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Determinaciones de laboratorios de Francia y del Reino Unido detectan contaminación radiactiva en peces del lago Embalse.
Por Cristian Basualdo y Silvana Buján ¦ Infografías Natalia Mansilla
Con el objetivo de investigar el impacto de las descargas radiactivas de la Central Nuclear Embalse en la fauna ictícola de la cuenca del río Ctalamochita, enviamos una muestra de pescado del lago Embalse al laboratorio de la CRIIRAD.[1] La especie representativa seleccionada fue la tararira (hoplias malabaricus), que ocupa el sitio más alto de la cadena alimenticia del ecosistema lacustre, por ser el predador principal de las otras especies.
En el lenguaje de la industria nuclear, los pescados se denominan “muestras integradas”, son aquellas donde se puede observar un incremento en la concentración de un radionucleido por la operación continuada de una instalación nuclear. La Central Nuclear Embalse descarga rutinariamente cantidades considerables de tritio, el isótopo radiactivo del hidrógeno, en sus efluentes líquidos y gaseosos. Por lo que era importante determinar el tritio ligado biológicamente en la muestra de pescado.
Los resultados
El análisis de la CRIIRAD no reveló contaminación detectable por radionucleidos artificiales emisores gamma (cesio-137, cobalto-60, entre otros).
Para la determinación del tritio ligado biológicamente y del carbono-14, la CRIIRAD envió la muestra de pescado al laboratorio especializado RCD Lockinge, con sede en el Reino Unido. Los resultados fueron:
La actividad de tritio ligado orgánicamente fue de 154 bequerelios por litro (Bq/L) de agua de combustión, un valor más de 70 veces superior al nivel natural típico, que suele ser inferior a 2 Bq/L de agua de combustión (Referencia: Institut de radioprotection et de sûreté nucléaire, IRSN). Esto representa 89,6 Bq/kg seco.[2]
La actividad de carbono-14 fue de 323 Bq de carbono-14 por kilogramo de carbono estable, es decir, un valor casi un 50% superior al nivel natural actual, que suele ser de unos 200 a 220 Bq/kg de carbono estable (Referencia: IRSN).
El lector encontrará el informe haciendo clic aquí. Estos resultados prueban que la contaminación nuclear impacta fuertemente en los peces del lago Embalse.
Agua radiactiva
La Central Nuclear Embalse es un modelo CANDU 6, que utiliza agua pesada como refrigerante y moderador. La abundante producción de tritio en este tipo de reactores se debe a que el núcleo de deuterio del agua pesada solo necesita capturar un neutrón para convertirse en tritio. Debido a las inevitables pérdidas en los sistemas de la central, el agua pesada tritiada se abre paso al exterior. En la documentación de Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera las centrales nucleares argentinas, consta que durante 2022 la Central Nuclear Embalse consumió 3,09 toneladas de agua pesada “para reponer las pérdidas”.[3]
La forma ambiental predominante del tritio se produce cuando sustituye a uno de los átomos de hidrógeno del agua (H20), formando agua tritiada (HTO), que es, por supuesto, radiactiva, y tiene las mismas propiedades que el agua común, es incolora e inodora, y se comporta de la misma manera en el ambiente. El tritio puede llegar a las personas por diversas vías, por ejemplo, en la localidad de Embalse el agua tritiada sale de las canillas.
Las células son en su mayoría agua, por eso, el agua tritiada, una vez ingerida, impregna el cuerpo humano, lo mismo ocurre con las plantas y los animales. “El tritio es único en esto: hace que el agua, la materia de la vida, la mayor parte de la masa de los seres vivos, sea radiactiva. Y, por lo tanto, hace que los alimentos sean radiactivos”, expresó el científico Arjun Makhijani, en el libro Exploring Tritium Dangers: Health and Ecosystem Risks of Internally Incorporated Radionuclides (Explorando los peligros del tritio: riesgos para la salud y los ecosistemas de los radionucleidos incorporados internamente), de reciente publicación. Gran parte del daño que causa el tritio procede del exceso de especies reactivas del oxígeno que crea en las células al ionizar el agua.
Nucleoeléctrica efectúa monitoreos radiológicos que incluyen el tritio en las aguas ambientales. La Autoridad Regulatoria Nuclear hace lo propio. Comparando los registros oficiales con la información de otros países, llegamos a la conclusión que el río Ctalamochita presenta las concentraciones de tritio más altas del mundo.
