Cinturón de Fuego del Pacífico. Fuente: Servicio Geológico de Estados Unidos. |
Cerca del 90% de los terremotos ocurren en el Cinturón de Fuego del Pacífico, un área de unos 40.000 km que abarca la costa oeste de América y Japón. Es donde se registra la mayor actividad volcánica del planeta.
Por Juan Vernieri
En el Cinturón o Anillo de Fuego se encuentran varias losas macizas de la corteza terrestre que están en movimiento continuo y cuando se encuentran con las placas continentales, chocan y una se mete debajo de otra, en un proceso que en Geología se denomina “subducción”, se pueden producir erupciones volcánicas y terremotos.
Japón se encuentra enteramente dentro del Cinturón, como puede verse en el mapa. Pero parece que las autoridades japonesas no han terminado de darse cuenta. Los reactores nucleares construidos en zonas de riesgo sísmico son verdaderas bombas de tiempo.
Otros países igualmente inconscientes: Irán, Turquía, Armenia y Estados Unidos también poseen centrales en esta situación, revelando la negligencia general en materia de seguridad que impera en la actividad nuclear y que ha saltado a primer plano desde el desastre de Fukushima.
A mediados de la década inicial de este siglo, hubo averías derivadas de terremotos en varias plantas de Japón. La región de Tokai, al sur de Tokio, es donde la presunción es mayor. Justo allí, sobre la confluencia de tres placas tectónicas, se encuentra la planta Hamaoka, con cinco reactores. Es una de las peores zonas sísmicas del planeta y los sismólogos anunciaban un sismo por lo menos de nivel 8 en los próximos 30 años.
La población está tan compenetrada del riesgo, que al anunciado terremoto le han puesto nombre: “el gran Tokai”. Ni las compañías de servicios públicos, ni los reguladores del sector nuclear, comprenden las posibles catástrofes que acechan bajo el terreno. Todo el archipiélago es sísmico, todas sus centrales están en riesgo.
En 2006, un tribunal ordenó la paralización de la Central Nuclear de Shika, cuando la población local presentó una querella por la preocupación de que la estructura de la central no fuera capaz de soportar terremotos de una magnitud razonablemente previsible en la zona, pero la Agencia de Seguridad nuclear e Industrial inconscientemente invalidó la decisión.
En Tokio se han producido marchas antinucleares con miles de jóvenes que exigen el cierre de la planta de Hamaoka.
El primer ministro nipón, Naoto Kan, exigió la suspensión de las operaciones de la central nuclear de Hamaoka “debido a la preocupación por la seguridad de la población”.
La operadora de la planta de Hamaoka, Chubu Electric Co., anunció en mayo de 2011 la suspensión total de las operaciones en la central conforme a las exigencias del gobierno. En ese mes finalmente fue desactivado el último, quinto reactor de Hamaoka. Anteriormente, fueron desconectados los otros cuatro reactores de la central.
El devastador terremoto de 11 de marzo de 2011 y ulterior tsunami provocaron una serie de averías en la central nuclear Fukushima-1 que originaron varias fugas de radiación, obligando a las autoridades a evacuar a la población en un radio de 20 kilómetros de la central e imponer una zona de exclusión.
Posteriormente, los elementos radiactivos, precisamente los isótopos de yodo y cesio, fueron detectados en aire, agua de mar y potable, así como alimentos en varias regiones de Japón.
También en mayo de 2011 aparecieron datos sobre aumento de concentración de elementos radiactivos en el líquido refrigerante del reactor de la central nuclear de Tsuruga en la prefectura de Fukui, lo que podía indicar posible fuga de radiación, tras lo cual el reactor fue desactivado.
¡ES INCONCEBIBLE QUE LOS RESPONSABLES JAPONESES HAYAN SIDO TAN INSENSATOS A LA HORA DE ESTABLECER CENTRALES NUCLEARES!
NO A LA COMPRA DE LOS REACTORES CHINOS NI NINGÚN OTRO.
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