por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS - Las advertencias no cesan: algunos países del Sur en desarrollo, sobre todo de África y Asia, se encaminan hacia el hambre y la inanición masivas.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió este mes que hasta 828 millones de personas se acuestan con hambre cada noche, mientras que el número de personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda se ha disparado - de 135 millones a 345 millones - desde 2019.
Un total de 50 millones de personas en 45 países caminan ya al borde de la hambruna.
Sin embargo, en lo que parece una cruel paradoja, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que la asombrosa cifra de 161 000 millones de dólares en alimentos se desecha tan solo en los vertederos de ese país.
El déficit de alimentos en los países pobres se ha visto agravado por la reducción de los suministros de trigo y grano procedentes de Ucrania y Rusia, provocada por la guerra en el primero de esos países, desatada por la invasión del segundo. Un impacto que se ha sumado a las secuelas de la crisis climática y las consecuencias de la pandemia de covid-19, que se acerca ya a tres años de duración.
Mientras las necesidades están por las nubes, los recursos han tocado fondo. El PMA dice que necesita 22 200 millones de dólares para llegar a 152 millones de personas en 2022. Sin embargo, con la economía mundial tambaleándose por la pandemia de covid, la brecha entre las necesidades y la financiación es mayor que nunca.
“Nos encontramos en una encrucijada crítica. Para evitar la catástrofe del hambre a la que se enfrenta el mundo, todo el mundo debe dar un paso adelante junto a los donantes gubernamentales, cuyas generosas donaciones constituyen la mayor parte de la financiación del PMA”, advirtió la agencia de emergencia de las Naciones Unidas desde su sede en Roma.
Remarcó también que “las empresas del sector privado pueden apoyar nuestro trabajo a través de la asistencia técnica y la transferencia de conocimientos, así como de las contribuciones financieras. Tanto las personas con alto poder adquisitivo como los ciudadanos de a pie pueden desempeñar un papel, y los jóvenes, las personas influyentes y las celebridades pueden alzar su voz contra la injusticia del hambre en el mundo».
En 2019, Rusia y Ucrania exportaron conjuntamente más de una cuarta parte (25,4 %) del trigo mundial, según el Observatorio de la Complejidad Económica (OEC).
Danielle Nierenberg, presidenta y fundadora de la organización estadounidense Food Tank, dijo a IPS que la cantidad de alimentos que se desperdicia en el mundo no solo es un enorme problema ambiental, sino climático.
“Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero”, remarcó.
Además, el desperdicio y la pérdida de alimentos son también un enigma moral.
“Me parece absurdo que se desperdicien o se pierdan tantos alimentos por falta de infraestructuras, por una mala formulación de políticas o por normas de comercialización que obligan a eliminar los alimentos si no se ajustan a determinadas normas”, explicó Nierenberg.
A juicio de la presidenta del centro de pensamiento sobre la alimentación, “esto es especialmente terrible ahora que nos enfrentamos a una crisis alimentaria mundial, no solo por la agresión rusa contra Ucrania, sino por los múltiples conflictos en todo el mundo”.
“En la última década hemos hecho un buen trabajo de concienciación sobre el desperdicio de alimentos, pero no hemos hecho lo suficiente para convencer a los responsables políticos de que tomen medidas concretas. Ahora es el momento de que el mundo aborde el problema del desperdicio de alimentos, especialmente porque conocemos las soluciones y muchas de ellas son baratas», afirmó.
A su juicio, medidas como una mejor regulación en torno a las fechas de caducidad y de compra preferente, políticas que separen la materia orgánica en los municipios, multar a las empresas que desperdician en exceso, una mejor recogida de datos en torno al desperdicio de alimentos o más infraestructuras e innovaciones prácticas que ayuden a los agricultores.
“Y hay aún más soluciones. Podemos resolver este problema, y tenemos los conocimientos. Solo tenemos que ponerlo en práctica», afirmó Nierenberg.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) declaró en noviembre de 2021 que el desperdicio de alimentos en este país se estima en un 30-40 % del suministro total de alimentos.
“La comida desperdiciada es la categoría más importante de material que se deposita en los vertederos municipales y representa un alimento que podría haber ayudado a alimentar a las familias necesitadas. Además, el agua, la energía y la mano de obra utilizados para producir alimentos desperdiciados podrían haberse empleado para otros fines», afirma la FDA.
Para reducir eficazmente el desperdicio de alimentos será necesaria la cooperación entre los gobiernos federal, estadal, local y comunitario, las instituciones religiosas, las organizaciones medioambientales, las comunidades y toda la cadena de suministro.
