"Aterrorizado gritaba, llévame de vuelta al vientre, quiero volver a antes de nacer”. Informe especial sobre el atentado nuclear estadounidense en Nagasaki e Hiroshima, en 1945.
por Victoria Camboni y Alejandro Díaz
Dolor, horror, compasión, admiración. Cuántos sentimientos te pueden traspasar, cuando la vida te da la oportunidad de ser testigo de un relato tan particular. El pasado 11 de abril, el director de ANTIMAFIADuemila, Giorgio Bongiovanni, con la colaboración de Matías Guffanti, vicedirector del Movimiento Cultural Internacional Our Voice, entrevistaron desde Uruguay a un sobreviviente de la bomba atómica. Un estremecedor relato de Miyata Takashi, desde Japón. Un “hibakusha” -sobreviviente al ataque nuclear- un hombre de 81 años hoy, un niño de apenas cinco años aquel día oscuro y nefasto para la historia de la humanidad.
No es sencilla la tarea de transmitir las sensaciones que genera la experiencia de haber presenciado el relato de un sobreviviente del horror nuclear, producto del odio de la guerra y los intereses económicos y geopolíticos. Estados Unidos, con la decisión de detonar planificadamente dos bombas atómicas, que aniquilaron y destrozaron por completo la vida de miles y miles de inocentes en Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, es el responsable de las masacres. Dos bombas cayeron deliberadamente en dos ciudades pobladas de Japón, con la excusa de detener la Segunda Guerra Mundial y lograr la rendición del país nipón, a costa de la vida humana.
A través de la organización internacional Peace Boat (Barco de la Paz), Takashi ha recorrido varios países en el mundo, llevando su testimonio y el discurso antinuclear para crear conciencia de lo que significa y significó ser un sobreviviente de un atentado nuclear, con todo lo que eso implica. Vivió cinco años en México, donde participó para hacer realidad el tratado de no proliferación de armas nucleares, y hasta este día trabaja incansablemente para que políticos y gobernantes tomen decisiones en favor de la paz mundial. Su testimonio es un llamado y una alerta para que Nagasaki e Hiroshima no se repitan, nunca más.
Takashi, rompió las barreras del tiempo y la distancia y nos llevó a un viaje por el pasado, que vivió en presente. Las memorias de un sobreviviente del atentado nuclear de Nagasaki se convierten en un presente perpetuo por la búsqueda de paz.
“El mes de agosto, es una época triste para los sobrevivientes de la bomba atómica, ya que los recuerdos de ese día vuelven. A las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, y tres días después, a las 11:02 minutos del día 9, se lanzaron las bombas atómicas por primera vez en el mundo. En Hiroshima 150 mil personas y en Nagasaki 74 mil personas, murieron en un instante. La Segunda Guerra Mundial terminó el 15 de agosto, cuando Japón se rindió. Yo nací en Nagasaki en 1939, y experimenté la bomba atómica cuando tenía cinco años”.
Con la ayuda de la traductora Mizutani Yuko, las palabras de Takashi fueron invadiendo el espacio. “Eran las 11:02 de la mañana del 9 de agosto. Sucedió un día de verano hace 75 años. Todavía me duele pensar en ello. Nagasaki es una ciudad que está rodeada de montañas y mar. En ese momento era una hermosa y pequeña ciudad, con una población de 250 mil (habitantes). Ese día el cielo de verano se extendía ante mí, y acababa de levantarse la advertencia de ataque aéreo. Mi madre me llevó de compras a una tienda departamental en el centro de la ciudad. Después de haber terminado, nos dirigíamos de regreso a nuestra casa en la montaña, cuando mi madre se dio cuenta de que se habìa olvidado de comprar algo, y estaba pensando en regresar. Siempre me asustaba escuchar las sirenas de ataque aéreo, y los aviones en lo alto. Escuché estos sonidos espeluznantes de nuevo, y lloré y rogué a mi madre que me llevara a casa, agarrándome de su manga. Así que nos dirigimos de regreso a nuestra casa”.
El pequeño Takashi, aterrorizado, se sostenía de su madre tratando de esconderse y huir del terror que iba apoderándose de todo.
