por Luis Brizuela
LA HABANA - Bomberos, rescatistas y expertos cubanos, con apoyo de fuerzas e insumos internacionales, buscan sofocar el incendio en un depósito de combustible de la occidental ciudad de Matanzas, una tragedia cuyos daños económicos y ambientales están por cuantificarse.
El siniestro hace aún más compleja la crisis energética de este país insular caribeño, marcada por la escasez de combustible, y la rotura y reparación de varias de las envejecidas plantas termoeléctricas, lo cual ha llevado a apagones de más de 10 horas en varias localidades.
Especialistas en contención de incendios petroleros y varias toneladas de espuma y equipamiento, han llegado de México y Venezuela desde la noche del sábado 6, a partir de la solicitud de respaldo y asesoramiento internacional a naciones con experiencia en el tema petrolero hecha por el gobierno cubano.
Otras naciones como Rusia, Nicaragua, Argentina y Chile ofrecieron ayuda material solidaria.
Personas y entidades de la sociedad civil, tanto dentro como fuera de la isla, comenzaron a recoger donativos, principalmente medicamentos e insumos médicos para apoyar las labores del sector de la salud.
Sin evaluaciones preliminares sobre los daños, que se presumen serán de consideración, los principales esfuerzos en estos momentos se dirigen a contener el fuego y rescatar a las personas desaparecidas.
La que ya es la mayor catástrofe reciente en este país de 11,1 millones de habitantes, ocurre un mes después del incendio que dejó daños considerables en una de las calderas de la central termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, la de mayor capacidad de generación en Cuba, en la localidad de Felton, en la oriental provincia de Holguín.
Con anterioridad, el 6 de mayo, una explosión atribuida a un escape de gas, dejó prácticamente en ruinas el emblemático hotel Saratoga de La Habana con un saldo de 47 personas fallecidas y casi un centenar de lesionadas.
La isla se encuentra impactada asimismo por una profundización de su crisis económica, persistente desde hace tres décadas, a la cual han contribuido la pandemia de covid, el fortalecimiento del embargo estadounidense y el lento proceso de reformas económicas internas que proponen la modernización del país.
De acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas, el primer estallido se produjo al final de la tarde del viernes 5, cuando una descarga eléctrica impactó uno de los ocho reservorios de la base de supertanqueros ubicada en una de las márgenes de la bahía de la occidental Matanzas, urbe de unos 140 000 habitantes y a 90 kilómetros al este de La Habana.
Al momento del impacto, el tanque contenía 26 000 metros cúbicos de crudo nacional que ardieron completamente.
El fuego se extendió a un segundo tanque en la madrugada del sábado 6 y cerca de la medianoche del domingo 7 colapsó, lo cual provocó una fuerte detonación y una llamarada de varios cientos de metros de altura, según mostraron las cámaras de la televisión nacional.
En la mañana de este lunes 8 se confirmó el incendio de un tercer tanque que, aunque no derrama combustible, hace más compleja la situación.
Los reservorios se encontraban al tope de su capacidad de llenado, con 50 000 metros cúbicos de carburante, de acuerdo con la información oficial.
“Aquí en casa nos asustamos con varias de las explosiones. Desde la azotea vimos la llamarada y la columna de humo. Ver parte de la ciudad de noche iluminada por los tonos rojizos del incendio fue dantesco”, contó a IPS Claudia Hernández vía Whatsapp, una estudiante universitaria residente en Matanzas.
La base de supertanqueros es uno de los puntos más importante para el almacenaje y distribución de hidrocarburos en Cuba.
Próximo al enclave se ubica la planta termoeléctrica Antonio Guiteras, que con 280 MW es una de las de mayor potencia de generación, aunque de momento no presenta amenazas por las llamas.
En la isla, 95 % de la electricidad producida proviene de la quema de combustibles fósiles, incluido el muy pesado crudo nacional, con un contenido de azufre de entre siete y 18 grados API.
Según datos oficiales, Cuba consume algo más de ocho millones de toneladas de combustible al año, de las cuales 4,4 millones se usan para la electricidad.
Cerca de 40 % de ese combustible se importa, fundamentalmente fuel y diésel, con mayores precios en el mercado internacional.
Daños
Hasta este lunes 8, producto del incendio, falleció un miembro del Cuerpo de Bomberos de Cuba, mientras 17 personas permanecen desaparecidas.
De los 125 lesionados, 101 recibieron el alta médica y reciben atención 24 pacientes en hospitales de Matanzas y La Habana.
Unos 5000 residentes en zonas próximas al siniestro se evacuaron, tanto en hogares de sus familias, como en instituciones estatales habilitadas.
