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| El logo de EDF en su sede de París. Foto: Johanna Geron / Reuters. |
En diversas oportunidades dijimos que en materia nuclear es siempre mejor indagar sobre los que se calla que escuchar lo que se dice.
Por Juan Vernieri
En esta ocasión analizamos lo que dice la multinacional francesa de servicios eléctricos Électricité de France S.A., conocida comúnmente como EDF. Esta importante empresa gestiona una cartera diversa de más de 120 gigavatios de capacidad de generación en Europa, Sudamérica, Norteamérica, Asia, Oriente Medio y África.
El 19 de julio de 2022, antes que se produjera su quiebra, el gobierno francés anunció la intención de lanzar una oferta pública simplificada para adquirir sus acciones y retirar a la empresa de la bolsa de valores. Esta operación ha sido completada, después de que el Estado francés llevó a cabo el procedimiento de venta forzosa de sus acciones, de acuerdo con la Autorité des Marchés Financiers (AMF), el 26 de mayo de 2023.
Recientemente, la empresa anunció la primera reacción nuclear del reactor Flamaville-3. La Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) ha dado su consentimiento a EDF para una reacción nuclear estable a muy baja potencia (2 por mil). Luego se implementará un programa de prueba para alcanzar un nivel de potencia del 25%.
El reactor 3 de Flamanville se conectará por primera vez a la red eléctrica nacional y luego producirá electricidad. Esta primera conexión está prevista para finales del otoño de 2024.
Lo que se calla
Mientras que EDF anuncia con bombos y platillo el inicio de operaciones del reactor, diversas organizaciones antinucleares denuncian que se trata solo de un anuncio político de iniciación del reactor en modo degradado. Recuerdan que el reactor en cuestión acumula reveses industriales con más de 12 años de retraso, un número alarmante de problemas y representa un pozo financiero con más de 20 mil millones de euros gastados (es decir, 6 veces más de lo previsto).
Para Yannick Rousselet, consultor de seguridad nuclear de Greenpeace Francia y experto en el reactor de Flamanville, se trata de un comienzo en falso o más bien solo un anuncio político.
Por ahora nadie va a recibir electricidad de ese reactor. Para el último reactor puesto en servicio en Francia, transcurrieron 4 años y medio entre la autorización de inicio y la puesta en servicio comercial real.
EDF calla muchos elementos preocupantes, a la hora de iniciar, sea como sea, las operaciones del reactor. Las organizaciones se ocupan de poner en evidencia:
Está prevista la sustitución de la cubierta del reactor, la nueva está lista en Chalon-sur-Saône, sin embargo, EDF ha optado por irradiar innecesariamente la actual cubierta defectuosa, transformándola en peligrosos residuos radiactivos que se acumularán en el gigantesco volumen ya almacenado y del que no se sabe cómo gestionar.
El fondo del tanque presenta problemas hidráulicos que aún no han sido resueltos.
Los detectores defectuosos, incluso antes del inicio, requirieron una modificación excepcional de las Reglas Generales de Funcionamiento.
EDF destaca la seguridad del EPR para justificar sus retrasos. Sin embargo, deja problemas obvios sin soluciones para iniciar la operación.
En julio una organización denunció irregularidades en las piezas del reactor que fueron detectadas por la propia Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN). La falta de respuesta de la ASN a la denuncia, hace temer que en operación irradie piezas defectuosas, provocando riesgos para la población.
Numerosos incidentes marcaron las pruebas de puesta en marcha, sin que EDF comunicara al respecto.
El reactor no produce electricidad. Tendrá que alcanzar el 25% de su potencia máxima antes de conectarse a la red. Por tanto, los pasos siguen siendo muy numerosos: cambio de cubierta, gestión del depósito defectuoso, conexión a su debido tiempo, etc.
EDF anunció discretamente que la conexión solo se producirá a finales de otoño y no como estaba previsto a finales de verano, como había declarado hace unos días en los medios. Veremos…
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