sábado, 4 de noviembre de 2023

Cómo es vivir a orillas del canal Maestro Sur: entre la contaminación y las alimañas

Los vecinos de barrio Comercial y los aledaños de la zona sur cuentan cómo es convivir con los malos olores, moscas, mosquitos y ratas. Temen enfermarse y piden una solución definitiva. Las propuestas para sanearlo. Otra es la realidad del canal Maestro Norte.

Por Benita Cuellar

El olor nauseabundo inunda el aire apenas se llega al canal Maestro Sur. Al caminar sobre el largo trayecto de la calle Virgen de Fátima, de barrio Comercial, en la zona sur de la ciudad de Córdoba, “el tufo” penetra en las fosas nasales y se queda por un largo tiempo. Vivirlo es asomarse a la realidad en la que están inmersos los habitantes de ese barrio.

Los desechos en descomposición abrazan esa aguada de color verde, fruto de las algas. Desde las orillas se pueden ver ratones chapucear en la inmundicia, desechos de todo tipo afloran como testigos de la contaminación y el hedor se traslada a varias cuadras.

Vivimos encerrados. No se puede respirar”, repiten a coro quienes cruzan el canal. El olor apura sus pasos, al igual que la lluvia. “Y en estos días es peor. Lo que corre por las calles son los líquidos cloacales. La mitad del barrio tiene cloacas y la otra no. Hay vecinos que no llegan a desagotar los pozos y tiran a la calle”, relata María Carranza (50), presidenta del Centro Vecinal del barrio, quien vive al frente del canal.

Los charcos oscuros bajan por las calles como un torrente y terminan en esa misma aguada inmunda. Chicos y grandes no sólo de barrio Comercial, sino también de Mirizzi, Alejandro Carbó, Santa Rosa, Villa Angelelli, entre otros, se acostumbraron a convivir con el mal olor, las moscas, los mosquitos, los ratones y toda clase de alimañas. El olor los despierta por las noches, los asfixia y les “quema las fosas nasales”.

Sobre uno de los puentes, un matrimonio saca la cabeza desde el auto y hace señas para hablar. “Hace 50 años que nacimos acá. Es horrible vivir así. Hay muchas infecciones y bichos. Durante la noche, es peor, la casa se impregna, por eso cerramos todo”, cuentan Claudia y Daniel.

Elías, un chico de 15 años, que vive a unas cuadras del canal, dice que el olor se traslada con el viento y ya se acostumbró. “Hay días que es muy fuerte. Por ahora, no me afectó en la salud. La mayoría de las veces tenemos las puertas cerradas, no sólo por el olor, sino por las ratas”, relata.

Del canal, las ratas y las víboras cruzan las calles y se internan en las viviendas vecinas al canal: “Las ratas están por todos lados. Prendés el televisor y salen”, afirma Marisa Robledo. Lo mismo dice Ariel Cortez, quien tiene un negocio de pollos a la parrilla en una de las esquinas que dan al canal.

Durante el verano, la situación es peor, relata el comerciante, porque el olor es más fuerte y muchas veces los clientes no entran a su negocio. Y cuando el canal desborda, las aguas inundan su casa y tiene que desinfectar por días.

En la esquina del frente, Daira Medina, quien trabaja en una panadería, señala que en el verano el olor es insoportable. Si bien lo limpian cada tanto, “la gente tira basura y los camiones desagotadores vacían todo al canal”.

Temen por las enfermedades

Las orillas del canal están cubiertas de árboles y de pasto, una plaza con juegos sobresale al lado del centro de salud y también hay postas aeróbicas, pero los vecinos no pueden usarlas porque no sólo se enfrentan a los olores, sino a los mosquitos y al miedo de que las pelotas o los chicos caigan al agua y terminen con laceraciones. “Es un peligro porque si se les cae, tienen que sacarla con la mano y se pueden lastimar”, dice Carranza, quien tiene ocho hijos y además un comedor que alimenta a 200 personas.