El profesor David McCoy, jefe de investigación del Instituto Internacional de Salud Mundial de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-IIGH), calificó a IPS como “desgarradora” la imagen de los alimentos que se echan a los vertederos mientras crece la hambruna y la inseguridad alimentaria en los países menos favorecidos.
Esa imagen, además, debe también yuxtaponerse a los daños ecológicos causados por los modos dominantes de producción de alimentos que, a su vez, solo profundizarán la crisis de la inseguridad alimentaria generalizada.
“Hace años que se reconoce la necesidad de una transformación radical y generalizada en la forma de producir, distribuir y consumir alimentos. Sin embargo, los actores poderosos, especialmente las instituciones financieras privadas y las gigantescas empresas oligopolistas que obtienen enormes beneficios de los sectores agrícola y alimentario, tienen un gran interés en mantener el statu quo”, advirtió.
A juicio del académico, “su resistencia al cambio debe ser superada si queremos evitar un mayor empeoramiento de las crisis de hambre y ecológica”.
Frederic Mousseau, director de políticas del estadounidense Instituto Oakland, recordó a IPS que la producción y las existencias mundiales de alimentos se encuentran en niveles históricamente altos en 2022, con solo una ligera contracción en comparación con 2021, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“El aumento vertiginoso de los precios de los alimentos este año se debe más a la especulación y a la especulación que a la guerra en Ucrania”, aseguró.
Por eso, a su juicio, “es indignante que el PMA se haya visto obligado a ampliar sus operaciones de ayuda alimentaria en todo el mundo debido a la especulación, a la vez que ha tenido que recaudar más fondos, ya que los costes de la ayuda alimentaria han aumentado en todas partes.
Mousseau señaló que los costes del PMA aumentaron en 136 millones de dólares solo en África Occidental debido a los altos precios de los alimentos y el combustible, mientras que al mismo tiempo, las mayores empresas alimentarias anunciaron beneficios récord por valor de miles de millones.
Entre los conglomerados transnacionales alimentarias, el grupo francés Louis-Dreyfus incrementó sus beneficios en lo que va de año en 82,5 %, el estadounidense Bunge Limeted en 15 % y el también estadounidense Cargill en 23 %.
Los beneficios de un puñado de corporaciones alimentarias que dominan los mercados mundiales ya superan los 10 000 millones de dólares este año, el equivalente a la mitad de los 22 000 millones de dólares que el PMA busca para atender las necesidades alimentarias de 345 millones de personas en 82 países.
En una conferencia de prensa en Estambul, el secretario general de la ONU, António Guterres, ofreció un rayo de esperanza cuando dijo el 20 de agosto que más de 650 000 toneladas métricas de cereales y otros alimentos ya están de camino a los mercados de todo el mundo.
“Acabo de regresar del mar de Mármara, donde equipos ucranianos, rusos, turcos y de las Naciones Unidas están realizando inspecciones conjuntas de los buques que atraviesan el mar Negro cuando entran o salen de los puertos ucranianos. Es una operación extraordinaria e inspiradora”, afirmó.
Añadió que “acabo de ver un buque fletado por el Programa Mundial de Alimentos -el Brave Commander- que está esperando para zarpar hacia el cuerno de África para llevar la ayuda que necesitan urgentemente quienes padecen hambre aguda”.
“Ayer mismo estuve en el puerto de Odesa y vi de primera mano la carga de un cargamento de trigo en un barco”, dijo.
Guterres reconoció que “estaba tan conmovido viendo cómo el trigo llenaba la bodega del barco. Era la carga de la esperanza para muchos en todo el mundo”.
“Pero no olvidemos que lo que vemos aquí en Estambul y en Odesa es sólo la parte más visible de la solución. La otra parte de este paquete de medidas es el acceso sin trabas a los mercados mundiales de los alimentos y los fertilizantes rusos, que no están sujetos a sanciones”, remarcó.
Guterres señaló que es importante que todos los gobiernos y el sector privado cooperen para llevarlos al mercado. Sin fertilizantes en 2022, dijo, puede que no haya suficientes alimentos en 2023.
“Sacar más alimentos y fertilizantes de Ucrania y Rusia es fundamental para seguir calmando los mercados de productos básicos y bajar los precios para los consumidores”, reconoció.
A juicio de Guterres, “estamos al principio de un proceso mucho más largo, pero ustedes ya han demostrado el potencial de este acuerdo crítico para el mundo”.
“Por ello, estoy aquí con un mensaje de felicitación para todos los que forman parte del Centro de Coordinación Conjunta y un llamamiento para que continúe esta labor vital para salvar vidas”, dijo.
T: MF / ED: EG
Fuente:
Thalif Deen, Millones de personas con hambre, mientras millones de alimentos se desperdician, 22 agosto 2022, Inter Press Service.
No hay comentarios:
Publicar un comentario