sábado, 30 de marzo de 2024

Reserva San Martín: el “patito feo” de todas las gestiones municipales

Agredida o ignorada, así ha sido tratada la Reserva por la Municipalidad de Córdoba que es la que debería cuidarla y ponerla en valor.

Por Rita Stanislavs

Este año, la Reserva Natural Urbana San Martín, de la Capital provincial, cumplirá 15 años. Fue un logro de la participación ciudadana: vecinos redactaron la ordenanza de su creación y presionaron a los concejales para que la votaran. Fue por unanimidad. Desde entonces, las distintas gestiones municipales han ignorado, en el mejor de los casos, las necesidades del área protegida.

En muchos casos, se la agredió intencionalmente. Por capricho de un intendente se decidió instalar en el camping, zona de uso intensivo de la Reserva, una cancha de hockey de última generación. Esto violaba la normativa vigente, como se demostró en el juicio que la Municipalidad perdió frente a la Asociación Civil Amigos de la Reserva. Todos los cordobeses deberemos pagar el costo de retirar esa instalación.

Anteriormente se había autorizado la tala de más de 300 árboles nativos para crear un acceso secundario a un country. Nuevamente la participación ciudadana logró detener esa locura.

Ninguna gestión municipal logró sacar a la Secretaría de Deportes, que está enquistada en el manejo del camping, violando la ordenanza 11.702. No sólo cometen atropellos contra el espíritu conservacionista de áreas protegidas (instalando la cancha de hockey, por ejemplo), sino que además se quedan con lo recaudado en el ingreso. Allí es Ambiente, o ahora el ente Bio Córdoba, la autoridad de aplicación.

Aula ambiental visitada por miles de niños de escuelas de toda la provincia, la Reserva no cuenta con un centro de interpretación. Si bien hace años que hay un proyecto realizado conjuntamente entre municipio, organizaciones ambientales y la Facultad de Arquitectura de la UNC mediante un concurso entre estudiantes del último año y docentes, este sigue durmiendo en los cajones de los funcionarios municipales.

También está cajoneado el proyecto de ampliación de la Reserva, presentado desde 2017 en el Concejo Deliberante. Nunca se consiguió que se tratara, a pesar de tener estado parlamentario. La expropiación de las 50 hectáreas en el límite oeste de la Reserva para ampliarla sería fundamental para que se mantenga el corredor biológico con la Reserva Militar de la Calera y con todas las áreas protegidas de las Sierras Chicas. Esta zona era una antigua cantera y allí se formaron tres lagunas naturales, que aportarían un nuevo ecosistema, además de un paisaje bellísimo.

La excusa de que eso sería muy oneroso no es válida, ya que para el mismo sector hay proyectos de obras viales, claramente mucho más costosos. Esas obras que se llevarían a cabo para “mejorar la conectividad vial”, lo único que harían sería hacer colapsar el tránsito, ya que impulsarían un gran desarrollo inmobiliario que incorporaría miles de vehículos más en una zona ya desbordada de automotores. Fueron rechazadas por unanimidad en audiencia pública.

Además, según un relevamiento realizado por biólogos y especialistas, implicarían la tala de unos 140 mil árboles y renovales.

Y para agravar aún más la situación, ¡hay proyectos de edificación en altura en la margen norte del Suquía! Resultado: más contaminación del río, más calor, más sequía, ¡más inundaciones!

El bosque nativo sólo brinda beneficios, servicios ambientales. Regula el ciclo hídrico, preserva la biodiversidad, captura dióxido de carbono y libera oxígeno, modera las amplitudes térmicas y brinda más salud para los habitantes de la ciudad.

Agredida o ignorada, así ha sido tratada la Reserva por la Municipalidad de Córdoba, que es la que debería cuidarla y ponerla en valor. Verdadero “patito feo” frente a otros espacios que sí reciben cuidados y mejoras, como el Parque de la Biodiversidad, la Universidad Libre del Ambiente, el Jardín Botánico, plazas y parques.

¡Para la Reserva, nada! Sin embargo, es el último relicto de bosque nativo en la ciudad, lo que más habría que cuidar si lo que importa es la sustentabilidad ambiental y no sólo el marketing.

Somos muchos, cada vez más, quienes esperamos que, en algún momento, la gestión municipal, sea del partido que sea, tome conciencia de esto y que este “patito feo”, como en el cuento, se transforme en un bello cisne. ¡Un coscoroba, que es nativo y realmente se podrá ver en las lagunas de la antigua cantera, que ya serán parte de la Reserva San Martín!


Rita Stanislavs - Especialista en Ingeniería Ambiental, asociación civil Amigos de la Reserva Natural San Martín


Fuente:

Rita Stanislavs, Reserva San Martín: el “patito feo” de todas las gestiones municipales, 30 marzo 2024, La Voz del Interior.

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