Ella y quienes colaboran en el comedor temen que los chicos sufran infecciones, alergias y ronchas por el foco infeccioso en que se transformó el canal. Además, relata que sufren de dengue y que el verano pasado hubo 43 casos en una semana. “Está contaminado y es un depósito de líquidos cloacales que también viene de Villa El Libertador, y la única forma que corra es cuando llueve, sino queda estancado”, remarca la mujer.

Federico Kopta, biólogo del Foro Ambiental Córdoba, explica que la problemática ambiental del lugar es por la contaminación de origen fecal de los asentamientos que están al lado del canal, por el vertido de basura y efluentes.

De acuerdo con un informe del Foro, entregado al municipio de Córdoba en tres ocasiones, la presencia y la circulación de líquidos cloacales crudos a cielo abierto puede traer consecuencias de diferente tipo y gravedad, tanto para las personas que residen en las inmediaciones como para transeúntes frecuentes u ocasionales, como bacterias Escherichia coli, que producen diarreas, transmisión de diversos virus y otras bacterias que afectan la salud humana, como también la de animales domésticos y silvestres.

La ruta primaria de exposición a los múltiples organismos presentes en aguas negras es el contacto mano-boca o la “ruta fecal-oral”, que puede ocurrir con la ingesta de alimentos o agua (contaminadas por salpicadura, manipulación, por agentes vectores, como las moscas), al fumar, o al tocarse el rostro con las manos o guantes contaminados.

También el tránsito vehicular genera aerosoles y salpicaduras que llegan directamente a las personas, animales, ropas, entre otros, y se transportan por acción del viento hasta una distancia considerable. Si bien la absorción de estos microorganismos a través de la piel es poco probable, se da cuando existe un daño previo.

Piden entubarlo

Los centros vecinales de los barrios aledaños al canal ruegan por una solución definitiva. Si bien explican que la Municipalidad lo limpia, afirman que no es suficiente y quieren que lo entuben. “Está muy sucio y es permanente. Y los vecinos no aprendieron que no tienen que tirar la basura ahí. Siempre pedimos que se limpie”, cuenta Carranza.

Además, Rosa Ponce, presidenta del Centro Vecinal de barrio Alejandro Carbó, expresa que la contaminación comenzó cuando dejó de usarse como canal de riego de quintas y la zona se urbanizó. “De canal de riego pasó a ser canal de líquidos cloacales. En tiempos de sequía, se mantiene más limpio. Desde hace 10 años pedimos que se entube”, dice Ponce. Ambas mujeres agregan que ahora también sufren graves problemas de inseguridad.

Autoridades remarcan la mala actitud de vecinos

Por su parte, Cristian Roldán, director de Higiene Urbana del municipio, manifiesta que el entubado podría ser una solución, pero no está en la jurisdicción municipal porque los desagües pertenecen a Obras Viales de la Provincia. “Nosotros tomamos los reclamos de los vecinos, evitamos las descargas clandestinas, multamos a quienes arrojan residuos a los canales, mantenemos el pasto cortado, lo mantenemos en condiciones”, destaca el funcionario.

Además, explica que las personas no sólo arrojan residuos y escombros al canal, sino vierten aguas de lavarropas, por ejemplo, para no saturar las cámaras o el pozo. “Hay una falta de educación porque esas aguas van al canal. Recibimos denuncias de este tipo y se los multa”, destaca.

A su vez, recalca que hay sectores que están limpios y la gente toma mates a las orillas. “Lo cuidan y lo mantienen. Nosotros sólo les cortamos el pasto”, revela. Y hay otros tramos muy difíciles para hacer la limpieza, como entre Santa Ana y El Tropezón, y hay otros impenetrables porque los vecinos se asientan hasta el borde del canal y no permiten el paso de la máquina. “Incluso se hizo un trabajo en conjunto con la Provincia”, remarca.

