Por Tanka Dhakal
KATMANDÚ – Manjula Dungdung explica por qué lucha por los derechos agrícolas y territoriales para ella y otros miembros de la tribu kharia, que cultivan los alimentos que comen. “El derecho de las mujeres a la tierra es especialmente importante porque es una cuestión de dignidad y, como somos nosotras las que hacemos la mayor parte del trabajo agrícola, es para mantener la seguridad alimentaria”.
La tribu kharia es un grupo indígena importante en Odisha y otros estados de India. Durante años han estado exigiendo derechos sobre la tierra con el lema “nuestra tierra es nuestra identidad, nuestra vida”.
Dungdung dice que viajó desde India a Katmandú para el Foro Social Mundial (FSM) de esta semana porque “queremos un mundo en el que obtengamos derechos sobre la tierra y el derecho a cultivar alimentos sin temor a perderlos. Personas como nosotros son la razón por la que el mundo puede comer todos los días”.
Roma Malik, quien aboga por los derechos a la tierra y los bosques de las comunidades indígenas y dalit en la India, se hizo eco de las palabras de Dungdung. Garantizar los derechos de las mujeres a la tierra significa garantizar los derechos alimentarios de toda la familia, dijo durante una sesión titulada Tierra, Agua, Agricultura, Soberanía Alimentaria y Recursos Naturales.
“Los derechos a la tierra de las mujeres y la seguridad alimentaria están directamente relacionados. No puede suceder si la tierra no está bajo el control de las mujeres”, dijo.
“Ella (la mujer) come última”, añadió Malik. “Si no hay comida, se las arregla con el estómago vacío. Si produce su propia comida, se asegurará de que todos los miembros de la familia coman”, explicó.
La producción aumenta, la nutrición cae
La seguridad alimentaria significa no solo tener suficientes alimentos sino también tener acceso a alimentos nutritivos. Sin embargo, ignorar el conocimiento histórico sobre agricultura y alimentación para centrarse en la cantidad producida utilizando tecnología comercial ha resultado en granos que carecen de nutrición suficiente.
Según una investigación reciente publicada por el Consejo Indio de Investigación Agrícola, en los más de 40 años de la «revolución verde», que logró aumentar la producción de cereales alimentarios, también se produjo una disminución de la nutrición, junto con un aumento de sustancias nocivas.
“Lo que comemos nos lleva al hospital”, dijo el ambientalista indio Ashish Kothari en la sesión Justicia Alimentaria: búsqueda para abordar la salud planetaria y la crisis alimentaria mundial.
Kothari es miembro fundador de Kalpavriksh, una organización sin fines de lucro en la India que se ocupa de cuestiones ambientales y de desarrollo y sus puntos de encuentro. Enfatizó que las múltiples crisis que enfrenta el mundo, incluida la crisis climática y el colapso ecológico, junto con la inseguridad alimentaria, están todas interconectadas.
«Quienes enfrentan la crisis climática también están experimentando inseguridad alimentaria, y aquellos en países cada vez más fascistas también están lidiando con la desnutrición», dijo. «No solo somos testigos de los síntomas de la crisis, sino también de sus raíces, y en gran parte es el capitalismo el que ha erosionado valores sociales cruciales para mantener un sistema alimentario sostenible», añadió.
En la misma sesión, Frances Davies compartió las luchas de África con la privatización de las semillas y otros aspectos de la agricultura, que amenazan la soberanía alimentaria. «Estamos tratando de recuperar y revivir los sistemas de conocimiento indígenas sobre semillas, tierra y agricultura», señaló Davies, que trabaja en soberanía alimentaria en África a través de la Alianza de Zambia para la Agroecología y la Biodiversidad.
«Si queremos lograr la soberanía alimentaria, debemos recuperar la diversidad a través del conocimiento de las personas».
Las mujeres están mostrando el camino
El Colectivo de Mujeres del estado de Tamil Nadu, en el sur de la India, ha logrado crear un movimiento en torno a la recuperación de semillas y sistemas alimentarios tradicionales, en parte organizando a las mujeres rurales para promover la agricultura colectiva mediante métodos naturales.
«Comenzamos en 1994 centrándonos en la violencia contra las mujeres en las zonas rurales», sostuvo Sheelu, presidenta del colectivo.
«Pronto nos dimos cuenta de que la mayoría de nuestros miembros eran trabajadors agrícolas y que la causa de la violencia estaba relacionada de una forma u otra con la comida», añadió.
Luego, el grupo centró su atención en los agricultores, especialmente en las mujeres. «Hemos podido llegar a más de 35.000 agricultoras, de las cuales solo el 10 % posee tierras», dijo Sheelu.
«A lo largo de los años, las hemos educado sobre la agricultura natural y la diversificación de cultivos, lo que nos ha permitido revivir las semillas tradicionales, los sistemas agrícolas tradicionales y las prácticas alimentarias sostenibles», detalló.
Utilizando el Colectivo de Mujeres como ejemplo, la ambientalista Kothari describe posibles soluciones para la seguridad alimentaria conectando la cultura, las semillas, los sistemas políticos y la economía.
«Los sistemas educativos también desempeñan un papel importante a la hora de conectar estos aspectos de los sistemas alimentarios mediante la introducción del conocimiento histórico a la nueva generación», añadió Sheelu.
T: MLM / ED: EG
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Fuente:
Tanka Dhakal, El conocimiento local y el liderazgo de las mujeres son clave para la justicia alimentaria, 18 febrero 2024, Inter Press Service.
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