxido de carbono.
La electricidad de Polonia proviene principalmente de combustibles fósiles y no se ha comprometido a ningún objetivo de cero emisiones netas, sin embargo, argumentando su engañoso deseo de cumplir con la descarbonización, en 2023 el gobierno anunció planes para importar reactores nucleares.
Los planes de Polonia y de otros países de Europa del Este para importar reactores nucleares norteamericanos, ocultan un enorme aumento de las importaciones de tecnología militar y de la posesión de armas, lo que ampliará la presencia e influencia militar de Estados Unidos en la región.
La oleada de anuncios recientes tiene un aire de desesperación. Rumanía ha seguido un camino similar al polaco. En 2021, el ministro de Energía Virgil Popescu, habló sobre el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR) también argumentando descarbonización.
Los SMR están fracasando por costos excesivos. No se sabe con certeza si el proyecto rumano seguirá adelante.
Peor aún, la expansión militar también aumentará el riesgo de conflicto, lo que podría conducir a una guerra catastrófica que podría implicar el uso de armas nucleares. (Fuente: Maha Siddiqui y MV Ramana - Bulletin of The Atomic Scientists)
No hay comentarios:
Publicar un comentario