La empresa estatal reconoce que “la incorporación de niveles significativos de tritio en el organismo por contaminación es un problema grave”. La controversia se plantea en torno a la interpretación de la expresión “niveles significativos”. Los números nos ayudarán a entender mejor la problemática, Nucleoeléctrica utiliza 10.000 Bq/L como un nivel de investigación para el tritio en el agua para consumo humano. Por su parte, el Foro Ambiental Córdoba presentó a la Comisión Nacional de Alimentos una solicitud para que actualice a 100 Bq/L la normativa sobre el tritio en el Código Alimentario Argentino. “Debería existir normativa que sea más restrictiva y que de alguna manera implique que la propia Nucleoeléctrica tenga que ser mucho más autoexigente con respecto a las emisiones”, dijo Federico Kopta, presidente del Foro Ambiental Córdoba.
La importancia de revisar a la baja el límite de tritio en el agua se manifestó con toda contundencia a fines de 2013, durante el proyecto extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, cuando Nucleoeléctrica limpió un tanque de resinas gastadas para reutilizarlo, y arrojó los residuos de la limpieza al lago, produciendo los picos históricos de concentración de tritio en aguas ambientales. En dicha oportunidad, la Autoridad Regulatoria Nuclear midió 299 Bq/L en el río Carcarañá, en un punto ubicado a unos 314 kilómetros aguas abajo del reactor de Embalse. De haber existido un límite más estricto, la empresa estatal se habría visto obligada a construir un tanque nuevo en lugar de reciclar uno usado.
Si alguna vez Nucleoeléctrica instala una planta de destritiado en la Central Nuclear Embalse, quedará en evidencia que los habitantes de la cuenca del río Ctalamochita estuvieron innecesariamente expuestos a elevadas concentraciones de tritio. Por ahora, la empresa estatal se limitó a anunciar el inicio de “un estudio de factibilidad de una planta de separación de tritio del agua pesada”, el proyecto se enfoca fundamentalmente “en la reducción de dosis ocupacionales y ambientales ligadas a la gestión de tritio generado como parte del proceso operativo de la central”.[4]
El tritio asociado a la materia orgánica
Una fracción del tritio absorbido por los seres humanos, los animales o las plantas, puede incorporarse en compuestos orgánicos como los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el colágeno: esto se conoce como tritio ligado orgánicamente (OBT, por sus siglas en inglés). El tritio ligado orgánicamente no abandona fácilmente un cuerpo, tiene tiempos de retención más largos que el agua tritiada.
Para esta nota, consultamos a Nucleoeléctrica por el tritio ligado orgánicamente en las muestras ambientales que recoge, la empresa estatal contestó que no lo determina “porque la Autoridad Regulatoria Nuclear no se lo exige”. Le pedimos explicación a la Autoridad Regulatoria Nuclear, nos contestó que “no es necesaria su determinación”. Un criterio que va a contramano de la mayoría de los organismos reguladores nucleares del mundo, que miden el tritio ligado orgánicamente, tal es el caso de Estados Unidos, Canadá, Francia, India, entre otros.
La empresa estatal sostiene en su documentación que “se han realizado diversos análisis para saber los límites de concentración de radionucleídos de origen antropogénicos que deben contener los alimentos para ser considerados aptos para su consumo”. Y adjunta un cuadro de la Guía Regulatoria AR 1, Revisión 2, con los niveles guía para considerar a un alimento óptimo para consumo, para el tritio ligado biológicamente el nivel guía es 10.000 Bq/Kg. Sin embargo, estos niveles guía se aplican a “la protección radiológica del público en el caso de comercio internacional luego de un accidente o acto malicioso”. Se asume que durante un año post accidente será difícil reemplazar los alimentos provenientes de regiones contaminadas con alimentos de regiones no contaminadas. Los niveles guías no están pensados para un consumo de por vida, como es el caso de los pescados del lago Embalse.
Se sabe poco de la protección contra el tritio
Abel González es asesor principal del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear e integrante del Grupo de Trabajo conformado por el Organismo Internacional de Energía Atómica para descargar al mar el agua de Fukushima. En una conferencia dictada el año pasado, dijo: “Todo este tema del tritio ha entrado en la prensa, nos van a hacer preguntas de todos lados. Una cosa que seguramente va a disparar esto es conocer un poco más de la protección contra el tritio, de la cual sabemos bastante poco”.
Actualmente, las dosis de radiación se calculan utilizando modelos anatómicos para el tritio en forma de agua tritiada, que representan su distribución en los órganos y tejidos del cuerpo según su contenido de agua. Pero hay menos información disponible sobre modelos adecuados para el comportamiento del tritio ligado orgánicamente.
El sistema de protección radiológica actual utiliza un método simplificador, que consiste en tomar una magnitud física real, tal como la actividad radiactiva, cuya unidad es el bequerelio (Bq), y multiplicarla por coeficientes para convertirla en la denominada “dosis efectiva”, que no es una magnitud física, su unidad es el sievert (Sv). Una “dosis efectiva” expresada en sieverts es una conjetura que intenta expresar el riesgo de aparición de efectos asociados a la exposición a la radiación.
