Luis Tuninetti, docente de la carrera de Ambiente, analizó la Cumbre Mundial por el Cambio Climático. Enumeró contradicciones, como la de estar auspiciada por la empresa que es la principal contaminante con plásticos y la falta de avances en lo que hace a metas y financiamiento para detener el caos.
Días atrás, líderes y negociadores climáticos mantuvieron reuniones en el marco de la Cumbre Mundial por el Cambio Climático. Se trata del evento anual en el que se abordan las políticas y medidas a tomar en referencia a este eje de discusión y que representa el problema más grave en el mediano y largo plazo para la humanidad.
Este año, la Cumbre o COP, por sus siglas en inglés, se desarrolló en la ciudad de Sharm El Sheij, Egipto y reunió a representantes de todo el planeta.
En este sentido, el docente e investigador de la Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Luis Tuninetti, realiza un recorrido por los principales puntos a tener en cuenta.
Concretamente, sobre la Cumbre Mundial de Cambio Climático, el docente plantea el contexto analizando que en el año 2015, en la COP21 que se desarrolló en Francia, los países elaboraron el informe que se denominó “Acuerdo de París”, un plan macro de revisión constante con muchos objetivos.
Dos de las propuestas planteadas fueron: establecer acciones para limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados y esforzarse para limitar este incremento a incluso más de tan solo el 1,5° C.
El otro punto central dentro del acuerdo celebrado en 2015 consistió en ofrecer financiación a los países en desarrollo para que puedan mitigar el cambio climático, fortaleciendo la resiliencia y mejorando su capacidad de adaptación a los impactos del problema.
Para alcanzar estas metas, entre otras cosas, se conformó un “Fondo Verde” en donde se comprometía a las potencias mundiales a aportar 100 mil millones de dólares anuales.
Cumbre de contradicciones
Sobre la edición 2022 de la COP en Egipto, Tuninetti afirma que “no tuvo precisamente un buen comienzo”.
“En primer lugar, enfrentó una feroz crítica por tener entre sus auspiciantes la marca ‘Coca Cola’, la cual se constituye como la principal empresa responsable de la contaminación plástica en todo el mundo, lo cual es absolutamente contradictorio. Más aún, si también se tiene en cuenta que compañías como Chevron, Exxon, Shell y Dow son las que le proveen a esta compañía de la resina de combustibles fósiles y los productos petroquímicos para fabricar sus envases. Y justamente el principal problema es que los gases efecto invernadero provienen fundamentalmente de la quema de fósiles como el carbón, gas y petróleo.
La otra contradicción fue la gran presencia de vuelos privados en el marco del evento, siendo más de 400 jets los que se utilizaron para trasladar a dirigentes. Una hora de vuelo de un jet privado emite cerca de dos toneladas de CO2, mientras que un ciudadano europeo emite 8,2 toneladas en todo un año.
Con esas contradicciones, los líderes mundiales no tuvieron otra que admitir que los objetivos de cumbres anteriores no se habían cumplido”. Lo dijo, António Guterres, secretario General de la ONU: “Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo. Las temperaturas globales siguen aumentando. Y nuestro planeta se acerca rápidamente a puntos de inflexión que harán que el caos climático sea irreversible (…) Estamos en una carretera al infierno climático con el pie en el acelerador”.
El financiamiento
“Prácticamente toda la edición 2022 de la COP, fue un ida y vuelta entre naciones desarrolladas, las cuales comprenden al norte global, y las en desarrollo, que alcanza a los países del sur global y China.
Desde el Sur Global lo que plantearon fue la necesidad de pensar en las reparaciones climáticas, relacionadas con la destrucción permanente a la que se enfrentan estos países y, para avanzar en este sentido, lo que exigieron es la creación de un fondo totalmente nuevo, distinto de los 100 mil millones de dólares destinados a la mitigación y la adaptación, el cual, a pesar de las promesas y la firma de acuerdos, nunca se integró.
Actualmente, no hay una cifra pactada que refleje el alcance real de las pérdidas y los daños, aunque algunos estudios estiman un monto de entre 290 mil y 580 mil millones de dólares anuales para 2030 y más del doble para el año 2050.
Por su parte, el Norte Global, esquivó como pudo toda negociación al respecto, aduciendo que ya existían mecanismos como el Fondo Verde para este tipo de daños y que una implementación de un nuevo fondo demandaría años de trabajo y se perdería mucho tiempo valioso.
Discurso, por lo menos curioso, dado que los fondos que prometieron aportar estos países desarrollados, nunca fue concretado.
La solución, si se puede llamar de esa manera, a este desencuentro entre los dos hemisferios, vino de la mano de la Unión Europea bajo el título ‘solución mosaico’. La misma insta a las instituciones financieras internacionales a considerar en sus reuniones su potencial para contribuir a los arreglos financieros, incluidos los nuevos e innovadores enfoques (sic) para las reparaciones climáticas. Aprobándose de esta manera un nuevo fondo para ayudar a los países más vulnerables, que todavía no se sabe quién lo aportará, como lo hará y mucho menos como se efectivizará”.
La mitigación quedó relegada
Y sigue el docente de la UNVM: “El cambio climático, se le denomina mitigación a todas las acciones tendientes a disminuir la presencia de gases efecto invernadero en la atmósfera para que la temperatura a nivel planetario no suba más de 1,5º C con respecto a la era preindustrial.
Para ello, todas las naciones envían cada cierto tiempo las contribuciones determinadas a nivel nacional, las cuales quedaron por encima de los valores que fueron estipulados en el ya mencionado ‘Acuerdo de París’.
En esta COP, prácticamente la discusión al respecto estuvo ausente, grave problema si se tiene en cuenta que es necesaria una reducción de las emisiones en torno al 45% para 2030 y todo hace prever que para ese año las emisiones seguirán aumentando”.
La imposibilidad para avanzar en materia de emisiones se vio reflejada por la política, la economía y las tensiones entre países. La Unión Europea fue quien más presionó para mantenerla, incluso amenazando con abandonar la reunión.
Más allá de los acuerdos sectoriales que se alcanzan en estas COP, que muchos tildan de “lavado verde” de cara por parte del sector político y empresarial, quedó en claro que cada vez resulta más dificultoso para el arco político poder negociar y que la división Norte-Sur está a la vista. Con un financiamiento a nivel global de los combustibles fósiles que supera ampliamente lo que se supone que tendrían que aportar para la solución al problema y con una carrera armamentística que también sobresale por sobre las necesidades de la crisis climática; el dinero está, solo que está puesto en otros intereses.
Hay una clara divergencia entre la urgencia planteada por los científicos, sectores sociales y el Sur Global con respecto a las políticas del Norte Global.
Claves de la Cumbre
- Se aprobó un nuevo Fondo de Pérdidas y Daños, del que no está claro ni establecido las vías ni los planes para alcanzarlo.
- No existen autocríticas por parte del Norte Global sobre las responsabilidades de la crisis climática y mucho menos sobre la falta de acciones.
- No hubo avances en materia de baja de gases efecto invernadero reales que se pueda mencionar como logro.
- Los países no llegaron a un acuerdo para la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles y aún menos sobre las subvenciones a los mismos.
Fuente:
“A medio camino del caos climático”, 4 diciembre 2022, 4 diciembre 2022, El Diario.
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