Por Aleszu Bajak
LOS ÁNGELES, Estados Unidos - La extinción generalizada de especies, detectada por diversos estudios a lo largo de la Represa de Balbina, cercana a la ciudad brasileña de Manaus, no es aleatoria, sino que depende de variables como el tamaño de los distintos individuos y la superficie de las islas.
Este hallazgo induce a considerar los impactos que pueden tener la construcción de represas, que no siempre son fuentes de energías limpias o sustentables, advierte una nueva investigación.
Publicada en la revista Science Advances, sus autores estudiaron 22 islas de distintos tamaños en la reserva biológica de Uatumã, las cuales están conectadas entre sí por las diferentes especies presentes.
Para la construcción de la represa hidroeléctrica de Balbina en el año 1987 se inundaron 312 900 hectáreas del Amazonas, al norte del bosque tropical, creándose un archipiélago artificial donde las cimas de las colinas se convirtieron en más de 3500 islas pequeñas separadas por agua.
Ana Filipa Palmeirim, autora líder del estudio, dijo a SciDev.Net que la acumulación de conexiones encontradas forma una red que permitió a los autores entender las trayectorias de la biodiversidad a través del paisaje fragmentado.
“Encontramos que el área de las islas era la variable más importante”, porque “la mayoría de las islas son demasiado pequeñas como para albergar una biodiversidad razonable”, explica la ecóloga. De las islas, 95 % mide menos de 100 hectáreas.
Además, en la mayoría de los ocho grupos taxonómicos considerados en su estudio (mamíferos medianos-grandes, mamíferos pequeños no voladores, lagartijas, aves de sotobosque, ranas, escarabajos peloteros, abejas de las orquídeas y árboles), mientras más grandes fueran, mayor probabilidad tenían de estar presentes en más sitios.
Pero ese no era siempre el caso”, advierte Palmeirim, “por ejemplo, para las ranas fue al contrario: mientras más pequeñas, más probable era que nos encontráramos con ellas”.
Aunque a algunas especies les fue mejor que a otras, el estudio concluye que las redes a lo largo de todo el paisaje se fueron simplificando. Ello se traduce en la pérdida de especies en todos los grupos biológicos que estudiaron.
La autora destaca a los escarabajos peloteros, encontrados solo en una de las islas. Debido al escaso número de mamíferos (y sus excrementos), los escarabajos se quedaron sin su alimento. Al procesar el estiércol, estos insectos ayudaban a reintegrar nutrientes al suelo amazónico, así que su ausencia afecta a todo el ecosistema.
La ecóloga Ek del Val de Gortari -quien no participó en esta investigación- destaca que en varios estudios sobre biodiversidad ha encontrado que con la fragmentación de los ecosistemas derivada de las actividades humanas, “lo que hacemos es ir homogeneizando la biota [la flora y fauna] en todo el planeta”.
“Muchas especies son muy susceptibles a esta pérdida de hábitat y se extinguen, pero hay algunas otras a las que les va muy bien”, agrega la investigadora del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Entonces, no necesariamente nos vamos a quedar con cero especies, pero nos vamos a quedar con las mismas especies en todos lados. Es muy triste que perdamos esta biodiversidad que es producto de la evolución de millones de años de la vida”, reflexiona.
Del Val observa que un siguiente paso en la investigación de la ecóloga Palmeirim debería ser identificar si existen interacciones entre las poblaciones de una misma especie que encontraron en distintas islas. “Porque las implicaciones para la extinción son muy diferentes si hay intercambio a si no lo hay. Si no hay intercambio es más probable que se extingan entre poblaciones pequeñas”.
Respecto al impacto de obras como la Represa de Balbina, Palmeirim cuestiona que siempre se considere este tipo de proyectos como fuentes de energía limpias: “El que las hidroeléctricas sean consideradas ‘verdes’ o no depende mucho del lugar en el que se construya la represa”, sostiene.
Destaca ejemplos de construcciones similares que son mucho más efectivas que la de Balbina. Por ejemplo, la hidroeléctrica de Belo Monte en el estado de Pará, al norte de Brasil, tiene la capacidad de generar 10 999,98 mega watts de potencia con una represa de 51 600 hectáreas1. Mientras que la represa de Balbina sólo produce 250 mega watts con 6 veces más superficie inundada.
Por ello, Palmeirim destaca la importancia de considerar la topografía del paisaje para este tipo de proyectos. También llama a buscar alternativas considerando los impactos ecológicos y sociales que las represas han demostrado tener. “No solo se trata de la biodiversidad que se está perdiendo, sino la manera en que funciona el ecosistema”.
Ek del Val concuerda en que es necesario considerar la situación del paisaje para desarrollar fuentes de generación de energía sustentables. “No hay una solución única. Ese es uno de los problemas más grandes que tenemos como humanidad. Intentamos aplicar la misma tecnología en todos lados sin importar el contexto”, concluye.
Este artículo se publicó originalmente en SciDevNet América Latina.
Fuente:
Aleszu Bajak, Represas hidroeléctricas propician extinción de especies, 7 septiembre 2022, Inter Press Service.
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