Daños en la central nuclear de Zaporiyia provocados por el ataque de las fuerzas rusas, el viernes 4 de marzo de 2022. Foto: Energoatom. |
En el marco de la invasión de Ucrania por Rusia, la falta de precisión de la noticia acerca del ataque a la Central Nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, alcanzada por un bombardeo que provocó un incendio, generó alarma por temor a una catástrofe que afectara a toda Europa central durante décadas, como la sucedida en Chernóbil en 1986.
por Juan Vernieri
El suceso no justifica tal espanto. Según noticias, la preocupación se desvaneció después que las autoridades ucranianas anunciaran que el incendio había sido extinguido y que, aunque había algunos daños en el compartimento del reactor, la seguridad de la unidad no se había visto afectada. La arremetida afectó a un edificio perteneciente a la central, ubicado a 500 metros. Tras hablar con las autoridades ucranianas, el argentino Rafael Grossi, director general del OIEA, el organismo de control nuclear de las Naciones Unidas, dijo que fue alcanzado un edificio próximo a los reactores y no un reactor en sí. "Los sistemas de seguridad de los seis reactores de la central no se vieron afectados en absoluto y no ha habido liberación de material radiactivo", dijo.
El reactor más cercano estaba fuera de servicio, aun así, contiene combustible nuclear altamente radiactivo. Cuatro de los otros seis reactores han sido desconectados, dejando sólo uno en funcionamiento. La central nuclear Zaporiyia tiene un diseño diferente al de Chernóbil y los reactores tienen gruesas cúpulas de contención de hormigón, que los habrían protegido del fuego externo de tanques y artillería, dijo Jon Wolfsthal, ex director principal de control de armas y no proliferación en el Consejo de Seguridad Nacional, de Estados Unidos.
Lo expuesto no quiere decir que no haya riesgos en una guerra total como la que se está viviendo en dicho país. La guerra en proximidades de instalaciones nucleares siempre conlleva graves peligros.
¿Cuáles son los principales riesgos? Un atentado a una central nuclear puede provocar escapes radiactivos equivalentes a varios Chernóbil, dado que la cantidad de productos de fisión existente en una central nuclear comercial, son de un orden de magnitud 1.000 veces superior a las liberadas por una bomba atómica de fisión. Sería necesario trasladar a la población de zonas muy extensas y el número de muertes por cáncer podría ser tremendo.
La probabilidad de que los reactores resistan el impacto de un misil balístico es muy limitada. El mecanismo más dañino de escape del combustible sería un incendio que provocase la dispersión de su radiactividad, transportado por las corrientes de aire en forma de micropartículas inhalables. Entonces el daño sería incontrolable, dependería de los vientos y podría alcanzar también a quien lo ocasionó. Si bien no soy analista de política internacional, me parece que la probabilidad de un ataque a una central nuclear es mínima. Una central nuclear no es un arma. Rusia dispone armas nucleares tácticas, mucho más convenientes para un ataque nuclear limitado.
Si en una guerra, los combates interrumpen el suministro de energía a una central nuclear, ésta se vería obligada a utilizar grupos electrógenos diésel, menos fiables, para proporcionar energía de emergencia a los sistemas de refrigeración en funcionamiento que, además, necesitan combustibles, que siempre son sumamente escasos durante la guerra. Las faltas de electricidad y combustibles, produciría no solo ausencia de refrigeración del reactor, lo que provocaría una catástrofe similar a la de la central japonesa de Fukushima, sino que detendría la circulación de agua necesaria para la piscina de enfriamiento de combustible gastado.
Normalmente junto a los reactores se encuentran dichas piscinas, que son vulnerables a los bombardeos y podrían provocar la liberación de material radiactivo. También cerca de los reactores suelen encontrarse los almacenamientos en seco de combustibles gastados, a los que después de unos años, se trasladan desde las piscinas.
Las instalaciones de almacenamiento del combustible nuclear gastado y de residuos radiactivos albergan con diferencia las mayores existencias de sustancias radiactivas, de toda la cadena del combustible nuclear.
El combustible nuclear gastado almacenado en piscinas de refrigeración y los residuos radiactivos de alta actividad acumulados en líquidos y lodos son especialmente vulnerables a un ataque. Ello se debe principalmente a sus depósitos, en una forma muy fácil de dispersar, en instalaciones que no están diseñadas para soportar un ataque con armas pesadas.
Las instalaciones de almacenamiento en seco de contenedores de combustible gastado, como la que muestra la figura, son muy vulnerables, al igual que otros tipos de almacenes.
POR AHORA EL RIESGO DE CATÁSTROFE NUCLEAR ES ESCASO.
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