“Era un verano caluroso, y estábamos empapados en sudor. Cuando llegamos a casa, mi mamá tomó un poco de agua del pozo y me bañó con ella. Después de eso estaba jugando con las canicas en el jardín, vestido solo con mi ropa interior. Mi hermano mayor que era cuatro años mayor que yo había sido evacuado al campo donde nació mi madre. Mientras jugaba, noté que una avioneta sobrevolaba la casa. Luego vi un cilindro negro flotando en el cielo azul, sostenido por ocho paracaídas. Pasó sobre mi casa y luego se fue. Más tarde, descubrí que este cilindro negro era una sonda diseñada para entregar un sensor, el sensor mediría la potencia de la explosión generada por la primera bomba atómica de plutonio jamás detonada en el mundo”.
“Después de que vi la sonda, un avión enorme pasó muy ruidosamente por encima moviéndose desde el sur hacia mi casa. Nunca había visto un avión tan enorme. Miré hacia arriba asombrado, mientras brillaba la luz del sol. Este avión era el avión B29 que llevaba la bomba atómica. Mi casa estaba a 330 metros de altura en la montaña. Este enorme avión B29 sobrevoló mi casa. Una vez que pasó las montañas, pareció desaparecer hacia Urakami, que es la zona norte de Nagasaki”, recordó Takashi, reviviendo esos instantes, desde su visión de niño, un pequeño niño de tan solo cinco años. Y el horror se hizo realidad.
“En ese momento hubo un destello de luz, y un tremendo boom. Nosotros le llamamos la bomba atómica, flash boom. Este fue el momento que se explotó la bomba. Mi casa estaba a 2.4 kilómetros del centro, escondida detrás de las montañas, pero quedó medio destruida la casa por la fuerza de la explosión. Mi madre y yo no sufrimos heridas, pero yacíamos temblando”.
“Mi madre me abrazaba, y yo gritaba ‘quiero volver, quiero volver’, una y otra vez. Aterrorizado yo gritaba: “llévame de vuelta al vientre de mi madre”, “quiero volver a antes de nacer”. Cuando las personas se apoderan del miedo, ¿a dónde crees que deben ir? Yo quería volver al vientre de mi madre. Mi instinto a los cinco años fue escapar al vientre, al útero de mi madre. Mi arrebato muestra el fuerte vínculo entre una madre y su hijo. Vino de lo más profundo de mi alma”, relató, transmitiendo su fuerte vivencia a esos jóvenes que lo escuchaban atentamente. Y trajo de su memoria otro hecho impactante, del mismo 9 de agosto.
“Por favor, dame agua”. Esa noche una joven enfermera caminó 330 metros montaña arriba hasta nuestra casa. Sus ojos estaban saliéndose y su bata blanca estaba completamente quemada. “Por favor, dame agua”, susurró con sus últimas fuerzas. Mi madre le puso el agua a los labios de la enfermera, y ella se derrumbó. A los cinco años era la primera vez que veía morir a alguien. El hospital universitario de Nagasaki estaba en el hipocentro de la explosión de la bomba. Esta enfermera fue una de estas desafortunadas personas. Murió junto a la carretera, ni siquiera pudo despedirse de su familia”.
La escena angustiante, infernal, golpeó las conciencias de quienes escuchábamos. Takashi continuó: “Me hacer llorar recordar las escenas de ese día. Según datos militares de EEUU, el objetivo para el lanzamiento en Nagasaki fue la parte más céntrica de la ciudad de Nagasaki, de hecho, fue el lugar en el que estuve con mi madre de compras. La caída real fue en la parte norte de Nagasaki, que estaba a 3.8 km del objetivo, y Urakami, que se decía que era una zona segura en el campo, en este momento… el epicentro de la catedral de Urakami fue completamente destruido. Urakami fue en ese momento un lugar santo para los católicos en Japón. Unos 8 mil católicos murieron en el instante. Para el ejército de los Estados Unidos fue un gran error de cálculo que el objetivo de caída estuviera desviado 3.8 kilómetros. El hecho de que el destino original, católico o no, fuera el centro de la ciudad de Nagasaki, era el precio del descuido indiscriminado del gobierno de ciudadanos inocentes”.