Las personas cuya forma de vida consiste en exponerse a la radiactividad y en exponer a otros, suelen no aceptar que haya en ello riesgo alguno. La “dosis efectiva” se torna en prodigio numérico, se convierte en una nueva realidad, se cita y se emplea para no hacer nada. Por ejemplo, Nucleoeléctrica sostiene que en Embalse la dosis efectiva a la persona representativa del público es, “desde siempre, de muy pequeña magnitud”.[5]
Carbono-14, un radionucleido de larga vida
El carbono-14 es un isótopo radiactivo del carbono que, de manera similar al tritio, se incorpora a moléculas orgánicas en plantas y animales. La ingestión es la vía significativa de ingreso del carbono-14 al cuerpo humano. Su metabolización no cambia si es radiactivo o estable.
Tanto el tritio como el carbono-14 son emisores beta, una diferencia importante es su período de semidesintegración, que es el lapso necesario para que se desintegren la mitad de los núcleos de una muestra de una sustancia radiactiva: mientras que el del tritio es de 12,3 años, el del carbono-14 es de 5.730 años. El carbono-14 ingresa en el ciclo del carbono y conduce a una irradiación a largo plazo.
El carbono-14 se encuentra entre los efluentes gaseosos de la Central Nuclear Embalse, junto con el xenón-133, el xenón-135, el iodo-131, y el argón-41.[6]
Conocer para proteger
Esta investigación pretende echar luz sobre la contaminación nuclear en la cuenca del río Ctalamochita en particular, y alertar sobre una problemática que puede replicarse en el parque nuclear de Zárate-Lima, a orillas del Paraná, cuyas aguas, llegando al Río de la Plata, sirven de fuente de agua a la ciudad más grande de Argentina.
La Central Nuclear Embalse debe reducir sus emisiones de tritio al ambiente. Las autoridades deben medir el tritio ligado biológicamente en las muestras ambientales, realizar estudios adicionales, y desarrollar políticas que monitoreen de modo responsable y regular los ambientes acuáticos de la principal reserva de agua dulce de la provincia de Córdoba. Entendemos que es un rol ineludible del Estado la protección de la salud de la población, pero quien no mide, no conoce. Y quienes no conocemos, no podemos protegernos.
Nota completa y referencias en: https://antinuclearmara.blogspot.com/2023/12/contaminacion-radiactiva-en-peces-del.html
Contenido
- Guía para médicos que atienden fumigados. Medardo Ávila Vázquez
Actualmente más de 600 millones de litros (litros equivalentes kilos) se aplican en el país, con 14 millones de personas habitando pequeños pueblos y ciudades donde la producción agraria es industrial. La carga de exposición potencial a agrotóxicos para todas las personas que habitan nuestro país es de 14 litros por persona por año, pero en los pueblos fumigados es mucho mayor. Aquellas poblaciones, periódicamente, son expuestas en forma intensa, abrumadora, inevitable e instantánea a enormes cantidades de agrotóxicos. Recordemos que según la ciencia agronómica menos del 15% de la sustancia aplicada llega a la planta y el resto se esparce (deriva) en el ambiente que habitamos. Por ello profesionales de la salud, ha publicado la "Guía de Cuidados Médicos Inmediatos a Personas Fumigadas"
- Reservas y áreas protegidas. Daniel Paz Barreto
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Silvana Buján es Argentina, licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y periodista científico y ambiental, ejerciendo desde hace más de dos décadas de manera ininterrumpida a través de radios y medios gráficos del país y del exterior.
Es activista ecologista y participa, dirige o coordina organizaciones no gubernamentales y redes temáticas. Es conferencista y consultora en temas de ambiente y desarrollo. Ha obtenido tres veces el 1º Premio a la Divulgación Científica de la Universidad de Buenos Aires (2009, 2012, 2014) y el 2º Premio en 2010; el 1º Premio Latinoamericano y del Caribe del Agua CATHALAC-UNESCO 2009; Ocho Premios Martín Fierro por sus trabajos en radio y 21 nominaciones. Ha sido Premio Nacional de Periodismo en el año 2007, 1º Premio del Congreso Tabaco o Salud 2010, 1º Premio de Periodismo en Salud de la Asociación Médica Argentina 2010 Distinción honorífica Colegio de Ingenieros DII por su labor en difusión ambiental, 2013.
Lleva adelante desde 1998 ECOS ciclo de periodismo científico abocado al ambiente y las culturas. Y CALIDAD EN VIDA, de periodismo médico, cultura y salud. Dirige BIOS, ONG miembro de la Red Nacional de Acción Ecologista y la Coalición Ciudadana Antiincineración. Es miembro del Comité Consultivo de GAIA internacional. Es miembro de la Red Argentina de Periodismo Científico. Vive en Mar del Plata.
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