La
protección de la biodiversidad no debe relegarse por la crisis
económica de la COVID-19, que debería servir para buscar una
relación más respetuosa con la naturaleza, demanda la panameña
Ivonne Higuero, responsable del tratado de Naciones Unidas que
protege especies amenazadas.
por
Luis Lidón
En
una entrevista telefónica con EFE, Higuero alerta de que los efectos
económicos de la pandemia pueden afectar a la agenda internacional
de biodiversidad, por la que vela la Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
(CITES).
Con
183 países adheridos, la CITES es el principal instrumento
internacional para proteger la biodiversidad.
Higuero,
una economista con décadas de experiencia en desarrollo sostenible,
participó de forma telemática como secretaria general de CITES en
la presentación este viernes del Informe Mundial sobre Delitos
contra la Vida Silvestre.
En
ese documento de la ONU se recuerda que tres cuartas partes de las
nuevas enfermedades contagiosas -como es el caso de la COVID-19- han
sido transmitidas de animales a seres humanos y que el comercio
ilegal con especies protegidas supone así un riesgo para la salud.
También
se indica que mientras que el comercio ilegal de marfil se ha
reducido, el del pangolín se ha disparado. A ese pequeño mamífero,
muy apreciado en Asia por su carne y por sus escamas, la medicina
tradicional china otorga supuestas cualidades curativas.
Otra
relación con la naturaleza
En
declaraciones a EFE, Higuero se muestra preocupada sobre cómo la
crisis económica puede afectar a los programas de protección de la
biodiversidad y cómo la caída del turismo sostenible puede castigar
a comunidades pobres y países en desarrollo.
Es
que, recuerda, suelen ser países con pocos recursos los encargados
de velar por la preservación de especies protegidas -como el
elefante o el rinoceronte- y en muchos casos parte de los ingresos
proceden del turismo de naturaleza.
En
la actual situación, además, existe una gran incertidumbre sobre
cuándo se volverá a recuperar la confianza para realizar ese tipo
de viajes de turismo sostenible, lo que puede traducirse en una falta
de fondos para este fin.
“La
responsabilidad primaria, desafortunadamente, le cae generalmente a
países bastante pobres y ahora no se les puede olvidar”, subraya
la experta.
“Los
países pobres están luchando para poder seguir adelante y además
de eso tienen estos gastos altos de conservación. Realmente, solos
no pueden. Tenemos que pensar en qué mecanismo podemos crear para
que reciban pagos para poder conservar (las especies) por el
beneficio del mundo”, expone.
“Tenemos
que pensar y poder tener otro tipo de relación con la naturaleza,
con más respeto a la naturaleza” porque “cuidar de la naturaleza
y de la biodiversidad es como cuidarse a uno mismo”, resume.
La
experta pide que se tenga una visión global sobre el tipo de
desarrollo que se plantea, que tenga en cuenta todos los factores,
incluidos los ambientales.
El
símbolo del jaguar
En
este contexto, recordó la enorme riqueza ecológica de América
Latina y que el jaguar -el tercer felino más grande del mundo- se ha
convertido en un símbolo de toda la región contra el comercio
ilegal de vida silvestre.
Higuero
-que se convirtió en secretaria general de CITES en 2018- destaca
que América Latina tiene que mejorar la recolección de datos de
este tipo de delito y ahondar en la cooperación regional.
También
subraya que hay que tener en cuenta las características propias de
América Latina, como es su riqueza vegetal, incluidas algunas
especies icónicas, como la orquídea.
“Mi
prioridad ahora es tratar de poner ahí más atención, poner a la
región latinoamericana en el mapa de CITES”, destaca.
“El
jaguar es importantísimo y hay otros animales importantísimos, pero
creo que podemos hacer mucho más y hablar mucho más sobre las
plantas”, cuya madera es uno de los objetos de contrabando más
preciados por grupos criminales.
El
papel de China
Algunas
de la especies con las que se comercia ilegalmente, como el tiburón
-por sus aletas-, la totoaba -por su buche-, y el pepino de mar, se
utilizan en platos de la gastronomía asiática por los que se pagan
elevadísimos precios.
De
ahí que la demanda de los países asiáticos, y especialmente de
China, sea fundamental para luchar contra este tipo de comercio
ilegal.
La
secretaria general cree que China está dando pasos en la dirección
correcta para tratar de reducir la demanda de estos productos y de
otros, como las maderas tropicales
“Veo
que hay un compromiso más grande a nivel del gobierno para poder
combatir este tipo de crimen”, subraya, y valora un cambio de
actitud por parte de Pekín, incluida la voluntad de castigar a los
responsables de ese tipo de delito.
“Comprenden
más lo que significa el peligro de que sigan dejando entrar este
tipo de especies de una manera ilegal”, añade.
Además,
indica Higuero, las autoridades chinas también tratan de influir en
la actitud de sus ciudadanos cuando viajan al exterior, recordándoles
que no pueden comprar artículos ilegales.
Sin
embargo, considera que China todavía tiene que trabajar más en
castigar de forma más estos delitos para desincentivar que se
cometan.
Fuente:
Luis Lidón, Ivonne Higuero (CITES) pide que la COVID-19 sirva para repensar la relación con la naturaleza, 10 julio 2020, EFEverde. Consultado 11 julio 2020.
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