Inger Andersen economista y ecologista danesa, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medioambiente, afirmó que la ciencia muestra claramente que “si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo los ecosistemas, podemos esperar un flujo constante de enfermedades que pasan de animales a seres humanos, en los años por venir”.
por Juan Vernieri
“Las pandemias devastan nuestras vidas y nuestras economías y las personas más pobres y vulnerables son las que sufren más. Para evitar brotes futuros debemos ser más diligentes en la protección de nuestro entorno natural”, recalcó Andersen.
El comercio y la explotación de vida silvestre se han convertido en un gran negocio. La actual pandemia es una de las peores, de origen animal, a las que nos hemos enfrentado en un siglo. No será la última, a menos que tomemos urgentemente medidas adecuadas. Por de pronto, prohibir efectivamente cualquier comercio de animales silvestres en el ámbito mundial. Las empresas obtienen ganancias, estimadas entre 7,000 y 23,000 millones de dólares al año y no les importan las consecuencias. Hay campañas como la que muestra la imagen, pero no son muy efectivas.
Se comercian como alimento, como mascotas exóticas, para el entretenimiento, y hasta como accesorios de moda. La medicina tradicional promueve la caza furtiva de osos para criarlos y obtener su bilis. Cada año, millones de animales son extraídos de sus hábitats naturales y criados en crueles condiciones para ser comercializados: serpientes, loros, iguanas, lagartos, tortugas, incluso, nutrias, son solo algunos ejemplos de especies comercializadas. La mayoría se asfixian y mueren antes de llegar a los mercados o tiendas de mascotas. Aparte del sufrimiento que se les causa a estos animales, se crea un semillero de enfermedades que pueden transmitirse a los humanos.
Los gobiernos y los encargados de la toma de decisiones, aunque tarde, están comenzando a comprender la amenaza para la salud pública, que representa este comercio, y es la oportunidad para que lo terminen, para beneficio del planeta.
Pantanos, manglares, selvas tropicales, bosques, lagos y arrecifes de corales, incluidos animales, plantas y condiciones ambientales de un área, son ejemplos de ecosistemas. Los ecosistemas mantienen un equilibrio muy delicado. Las diferentes actividades del ser humano alteran y arruinan los ecosistemas del mundo, favoreciendo la aparición de pandemias.
"Desde las profundidades oceánicas hasta las cimas de las montañas, desde el derretimiento de los glaciares hasta los implacables fenómenos meteorológicos extremos, se están destruyendo los ecosistemas y las comunidades de todo el mundo", afirmó Guterres el secretario general de la ONU.
Uno de los casos más dramáticos de destrucción de ecosistemas, es la deforestación de la Amazonía brasileña, que aumenta y alcanza el máximo de los últimos 15 años. La Amazonía perdió 13.235 km2. de selva en el periodo de 12 meses de agosto de 2020 a julio de 2021. La cifra está 22% por arriba del periodo de 12 meses previo. El gobierno de Bolsonaro impidió divulgar estos números hasta después de la conferencia climática de Glasgow.
La contaminación, una de las causas principales de la destrucción de los ecosistemas, afecta la biodiversidad y es también origen de pandemias. Basura, plástico, derrames de petróleo, pesticidas, son fuentes importantes de contaminación.
La destrucción de ecosistemas es una de las causas del cambio climático y el cambio climático, a su vez, contribuye a la rotura de los ecosistemas. Las temperaturas más elevadas, incrementa el nivel del mar y su acidez altera el equilibrio natural. Muchos ecosistemas se rompen para despejar las tierras necesarias para la construcción de viviendas y calles, así como también para la agricultura y la ganadería. Los esfuerzos excesivos para extraer recursos, como la minería, la perforación y la extracción de petróleo son causa de demolición de ecosistemas.
Los animales de un ecosistema son fuentes vitales de alimento y de control poblacional. Muchas poblaciones de animales están disminuyendo debido a la caza y la pesca excesivas, contribuyendo a la rotura de un ecosistema. Los animales, que son cazados por sus pieles, sus plumajes, sus cuernos y sus carnes, valen mucho dinero.
La contaminación del plástico está causando daños irreparables al planeta. Anualmente se producen 300 millones de toneladas de plástico, de las cuales, un alto porcentaje termina en ríos y mares. Muchos científicos consideran que este es un problema más grave que el cambio climático.
Hay islas oceánicas de plástico del tamaño de continentes. Se estima que para el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Se han encontrado fibras plásticas en el polo norte, en el polo sur, en el aire de las cumbres de los Pirineos, en el Monte Everest, en la Fosa de las Marianas a más once mil metros de profundidad, y en otras regiones remotas de nuestro planeta. Tarda cientos de años en degradarse, contiene aditivos y adsorbe metales pesados, antibióticos, pesticidas y otros tóxicos. Estos son transportados por todo el planeta.
Las partículas de plástico son colonizadas por microorganismos, incluyendo patógenos, que alteran las cadenas alimentarias, los ciclos de nutrientes y el equilibrio de los ecosistemas acuáticos. Es frecuente encontrar plástico en el tracto digestivo del zooplancton, tortugas, ballenas y peces. Pero también en la sal marina, la miel, el agua del grifo, el pan, la cerveza y probablemente en otras cosas que comemos, sin saber que contienen plástico.
Los consumidores debemos rechazar, reusar, reducir y reciclar, si no queremos ser cómplices de esta situación. Las empresas deben evitar usarlo en sus procesos y productos, así como tomar mayor responsabilidad por su disposición final.
Los gobiernos deben prohibir usos prescindibles del plástico y ser más estrictos en exigir la separación de desechos.
Las Naciones Unidas deben atender urgentemente este tema, al igual que el cambio climático o la pérdida de biodiversidad.
SI LA HUMANIDAD NO ADQUIERE CONCIENCIA PRONTO, EL PLANETA SERÁ INVIVIBLE
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