Un reciente informe del profesor Steve Thomas de la Universidad de Greenwich, evalúa críticamente el entusiasmo actual por los reactores modulares pequeños en el Reino Unido. Se pregunta: Los Pequeños Reactores Nucleares (SMR) ¿Ayudarán en la lucha contra el cambio climático o harán sonar la sentencia de muerte de la fisión nuclear en el sector energético?
Por Juan Vernieri
En enero de este año, el gobierno del Reino Unido anunció que seis proveedores de SMR habían solicitado a la Oficina de Regulación Nuclear (ONR) la Evaluación de Diseño Genérico (GDA). Con el presentado anteriormente por el consorcio liderado por Rolls Royce totalizan siete diseños en evaluación.
Los que completen con éxito el proceso, que puede tomar 4 a 5 años, estarán entonces, en principio, listos para ser construidos en cualquier parte del país, sujeto al cumplimiento de los requisitos locales.
Los defensores de la energía nuclear suponen que diferencias en el gobierno están frenando la construcción de estos SMR. Están obstaculizando la financiación pública necesaria. En cambio, hay expertos que opinan que los problemas técnicos, económicos, de seguridad y ambientales, son tan grandes, que es poco probable que alguna vez se construyan.
Los SMR suelen estar pensados para comunidades aisladas e instalaciones de extracción de minerales o producción de hidrógeno, aunque para producir hidrógeno de manera eficiente, los reactores tendrían que proporcionar calor a 900 °C, una temperatura que aún no puede alcanzar ningún SMR. Se requerirían nuevos materiales exóticos y costosos.
Durante los últimos 40 años o más, un argumento clave que la industria nuclear ha tenido para no renunciar a la energía nuclear, fue que una nueva generación de diseños de reactores estaba a la vuelta de la esquina y resolvería los problemas que habían sufrido los diseños existentes. Pero los resultados fueron uniformemente malos, invariablemente retrasados y sobrepresupuestados, como los proyectos de Olkiluoto (Finlandia) y Flamanville (Francia), con períodos de construcción de 18 años y costos de tres a cuatro veces el esperado.
Los diseños avanzados no son nuevos. Algunos prototipos son de las décadas de 1950 y 1960. Hasta ahora solo fracasos.
Llevar el diseño de un reactor desde la concepción hasta la disponibilidad comercial es un proceso largo y costoso que lleva bastante más de una década y tal vez cueste mucho más de lo esperado. En ese proceso pueden aparecer obstáculos insospechados.
Los nuevos “salvadores” de la industria nuclear entonces serían los SMR.
Más simples, usarían seguridad pasiva y confiarían en el trabajo de fábrica en lugar de la ingeniería del sitio. Estas características los harían más seguros, más baratos y fáciles de construir. Que usarían combustible de manera más eficiente, reducirían la producción de desechos, serían económicamente competitivos y cumplirían con estrictos estándares de seguridad y resistencia a la proliferación.
Al ser más pequeños, se pueden producir en fábricas como módulos utilizando técnicas de línea de producción más baratas, en lugar de métodos de fabricación de componentes únicos, y entregados al sitio en un camión esencialmente como un “paquete”. Esto reduciría el trabajo en el sitio que se dice que es difícil de administrar y es una de las principales causas de los retrasos y los sobrecostos que sufren los grandes proyectos de reactores.
Sin embargo, el menor costo obtenido con los módulos producidos en fábrica no compensa las ventajas de escala perdidas. No sería suficiente que los SMR sean más económicos que los grandes reactores, deben serlo comparados con otras tecnologías bajas en carbono, como las eólica y solar.
El gobierno británico comenzó a apoyar el desarrollo de SMR en 2016, pero estos esfuerzos resultaron escasos. En 2020 asignó 18 millones de libras esterlinas al Rolls Royce y 10 millones de libras esterlinas a cada uno de dos diseños avanzados, un Westinghouse y un U-Battery.
Estos dos últimos diseños no están lo suficientemente desarrollados como para presentarlos para una evaluación y siguen siendo, una posibilidad a largo plazo. Dado que ninguno los siete diseños presentados para el proceso GDA ha recibido apoyo del gobierno btitánico, deben considerarse posibilidades remotas.
Actualmente el diseño de SMR avanzado es el Nu Scale de 77 MW de EE. UU. que ha estado en desarrollo durante 20 años, y ha sido revisado con éxito por la NRC. Sin embargo, tiene problemas aún no resueltos.
El profesor Thomas nada dice del argentino CAREM que superó la etapa de diseño y está en construcción desde hace 8 años; tampoco se expresa sobre las experiencias rusa y china.
En la lucha climática la supuesta ventaja competitiva de la energía nuclear es la relativamente baja emisión de carbono. Sin embargo, para cuando los SMR puedan desplegarse en cantidades significativas, después de 2035, será demasiado tarde para que contribuyan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La electricidad será el sector más fácil de descarbonizar y, si toda la economía debe alcanzar cero emisiones netas para 2050, entonces este sector tendrá que alcanzar ese punto mucho antes.
Los SMR son demasiado escasos y tardíos.
Dada la emergencia climática que enfrentamos ahora, seguramente es hora de darle finalmente la espalda a esta tecnología fallida.
(Steve Thomas es profesor emérito de política energética en la Universidad de Greenwich, Reino Unido. Ha investigado y escrito sobre cuestiones de política de energía nuclear durante 40 años.)
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