Más de diez ciudades se movilizan en rechazo a la explotación petrolera en el Mar Argentino. Ante la llegada del buque sísmico de la empresa noruega Equinor, denuncian el accionar de los gobiernos y la complicidad del Poder Judicial. Afirman que la profundización del modelo extractivo es para obtener dólares para el FMI. Acciones locales contra la crisis climática global.
Por Asambleas Mar Libre de Petroleras de Mar del Plata y Necochea/Quequén
La autodeterminación de los pueblos, la posibilidad de decidir cómo producir la energía y para quién, el diálogo para una verdadera transición energética, el cuidado del ambiente y de la vida. Son algunos de los elementos que llaman a salir a la calle y cuestionar el avance de la frontera petrolera sobre el Mar Argentino. Este 4 de octubre las poblaciones costeras se vuelven a dar cita en el Atlanticazo, para denunciar la llegada de un buque sísmico y rechazar el extractivismo. Habrá movilizaciones en más de doce ciudades.
Un buque sísmico en el Mar Argentino
El buque BGP Prospector, de la empresa noruega Equinor, partió el 15 de septiembre del puerto de Tema (África) rumbo a Montevideo (Uruguay), para hacer puerto y seguir su rumbo al Mar Argentino. Se encendió la señal de alarma en el trackeador satelital de barcos que usamos los y las activistas de este lado del Océano Atlántico.
Ese día empezó a hacerse realidad el proyecto más temido por las comunidades costeras de Argentina: la ampliación de la frontera hidrocarburífera, un avance sobre el lecho marino, con un enorme proyecto de extracción offshore que abarca desde la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego.
El BGP Prospector es un buque de exploración sísmica, una técnica muy nociva para la fauna marina. Consiste en disparar bombas de aire comprimido para producir imágenes de las rocas bajo la superficie de la tierra. Las ondas sonoras se reflejan en las diferentes capas de roca del subsuelo. Se disparan cada seis segundos y sonarán de octubre a diciembre de 2023.
El desprecio que tienen por el ambiente es notorio. Para muestra: en el sitio web de la empresa Equinor se argumenta la forma insólita de cómo pretenden cuidar al “Monumento Natural Ballena Franca Austral”, entre otros animales: “Durante nuestras operaciones sísmicas en la costa de Argentina contaremos con observadores de mamíferos a bordo del buque sísmico para vigilar y registrar las especies marinas, como las ballenas y los delfines. Su tarea consiste en asegurarse de que los animales sensibles a los sonidos de baja frecuencia no se encuentren cerca antes de poner en marcha la fuente de sonido. Una vez que la fuente de sonido se pone en marcha, la emisión acústica aumenta lentamente para dar tiempo a que los animales se alejen. Si se observan animales en las cercanías durante la adquisición sísmica, se detendrá la emisión de sonido hasta que estén fuera de la zona de exclusión definida por las autoridades argentinas”.
Dichas medidas no sólo son predeciblemente ineficientes sino que demuestran el poco interés real en preservar el frágil ecosistema marino. ¿La tecnología del llamado primer mundo no tiene más herramientas que un hombre con unos binoculares en la proa?
Política de Estado y responsables
En 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner, se planteó la posibilidad de extender el límite externo de la plataforma continental argentina. En 2017, en el gobierno de Mauricio Macri —mediante la Cancillería— publicitó la vigencia de “la seguridad jurídica para el otorgamiento de concesiones que tengan como finalidad la exploración y explotación de gas y petróleo, u otros minerales”.
En mayo de 2019, a través del Concurso Público Internacional Nº1, la Secretaría de Energía otorgó 18 áreas marítimas a las corporaciones petroleras para la exploración y explotación de petróleo y gas. A su vez, asignó de manera directa el bloque denominado “CAN 100” (ubicado a 300 kilómetros de la costa bonaerense), a la empresa YPF, quien en 2020 compartió la titularidad con las multinacionales Equinor y Shell (también avanzarán sobre los bloques CAN 108 y 114).
Las grandes petroleras —como Equinor, YPF, Shell, Total, BP, Exxon— son parte del entramado corporativo al que se le entregó el mar. El Estado Nacional, con el aval de los estados provinciales y del Poder Judicial, impulsa el extractivismo con políticas que favorecen la entrega y el despojo.