El presidente Miguel Díaz-Canel, el primer ministro Manuel Marrero y parte del Consejo de Ministros supervisan directamente en la urbe las acciones relacionadas con el hecho que algunas fuentes comienzan a calificar como el mayor desastre de su tipo en la historia reciente del país.
Como ocurre en situaciones excepcionales originadas por huracanes, tornados, inundaciones, sequías o derrames de sustancias químicas, Cuba activó el sistema de Defensa Civil organizado desde el nivel nacional hasta el local, con el objetivo de proteger a la población y la economía.
Durante seis décadas, dicho sistema ha probado ser efectivo para minimizar la pérdida de vidas y encauzar la recuperación mediante acciones de prevención, preparación, vigilancia, alerta temprana y pronósticos de peligro, la evaluación de variables y riesgos, así como el aviso y orientación a la ciudadanía.
Especialistas advierten que mientras el combustible permanezca ardiendo, aumenta la cantidad de partículas de hollín y otros contaminantes en el aire.
Al respecto, alertan sobre un posible incremento de lluvias ácidas en zonas donde permanezca la nube con altas concentraciones de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y de nitrógeno, entre otros compuestos, como las reportadas durante el fin de semana en varios puntos del occidente cubano.
Autoridades del Ministerio de Salud Pública aclaran que en los cuerpos de guardia no han recibido hasta ahora ningún paciente afectado por inhalación de humo, o eventos de exacerbación del asma bronquial ni alergia.
No obstante recomiendan, sobre todo a personas con alergias, proteger las vías respiratorias con mascarillas y no exponerse a las precipitaciones.
Con vientos mayormente del este, la columna de humo que ha alcanzado alturas de cuatro a seis kilómetros ha transitado por el norte de las provincias de Mayabeque, Artemisa y la capital cubana.
Solidaridad
Autoridades cubanas agradecieron las condolencias y expresiones de ayuda de diversas organizaciones y personas en el mundo, incluido el gobierno de Estados Unidos, “que ofreció asesoría técnica, propuesta ya en manos de los especialistas para la debida coordinación”, confirmó el sábado 6 en su cuenta de Twitter el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
“Queremos dejar claro que la ley de Estados Unidos autoriza a las entidades y organizaciones estadounidenses a proporcionar ayuda y respuesta ante desastres en Cuba”, comunicó la embajada estadounidense en La Habana en la propia red social.
En enero de 2017, Estados Unidos y Cuba suscribieron en La Habana un acuerdo para prevenir, contener y limpiar de forma conjunta posibles derrames de petróleo y otras sustancias tóxicas en el golfo de México y el estrecho de la Florida.
Aunque el incendio actual se circunscribe el territorio cubano, el convenio constituye un marco favorable para la cooperación entre países separados por apenas 90 millas náuticas (167 kilómetros) del estrecho de la Florida, pero cuyas deterioradas relaciones están marcadas por el embargo que aplica Washington contra La Habana desde 1962, el cual obstaculiza cualquier acercamiento.
El hecho ha detonado asimismo expresiones de solidaridad en la ciudadanía cubana, desde personas que brindan su sangre voluntariamente, o trabajadores privados que dispusieron de sus medios de transporte particulares para el traslado gratuito de familiares de los lesionados, y brindar alimentos.
“Hay personas que no han dormido desde el día de las primeras explosiones. El nivel de tensiones es alto. Es un suceso catastrófico desde el punto de vista físico, pero también con impactos en el estado mental de ciudadanos de cualquier edad”, reconoció el activista Yoelkis Torres, coordinador del proyecto sociocultural AfroAtenas.
Este proyecto de intervención cultural para el desarrollo y dinamización de la comunidad, nacido en 2009 en la barriada matancera de Pueblo Nuevo, destaca por acciones de acompañamiento y apoyo psicosocial a grupos vulnerables, además de promover una cultura de paz y la no violencia, como parte del trabajo articulado con instituciones del territorio.
En entrevista con IPS vía Whatsapp, Torres significó que integrantes de AfroAtenas “estamos en contacto con las autoridades para saber qué necesitan, a fin de poderlos ayudar con medicamentos u otros insumos para hospitales y centros de atención”.
Asimismo, adelantó que “estamos preparando un espacio de consulta psicológica, algo muy necesario en estos casos”, en colaboración con especialistas del no gubernamental Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo Cuba (CCRD-C).
Ubicado en Cárdenas, 40 kilómetros al este de Matanzas, el CCRD-C sobresale asimismo por el trabajo con poblaciones vulnerables y promueve ambientes por una cultura de paz y la no violencia.
ED: EG
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Fuente:
Luis Brizuela, Cuba afronta peor catástrofe de historia reciente en determinante zona industrial, 8 agosto 2022, Inter Press Service.
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