“Cuando tiraron la bomba atómica, Japón estaba a punto de rendirse en la Segunda Guerra Mundial, y Estados Unidos, como había fabricado la bomba atómica lo principal era tirar la bomba a Alemania, pero como se había rendido antes, el día 8 de mayo, entonces Nagasaki fue el nuevo objetivo para poder tirar la bomba. ¿Y por qué Nagasaki? Porque Nagasaki era el lugar donde se fabricaba armas militares, pero de hecho estaban bombardeando las fábricas desde hacía un año. El objetivo de esta bomba atómica fue meramente para matar a los ciudadanos inocentes”, consideró.
Volviendo al presente, el hombre nipón habló sobre los problemas más graves para la humanidad en este momento. “Actualmente hay alrededor de 14 mil armas nucleares modernizadas y diversificadas. Existen desechos nucleares de plantas de energía nuclear en la tierra. Junto con la crisis del coronavirus, y la crisis del calentamiento global, los problemas de las armas nucleares y desechos radiactivos, son las tres crisis principales que enfrentamos los seres humanos. En ese momento, es significativo que el derecho internacional, que prohíbe las armas nucleares, entró en vigor en este enero. Creemos que el deseo de los supervivientes de la bomba atómica, de un mundo sin armas nucleares, y el deseo de toda la humanidad de una era sin guerra, sean hechos realidad”, valoró, e hizo un llamado para trabajar en conjunto, como seres humanos, para lograr un mundo pacífico y mejor para cada ser humano.
“Se necesitan luz y esperanza en estos tiempos de crisis. El mundo se encuentra en una era, en que la colaboración y la cooperación internacionales, vuelven a ser importantes. Unamos nuestras manos y trabajemos juntos para crear un mundo libre de guerras que amenazan la vida, hambre, desigualad, discriminación, desastres naturales”.
El director de ANTIMAFIADuemila Giorgio Bongiovanni y entrevistador principal, destacó a Takashi como “un héroe, un símbolo de justicia, de verdad, sobre todo uno de los puntos de referencia nuestro, para toda la gente que sufrió en su propia carne la bomba atómica”. Y afirmó: “El mal absoluto para esta humanidad es la bomba atómica y la energía nuclear”.
- ¿Por qué piensa que tiraron la bomba atómica? Si aquellos potentes norteamericanos tenían esta idea sanguinaria, ¿usted piensa que hoy los mismos potentes -Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Inglaterra- podrían llegar a una tercera guerra mundial nuclear? ¿Usted tiene miedo de esto que puede pasar, o piensa que los potentes, a pesar de que tienen las bombas atómicas cambiaron y no las quieren usar?
“Se puede decir que hay dos tipos de sociedades, la sociedad por los políticos y la de los ciudadanos. Los políticos quieren mantener su poder para mantener la fuerza de su país, pero esa idea se va envejeciendo, yendo al pasado, si lanzan la bomba atómica pierden su propio país, desaparece. Cómo se van a dar cuenta, hay que levantar la voz los ciudadanos, es poderosa, así como hay movimientos de ICAN o Peace Boat o como ustedes, que pueden levantar la voz. En el siglo XXI nos encontramos con el tratado, y el tiempo sigue fluyendo. Nos encontramos en la crisis de coronavirus en estos momentos difíciles. Muchos de los países estamos en colaboración para poder sobrevivir. Yo tengo mucha esperanza y creo en la voz ciudadana para poder lograr la paz. Para mí es no más Hiroshima y no más Nagasaki, que no se repita este doloroso recuerdo”.
- ¿Usted piensa que al final nosotros humanos vamos a destruir las armas atómicas, vamos a vivir en un mundo de paz, amor, universalidad, o piensa que el peligro del holocausto nuclear sigue siendo vivo en este momento?
“Es una pregunta difícil de contestar. El siglo XX era un tiempo de matanza entre los humanos. Ahora en estos tiempos hay que operar y colaborar para poder lograr hablar, de la importancia de la vida, la naturaleza, el medio ambiente; para poder lograrlo es importante que los ciudadanos levanten la voz, en voz alta. Los políticos japoneses no conocen la guerra, no vivieron la guerra, quieren lograr con sus poderes, por medio del nuclear. Pero a pesar de eso también insisten respetar las normas internacionales, las normas internacionales están hechas por los conocimientos y la sabiduría de las personas de todo el mundo. Las bombas o las armas nucleares no se desaparecen en un instante, hay miles en este planeta, no desaparecen de un día al otro. Yo considero que hay una escala de 100 años, y dentro de 100 años van a ir desapareciendo. Para eso hay que seguir con las actividades de la paz como las estamos haciendo, y es paso a paso”.