Dentro de los responsables también figuran los Jueces de la Cámara Federal de Mar del Plata Alejandro Tazza, Bernardo Bibel y Eduardo Jiménez, quienes desoyeron los pedidos de asociaciones ambientalistas y de vecinos y vecinas preocupados por los peligros de la actividad petrolera. También tuvieron un rol protagónico los empresarios lobbistas nucleados en el “Clúster de Energía de Mar del Plata” y los dirigentes de la CGT local, que militan fervorosamente la causa de las offshore.
Asambleas, comunidades costeras y Atlanticazo
Argentina cuenta con una larga tradición de lucha frente a megaproyectos extractivistas. Ejemplo de esto es la larga y sostenida movilización del pueblo de Chubut en contra de la megaminería y en defensa del agua y de la vida, reunidos en la asamblea “No a la mina Esquel”. Desde hace 20 años protagonizan, junto a toda la comunidad, referencias de activismo: desde la votación de 2003 contra la megaminería hasta la pueblada de diciembre de 2021, conocida como “el Chubutazo”.
El pueblo de San Juan, mediante la Asamblea Jáchal no se Toca, también es una referencia: exige justicia por el derrame de cianuro perpetrado por la Barrick Gold en la mina Veladero. Y está presente la gran resistencia de Andalgalá, con sus caminatas por la vida desde 2010, muchas veces enfrentando represión, criminalización y judicialización.
Las comunidades costeras bonaerenses cuentan con la referencia de lucha y resistencia de Ingeniero White y Bahía Blanca, territorios que son verdaderas zonas de sacrificio entregadas a las corporaciones petroleras y petroquímicas, donde a los pobladores se les ha quitado hasta el acceso al mar.
La novedad que se propone desde el poder es cambiar la matriz productiva de Buenos Aires: pasar a ser productora de hidrocarburos.
En junio de 2021, ante la noticia de que se llevaría a cabo la audiencia pública nacional para el proyecto “Campaña de adquisición sísmica offshore Cuenca Argentina Norte ( Áreas CAN 108, 100 y 114), las asambleas bonaerenses comenzaron a reunirse para articular acciones. El consenso fue (y es): rechazo al proyecto petrolero por múltiples aspectos. Por el impacto ambiental, por el amor al mar, por la pertenencia a este ecosistema, por la conciencia de que se deben abandonar las falsas soluciones y emprender un camino de transición energética real.
Para el 30 de diciembre de 2021, cuando el Gobierno anunció en el Boletín Oficial la aprobación del proyecto petrolero, la comunidad estaba lista para protestar en forma contundente: el 4 de enero de 2022 se dieron las marchas y movilizaciones ambientales más grandes que hayan visto Mar del Plata y ciudades costeras vecinas. A partir de ahí, las “Asambleas por un mar libre de petroleras” se fueron multiplicando en distintas ciudades, todas organizadas dentro de la Red de Comunidades Costeras, que hoy agrupa desde Santa Teresita hasta Ushuaia.
Lucha mundial y Atlanticazo de acciones locales
El pedido por un Mar Libre de petroleras —que fue bautizado Atlanticazo en honor a la lucha previa que unos días antes había dado el pueblo de Chubut y llamada Chubutazo— trascendió las fronteras y se convirtió en un pedido mundial: se transformó en el Oceanazo, donde en más de 19 países se salió a exigir el abandono de los combustibles fósiles y clamar por la no ampliación de nuevas fronteras extractivas. Así, se replicaron acciones en Uruguay, Perú, Bolivia, Colombia, Sudáfrica, Nigeria, Egipto, España, Portugal, Serbia, Ucrania, Países bajos, Alemania, Noruega, Dinamarca, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros países.
En la actualidad, movimientos de desobediencia civil como “Just Stop Oil” se encuentran con acciones en ciudades de Inglaterra para frenar las explotaciones petroleras. En el mismo sentido, en nuestro continente se expanden experiencias territoriales como la Campaña Ni Un Pozo Más (Brasil), el Observatorio de Ecología Política (Venezuela), YASunidos (Ecuador) y la resistencia permanente de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Como un eslabón más de esas acciones, este 4 de octubre se volverá a escuchar el Atlanticazo en Argentina. Habrá movilizaciones en San Antonio Oeste, Posadas, Necochea, Mendoza, La Plata, Río Grande, Mar del Plata, Ciudad de Buenos Aires, Paraná, Ushuaia, Bahía Blanca y Puerto Madryn. La ciudadanía levantará su voz contra la sordera de quienes detentan el poder e insisten en entregar los bienes comunes de las comunidades para pagar deudas fraudulentas.
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