miércoles, 25 de agosto de 2021

Donde hubo fuego, capitalismo queda

El miércoles 18 de agosto pasado se desarrollaron incendios de gran magnitud en la Provincia de Córdoba. Especialistas en ambiente concuerdan en la falta de políticas públicas ambientales, y en el fuego como una herramienta industrial para cambiar el uso de la tierra.

por Daniela Vilá

Año tras año suceden mega incendios forestales en el mundo entero producto del cambio climático, y del avance del capitalismo. Podemos pensar en Turquía, Grecia, Estados Unidos, y en la Provincia de Córdoba como lugares centrales donde incendios de sexta generación no pueden ser detenidos a tiempo, y terminan siendo catastróficos, no solo para el ser humano, sino para la flora y la fauna de la región.

Primero hay que entender que para que haya fuego tiene que haber tres elementos: Un comburente (oxígeno), un combustible (en el caso propio de los incendios forestales, material vegetal), y calor. A esto se le llama el triángulo del fuego.

Los incendios en Córdoba suceden por distintos factores. Hay que tener en cuenta que estos incendios son estacionales. Durante los meses de julio, agosto, septiembre es la época seca. Hay condiciones naturales como falta de lluvias, baja humedad atmosférica, vientos importantes, días con mucho calor, y la presencia de combustible seco.

Cambio de uso del suelo

Los problemas de base son la educación, la falta de leyes o de regulación correcta. Si el monte nativo se deteriora, hay leyes que tienen artículos que permiten que haya loteos, establecimientos ganaderos bovinos, mega minería o autovías.

En diálogo con Federico Kopta, biólogo, Presidente del Foro Ambiental Córdoba, nos contó que además de todas estas condiciones naturales, en el 99% de los incendios de la provincia, se le suma la mano del hombre. Puede ser de forma accidental, o de forma deliberada. “Unos tienen que ver con intereses económicos y para cambiar el uso del suelo. Ya sea para actividades agrícolas o expansiones inmobiliarias”, dijo Kopta.

Joaquin Deon, geólogo, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, dijo en diálogo con radios cordobesas, “después de cada incendio, más se va a seguir cambiando el uso del suelo. Córdoba está quemando toda la forma de vida en la zona, está facilitando que después se avance con minería, loteos, ganadería y autovías en zonas donde queda poco monte”. El geólogo y ambientalista asegura que los incendios forestales son una herramienta industrial para cambiar el uso de la tierra, y que todos los involucrados en esto lo saben. Además agregó, “es necesario llevar adelante los ordenamientos territoriales comunitarios y participativos para que colectivamente se decida como se habitan las sierras”.

Potrero de Garay, San Clemente, Inti Yaco, Athos Pampa

¿Cuándo y donde?

Fueron tres frentes de fuego. Uno comenzó a las 7 de la mañana en la zona de Inti Yaco, que se extendió hasta Athos Pampa. En horas del mediodía hubo otro frente en San Clemente que avanzó hasta Potrero de Garay, y estuvo cerca de la zona poblada de San Clemente. Y por horas de la tarde se detectó otro foco en la zona conocida como Loma del Tigre, entre Los Reartes y La Cumbrecita.

¿Qué pasó?

Aparentemente, uno de esos incendios, el de Potrero de Garay y San Clemente, se da a partir de la caída de un cable de un poste de EPEC (Ente Provincial de Energía de Córdoba).

Deon contaba, “hay una complejidad, porque los servicios no se tienen que tender hasta ahí, y que haya sido por la caída de un cable, en el caso del incendio de Potrero de Garay, es porque se tendieron servicios en áreas donde no está permitido ese nivel de urbanización por la Ley de Bosques”.

Vegetación en la zona

Cabe destacar que en los años 50, la Provincia de Córdoba le otorgaba beneficios impositivos a aquellos terratenientes que en parte de sus terrenos optaran por la plantación de coníferas. Éstas, en su mayoría pino, son especies europeas que afectan y cambian el suelo que las rodea. Los pinos son de reproducción rápida, que demandan mucho consumo de agua durante todo el año, a diferencia de las especies autóctonas. Además, no dejan crecer vegetación debajo de ellos. Al tener una sierra repleta de pinos, la absorción del agua por parte del suelo no es la misma. La vegetación chica, pajonal, por ejemplo, no crece, y se produce una degradación del suelo por vientos o por las mismas precipitaciones que “lavan” la capa superior. Este suelo ya no tiene capacidad de absorción del agua. Gran parte del Valle de Calamuchita y de Paravachasca cuentan con este tipo de vegetación, sobretodo en las partes incendiadas.

Números

- Más de 80 cabañas afectadas

- Más de 100 evacuados

- 87 Bomberos Voluntarios y efectivos del Plan Provincial de Manejo del Fuego

- Personal de Defensa Civil

Personal del ETAC (Equipo táctico ante catástrofes)

- 1 helicóptero

- 1 avión hidrante

- 2 aviones de carga de agua terrestre

- 4.450 hectáreas quemadas

Bosque nativo

De bosque nativo en Córdoba quedaban, en 2016, 300.000 hectáreas en buen estado. Eso es el 2,37 % de la superficie original. Después unas 800.000 hectáreas de bosque abierto, el 6 % más o menos y el resto que nos quedan son arbustales, matorrales que vuelven cuando el bosque ha sido talado o fuertemente agredido, y eso en totalidad nos quedan unas como formaciones vegetales compatibles con bosque nativo unas 3.700.000 hectáreas que eso es más o menos el 27 % de la superficie original de bosques”, expresó Federico Kopta.

Marco legal

A la hora de pensar en los incendios y sus consecuencias, a primeras, pensamos en aquellos daños materiales, parciales o totales. Pero nunca pensamos en los daños propiamente ambientales. “La falta de marco legal sobre incendios, como tipificaban en el Código Penal tiene que ver con una concepción muy antropocéntrica del tema del fuego respecto a daños materiales económicos concretos. Que puedan cuantificarse en el mercado y no con los daños a los servicios ambientales. Lo que hay con eso es un atraso en la concepción de la legislación que debe ser actualizada”, dijo el Presidente del Foro Ambiental Córdoba.

Consecuencias de los incendios

- Pérdida de cubierta vegetal que hace que se erosione el suelo.

- Disminución de la biodiversidad.

- Alteración de los bosques.

- Falta de regulación hídrica.

- Contaminación atmosférica.

Ambos ambientalistas concuerdan en la falta de accionar de la justicia, falta de voluntad política, y la falta de generación de políticas de Estado que tengan que ver con una visión integral de prevención de riesgo. Kopta agrega la necesidad de que funcionen los puestos de vigía, que se activen los sistemas de acción rápida los días de máximo riesgo de incendio y que haya un corte en la disposición de los combustibles vegetales en el suelo para que el fuego no se extienda.

Hay voluntad de los ciudadanos, o por lo menos en su mayoría, hay voluntad de los Bomberos Voluntarios, hay voluntad de los científicos y expertos, hay voluntad de las brigadas forestales que día a día se capacitan. Pero, ¿dónde está la voluntad del gobierno y la justicia? Tal vez, cajoneado abajo de algún papel.


Fuente:

Daniela Vilá, Donde hubo fuego, capitalismo queda, 24 agosto 2021, Tramas. Consultado 25 agosto 2021.

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