Matías Guffanti en representación de Our Voice, expresó el sentir de las y los jóvenes del movimiento: “nos conmociona poder ser la última generación que puede escuchar a un sobreviviente, y es una historia presente. Es una de las amenazas más grandes, sino es la más grande de todas. Como ciudadanos del mundo, nos parece un testimonio absolutamente importante y por lo que tenemos que luchar para evitar que estas 13 mil armas sigan avanzando, y que estas cerca de 500 centrales nucleares que hay en el mundo, con la crueldad máxima de nuestros dirigentes políticos que no miran la vida y están construyendo muerte con sus proyectos bélicos”.
- ¿Cuál es la denuncia más fuerte que tenemos que pronunciar como jóvenes contra la energía nuclear? ¿Dónde están los responsables de toda esta maquinaria de muerte y genocidio que se está construyendo?
“La paz es invisible, pero siempre hay que tener la paz en el corazón. Para eso siempre hay que estar realizando los movimientos y actividades. Por ejemplo, en Nagasaki los chicos de la preparatoria todos los fines de semana están juntando firmas frente a la estación de trenes, y autobuses. Para eso es importante hablar, comunicar, compartir. Ahora, ¿cómo despertar a los políticos? En Nagasaki, es una región conservadora. No tienen mucho contacto sobre la paz, pero hay que seguir hablando y compartiendo lo que puedan, como estos medios online o por Smartphone, porque la paz se va creando, la paz se crea. Hay que sudar, hacer actividades, sudar con el alma, con el corazón. A mí ya me están hablando desde el cielo, pero en Argentina, en Nagasaki, haremos las actividades. En Nagasaki son siempre bienvenidos. Escuchemos el alma y es el espíritu de los que fallecieron. Sientan con sus propios ojos, de corazón. Yo fui de visita al museo donde hubo la matanza. Fui guiado, y la guía, nos dejó ver con nuestros propios ojos. Nos dijo, ustedes sientan, vean el cabello, el pelo, la ropa, sientan, yo no voy a explicar nada. A mí me quedó mucho de lo que dijo la guía. Yo sentí con mis propios ojos, con mi corazón. Aquí están los jóvenes”.
“Lo importante es el futuro para que los jóvenes puedan saber y conocer Nagasaki. Estaré esperándolos, por si algún día vienen por acá”, finalizó Miyata Takashi, un octogenario que será portador de la antorcha olímpica este año, en las olimpiadas de Tokyo. Un símbolo de su lucha por la paz, y de llevar en alto la esperanza, hasta el último momento.
El encuentro fue posible gracias al trabajo incansable de Agustín Saiz, integrante del movimiento cultural internacional Our Voice y moderador del encuentro, y a los integrantes de la organización internacional Peace Boat (Barco de la Paz) consultor en la ONU y miembro directivo del ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons) -que estuvo detrás del tratado de la no proliferación nuclear-; con la coordinación de Rika Watanabe, la participación de Matsumura Masumi –coordinadora de la campaña “Cada segundo cuenta”, una de las campañas internacionales que lleva adelante Peace Boat a favor del desarme nuclear- y la traducción de Mizutani Yuko.
Giorgio Bongiovanni cerró la transmisión, con una reflexión que habla por sí misma: “Aquí son las 22:16, somos ayer. Usted, son las 10:16 y es mañana. Usted ya en el tiempo está en el mañana, yo estoy en el ayer, pero usted y yo y nosotros en este momento estamos unidos. Usted en el mañana ya vive la paz, nosotros en el ayer estamos todavía en batalla, estamos peleándonos por la paz. Las dos, ayer y el mañana se unen; significa que cuando las personas se quieren y se hablan, desaparece el tiempo; existe solo el presente. Y el presente hoy somos nosotros que estamos hablando con 12 horas de diferencia de tiempo. Significa, que, si nosotros ganamos al tiempo, como lo estamos ganando con esta tecnología importante, podemos lograr la paz y la justicia en el mundo”.
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Fuente:
Miyata Takashi: sobreviviente de Nagasaki, su recuerdo es clamor de Paz, 13 abril 2021, Antimafia Dosmil.
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