Y agrega: “En la zona sur hay un equipo abocado de forma permanente. Entre 15 y 20 días estamos encima del canal maestro en diferentes tramos”.

La historia del canal

Los vecinos más grandes añoran las épocas en que se podían bañar en el canal y donde las familias se sentaban a tomar mate, los chicos jugaban en sus aguas claras y pescaban. “Nos criamos en el barrio, antes la gente se bañaba en el canal y se usaba el agua para cocinar, lavar y tomarla porque no había conexiones”, relata Carranza.

Los canales maestros Norte y Sur nacen en el dique Mal Paso, un embalse construido entre 1884 y 1886 en Dumesnil. El canal Maestro Norte atraviesa la ruta y las vías del Tren de las Sierras, luego sigue hacia Colonia Tirolesa, y cruza Villa Rivera Indarte, Argüello y Los Bulevares, y sigue hasta Campo Metayer.

Y el canal Maestro Sur atraviesa Villa Warcalde y divide a los countries Las Delicias de Lomas de Los Carolinos, sigue por el Tropezón, Los Filtros y Manantiales, luego el Parque de la Vida, Villa El Libertador, Comercial, Mirizzi, entre otros barrios, y termina en los campos pasando Villa Angelelli.

Fueron construidos para riego de zonas rurales y quintas que hoy ya están urbanizadas. Y la potestad de los canales es de Recursos Hídricos de la Provincia.

Propuestas para mejorarlos

El canal Maestro Sur dejó de usarse para riego hace más de 30 años. Y hoy es un lecho de contaminación. Una tesis de estudiantes de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en 2015, buscaba ponerlo en valor y convertirlo en uno de los mejores lugares de Córdoba. El estudio se focalizó en el tramo comprendido entre el Parque de la Vida y El Tropezón.

Elvira Fernández, exdecana de la Facultad de Arquitectura de la UNC y extitular del Instituto de Planificación Municipal (Iplam), explica que en 2018 presentaron un proyecto para las dos márgenes del canal Maestro Sur, a la altura del Villa El Libertador, con bicisendas y espacios verdes, pero en ese momento lo prioritario era solucionar las cloacas.

Cuando se invierten en los espacios públicos y los lugares están en buen estado, las personas cuidan para que no se arruine. Ahora me parece oportuno que se revea el proyecto. Sería muy lindo para esa barriada”, manifiesta Fernández.

La zona norte, con otra realidad

El canal Maestro Norte luce con sus aguas limpias y con poca basura a las orillas. La realidad es muy distinta a la del canal Sur, se nota mientras se recorre el tramo de barrio Los Boulevares hacia Villa Rivera Indarte. Actualmente, una parte del canal funciona como riego para las quintas de la zona.

Diego González, presidente del centro vecinal de Los Boulevares, quien vive a dos cuadras del canal, cuenta que no tienen contaminación. El municipio lo mantiene limpio, recoge la basura y corta los yuyos.

Aunque afirma que la dificultad que tienen es que quedó chico para los desagües de los barrios y se desborda por las lluvias. “Algunas empresas edificaron arriba del canal y no da abasto. Desde el boulevard Los Alemanes hacia Los Calabreses, se hizo como un entubado. Está tapado. Lo achicaron”, narra González.

En tanto, Gabriela Hillal, vecina de Villa Rivera Indarte, quien vive cerca del canal, relata que desde hace unos años el canal “está mejor”. Los vecinos juntan basura en la zona, “y a partir de que se hizo un puente, los residuos no quedan en el lugar ni hay yuyos. Igual la gente sigue tirando basura”, dice. Y afirma que hay zonas donde el canal está usurpado.


Fuente:

Benita Cuellar, Cómo es vivir a orillas del canal Maestro Sur: entre la contaminación y las alimañas, 4 noviembre 2023, La Voz del Interior.

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