viernes, 18 de junio de 2021

Desembarco nuclear ruso: ya en 2008 Moscú propuso tener una “frontera interna” en la Argentina

Así lo aseguró a TN.com.ar Daniel Cameron, el funcionario que estuvo a cargo de la Secretaría de Energía entre 2003 y 2014. Pero aclaró que Néstor y Cristina Kirchner nunca aceptaron ceder el territorio.

por Gonzalo Bañez

Daniel Cameron pasa los días en su Río Gallegos natal, ya lejos de la política nacional. Atrás, quedaron los años que estuvo al frente de la Secretaría de Energía entre 2003 y 2014, cuando firmó el primer acuerdo de la Argentina con Rusia por las centrales nucleares. Es uno de los políticos que más conoce a la familia Kirchner, sobre todo a Néstor, a quien acompañó desde que el expresidente llegó a la intendencia de Río Gallegos en los 90′.

Ocupó distintos cargos provinciales relacionados a su formación de ingeniero. Desde allí, recorrió durante meses distintas partes del país y fue uno de los partícipes y armadores de la campaña presidencial que depositó a Néstor Kirchner en la Casa Rosada en 2003. En 2014, fue desplazado del gobierno nacional, y actualmente acarrea 4 causas judiciales en su contra. Recibió a TN.com.ar en su casa en una entrevista exclusiva.

- ¿Qué le dijo Néstor Kirchner cuando lo sumó en 2003 a su gabinete?

- (Se ríe) Durante la campaña, asesoré en cuestiones energéticas, pero (Néstor Kirchner) no me anticipó que el sector nuclear iba a estar dentro de mi área. Él veía una cuestión básica: la única forma de hacer entrar al sistema a todas las personas que por aquellos años estaban en la indigencia o la pobreza era que el país creciera, y a medida que eso sucediera iba a haber una necesidad energética que cubrir. El Estado tuvo que tomar decisiones que en el momento podían parecer autoritarias, pero de lo contrario, el país no tenía destino.

- ¿Por qué decidió darle el control del sector nuclear?

- Néstor creía que era un sector relevante. Cuando asumió, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) dependía del Presidente, pero es algo que requiere mayor especificidad. Lo debe haber hablado con Julio de Vido y la decisión fue que fuera a mi área.

- ¿Las decisiones nucleares también pasaban por de Vido?

- Él era mi autoridad natural y política. Como secretario, yo cumplía con mi función de ver los problemas, las alternativas de soluciones. El ministro lo conversaba con el presidente y marcaba el camino por dónde seguir.

- ¿Cuál fue la prioridad que le dio a la Secretaría?

- Hubo 18 meses donde se hizo un relevamiento del estado de situación. El sector tenía un promedio de edad de 56 años, era muy alto y había deberes inconclusos con una central paralizada. Decidimos impulsar una ley que planificara cómo seguiría el sector. Allí, se preveía la finalización de Atucha, la construcción del CAREM, el revamping de Embalse y la salida al mundo para ver qué equipamientos adquirir. Ahí, es donde se piensa en la cuarta y quinta central nuclear.

- ¿Cuál fue el primer contacto con Rusia?

- Estaba claro que los terceros países iban a participar en el sector nuclear después de 2013, con lo cual teníamos cierta tranquilidad para no tomar decisiones apresuradas. En general, en lo nuclear las relaciones son país-país. Cuando empezamos a planificar esa 4° y 5° central, hablamos con los países capaces de desarrollar esa tecnología.

- ¿Qué países?

- China, Estados Unidos, Francia, Rusia y, obviamente, Canadá, con quien ya teníamos otros contratos. Estados Unidos se autoexcluyó porque la Argentina no tenía recursos para invertir y ellos sólo iban a venir al país con créditos, y no estaban. Francia tampoco tenía capacidad de financiamiento y ahí hizo su entrada Rusia.

- ¿Esto fue en 2004?

- No, fue en 2006/2007. Luego, al acuerdo con Rusia lo firmé yo. Tenía mandato para hacerlo, no era decisión propia. Lo que Rusia ofrecía en sus comienzos era un contrato de venta de energía. Es decir que venía al país, ejecutaba la central, íbamos a tener como una frontera interna (se ríe). Esa no era la posición argentina, Néstor quería formar un sector fuerte. Tenía en claro que las centrales en la Argentina habían nacido operadas por el Estado, y no quería cambiar eso.

