La Agencia Internacional de la Energía (IEA) ha advertido de que el abandono de las centrales nucleares conduciría a un declive imparable de la generación global de energía nuclear, nuestra supuesta gran aliada contra el cambio climático.
por Kurt Cobb
Recientemente, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) advirtió de que el abandono de las centrales nucleares conduciría a un declive imparable de la generación global de energía nuclear, nuestra supuesta gran aliada contra el cambio climático.
Esta agencia, un consorcio de 30 países que supervisa los desarrollos energéticos de todo el mundo, declaró que el 25 % de la capacidad nuclear podría perderse para 2025, y hasta dos tercios en 2040. La causa queda clara. La escasa nueva capacidad en construcción no compensa la enorme cantidad de reactores que están alcanzando su máximo de vida útil.
La advertencia de la IEA llega una década demasiado tarde. Esto se debe a los largos plazos de planificación y construcción de las centrales nucleares.
Hace más de 10 años escribí un artículo titulado “El futuro nuclear que nunca llegó”. Ahí explicaba por qué creía que la oportunidad para el desarrollo nuclear había pasado ya.
Desde entonces ha sucedido el desastre de Fukushima, tras el cual el empuje por un renacer nuclear ha cesado por completo. De hecho, varios países, como por ejemplo Alemania, han decidido prescindir de sus centrales. Desde entonces, Suecia y Japón han revertido curso con decisiones similares.
La esquizofrenia de la energía nuclear tiene que ver con dos factores, de acuerdo con la IEA. Primero, la generación de electricidad en las centrales produce pocos gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles. Aunque las centrales nucleares necesitan, por supuesto, de varios vehículos y camiones. Por no hablar de la minería y procesamiento de uranio. No por ello deja la IEA de insistir que esta fuente de energía resulta importante en el contexto del cambio climático.
En segundo lugar, el coste de generar energía renovable excede considerablemente el coste marginal de mantener en operación las centrales nucleares ya construidas. Algunos países han optado por esta vida, como los Estados Unidos, donde muchas licencias de 40 años se han extendido hasta los 60.
Pero el renacer sigue siendo bastante improbable. En primer lugar, porque lo más seguro que un regulador nuclear puede decir siempre es “no”. Esta realidad ralentiza la aprobación y desarrollo de nuevos diseños. También dificulta que se renueve la vida útil de un reactor.
En segundo lugar, los tiempos requeridos para la planificacion y construccion de centrales nucleares pueden suponer varias décadas. Dada la difícil historia de estas centrales, con atrasos, aumentos de presupuesto, la negativa opinión pública y las vicisitudes de los reguladores con el paso de distintos gobiernos, hay pocas posibilidades de que salga un proyecto para delante.
En tercer lugar, se necesitan varias reparaciones conforme el reactor envejece, y a veces cuestan demasiado. Se ha llegado a cerrar una central por decisiones económicas. Suecia se encuentra en esta decisión ahora mismo.
En cuarto lugar, un accidente importante de una central tiene el potencial de destruir la viabilidad financiera y la independencia de estas instalaciones pese a todos los seguros, protocolos y sistemas de recuperación económica que puedan ponerse en marcha tras una catástrofe nuclear.
En los últimos 10 años, he sugerido que la oportunidad de tener una economía basada en la energía nuclear no existe, todo lo que rodea a esta industria empeora. Se mire por donde se mire. Cuesta creer, como predijo el gobierno estadounidense en 1962, que la nuclear produciría la mitad de toda la electricidad nacional para el 2000. O que la mitad de todas las nuevas centrales energéticas serian nucleares. A día de hoy, el porcentaje de electricidad generada por centrales nucleares en los Estados Unidos se halla en un 20 % t, un porcentaje que apenas ha cambiado desde los 90.
De esta manera, la fuente de energía que una vez se consideró como el reemplazo a largo plazo de los combustibles fósiles se ha convertido en el equivalente a una residencia de ancianos. Lo que incomoda más es que las otras grandes candidatas para sustituir a los combustibles fósiles, las renovables, que el BP Statistical Review of World Energy define como eólica, geotermica, solar, biomasa y residuos, solo producen el 3,6 % del consumo global total.
Kurt Cobb, Resource Insights.
Fuentes:
Kurt Cobb, El declive nuclear llega demasiado tarde, 18 octubre 2021, El Salto Diario.
La obra de arte que ilustra esta entrada es “Fukushima Study” del artista Garth Schmeling.
Al intento de resurgimiento nuclear le pegaron un mazaso los tres grandes accidentes: tres Islas, Chernobil y Fukushima.
ResponderEliminarLA ENERGIA NUCLEAR ES LA ENERGIA DEL PASADO, NO LA DEL FUTURO.