martes, 19 de abril de 2022

Necesitamos recuperar nuestro bosque nativo

Toda área protegida debe ser gestionada como tal, lo que demanda cooperación entre el Estado y el sector privado, obras de infraestructura, y planes de manejo y de control de uso del suelo.

A las sierras de Córdoba sólo les quedan unos 1.800 kilómetros cuadrados de bosque nativo, que representan alrededor del cinco por ciento de esa área. Los datos surgen de una investigación del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, que depende del Conicet y de la Universidad Nacional de Córdoba. Como mínimo, esa cobertura debiera cuadruplicarse, para proteger el medio ambiente.

Como hemos sostenido en reiteradas oportunidades, el medio ambiente es de todos y sólo hace posible nuestra vida si se preservan de su degradación ciertos parámetros vitales. El ambiente serrano es producto de una conjunción de factores. Hay una flora y una fauna, básicamente, que lo definen. Por urbanización, incendios e ingreso de especies invasoras, ese ecosistema se desequilibra de manera lenta pero inexorable.

La falta de algunas especies de plantas, por ejemplo, provoca la migración de ciertas aves. Esto ha sido demostrado por numerosas investigaciones científicas; la más reciente, a cargo de una becaria doctoral de Conicet. Por el contrario, mientras más áreas naturales se conserven, hay menos riesgo de catástrofes climáticas y se mejora la calidad de vida de la población.

Lo curioso es que si se presta atención al mapa provincial, un alto porcentaje de la superficie cordobesa encuadra en la amplia gama de áreas naturales protegidas. Por lo tanto, investigaciones como las consignadas están señalando un problema político, al mismo tiempo que alertan sobre el deterioro ambiental.

Toda área protegida debe ser gestionada como tal, lo que demanda recursos materiales y humanos, cooperación entre el Estado y el sector privado –los propietarios de los predios–, obras de infraestructura, y planes de manejo y de control de uso del suelo, entre otras cuestiones centrales.

La urbanización es un problema grave. No sólo porque se desmonta para construir viviendas y las personas que viven en ellas introducen especies exóticas, sino porque el proceso mismo de urbanización es desordenado en casi todas las localidades serranas. Por desidia o negligencia, los gobiernos locales tienden a no regular la cuestión. Algunos se declaran impotentes a la hora de hacer cumplir las ordenanzas más elementales. Por una u otra razón, el resultado está a la vista.

Las especies exóticas ya han llegado hasta las zonas más altas y deshabitadas, como Quebrada del Condorito, Los Gigantes o el Champaquí. Y no hay un plan para frenarlas, como podría ser, según los investigadores, incentivar su uso como leña.

El ambiente que predomina en las sierras son los matorrales, que representan alrededor de un tercio de la superficie. En medio de ellos, los investigadores relevaron una significativa presencia de árboles nativos.

Eso es un buen síntoma, ya que habla de la capacidad de recuperación del bosque típico. Pero los matorrales son lo primero que se quema en los incendios, y en las zonas bajas lo primero que se lotea y se urbaniza.

Mientras tanto, hace un lustro que la Legislatura de Córdoba elude tratar la Ley de Bosques. Necesitamos cuanto antes un marco regulatorio provincial al que deban ajustarse los gobiernos locales. Necesitamos recuperar nuestro bosque nativo.


Fuente:

Necesitamos recuperar nuestro bosque nativo, 19 abril 2022, La Voz del Interior.

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