- ¿Las negociaciones fueron con Rusia o con Rosatom?

- Todas las conversaciones fueron país a país, y cada uno decidía quién era el interlocutor. Con China y con Rusia generalmente las reuniones fueron encabezadas por el ministro (de Vido) y los grandes cierres con los presidentes. Cuando avanzó, Rusia puso a Rosatom como interlocutor.

- ¿Cuándo firma el acuerdo con Rusia?

- En 2008. Lo recuerdo porque encabecé esa negociación en Moscú con el presidente de Rosatom. Fue un elemento primario del interés de dos países en desarrollar un equipamiento, que era una VVER-1200, que era la máquina que estaba fabricando Rusia en su momento. Hasta el día de hoy, quedaron las bases para que los dos países puedan avanzar.

- ¿Quién lo acompañó en la firma?

- Estuvieron autoridades de la CNEA, el presidente de Nucleoeléctrica, y asesores del ministro. De Vido iba a encabezar la reunión pero finalmente no pudo hacerlo, y fui yo.

- ¿Qué pasó con las “fronteras” que quería imponer Rusia?

- En esas condiciones el acuerdo no iba a existir. Se firmó y oralmente se dejó en claro que para que luego se transformara en contrato quedaba por resolver la cesión de la tecnología del ciclo de combustible.

- ¿Y cómo se negoció?

- Bueno, se fue hablando. La Argentina esperaba una tecnología que viniera al país, donde el propio Estado fuese arquitecto e ingeniero, el mundo ya le había reconocido al país esa capacidad. El equipamiento iba a ser parte de los activos del país. Y, segundo, tenía que acompañar la generación de tecnología del ciclo de combustible. La Argentina produce todo.

- ¿Cristina Kirchner se mostraba entusiasmada con el acuerdo?

- El tema intelectual y el desarrollo tecnológico en la cabeza de Néstor y Cristina siempre funcionaron al tope de las prioridades.

- Entonces ellos coincidían en que era importante...

- Sí, en la cabeza de Néstor estaba tener más claridad en el sector y entendía que le daba a la Argentina una capacidad de mejoramiento.

- ¿Por qué se firmó con Rusia y no con el resto de los países?

- Nosotros hablamos con todos, y el acuerdo con Rusia fue decantando. Ellos vieron que Atucha II avanzaba y que se invertían por día 700/800 mil dólares.

- ¿Cómo avanzó la negociación desde 2008?

- La negociación se llevó a cabo con áreas más específicas, que siguen discutiendo las tecnologías y las condiciones. Tuvo un momento donde se aquietó, porque no se veía con claridad el tema de la tecnología del ciclo de combustible. Ahí aparece China, donde también se firmaron acuerdos y se abrió un camino paralelo al que existía con Rusia.

- ¿Hablaba personalmente con Cristina Kirchner sobre el proyecto de Rusia?

- En las reuniones donde se pedían explicaciones. En el gobierno de Néstor, Cristina Kirchner también participaba. Ella era una presidenta con una relación más vertical. Nunca me reuní al costado de mi ministro. Esas reuniones eran habituales con Néstor. En los tiempos de Cristina, la interlocución era más con el ministro.

- ¿Viajó a Rusia después de firmar el acuerdo?

- Sí, viajé 5 o 6 veces a Rusia.

- A reunirse con Rosatom...

- Participando de eventos nucleares mundiales. Nos recomendaron que participáramos para mostrar hacia dónde íbamos.

- ¿Hablaron sobre una central nuclear flotante?

- Rusia lo tuvo como tema pero la Argentina no mostró interés. Rusia y China ofrecieron todo lo que tenían a disposición, pero nunca fue más allá de escuchar que ellos producían esta tecnología.


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Fuente:

Gonzalo Bañez, Desembarco nuclear ruso: ya en 2008 Moscú propuso tener una “frontera interna” en la Argentina, 16 junio 2021, TN.

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