El 87% de la merma ocurrió en la región del parque chaqueño.
Según
informó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la
Argentina perdió 6,5 millones de hectáreas de bosques nativos entre
1998 y 2018: el 87 % en el parque chaqueño, el segundo foco de
deforestación de Sudamérica después del Amazonas.
El
43 % de esta pérdida de bosques nativos fue durante la vigencia de
la ley 26.331, conocida como Ley de Bosques y sancionada en 2007.
Los
datos sugieren que, hasta 2015, los instrumentos de gestión de la
norma tuvieron un impacto progresivo en la baja paulatina de la tasa
de deforestación, pero luego volvió a crecer.
A
partir del 2016, indica el informe, la reducción o eliminación de
las retenciones a las exportaciones de granos (especialmente de soja)
incentivó el desmonte para ampliar la frontera de esos cultivos en
detrimento de la superficie de bosque nativo, especialmente en la
región chaqueña.
Esto
provocó, además, el desplazamiento de comunidades que desarrollaban
su economía y cultura en base al bosque nativo.
Este
escenario determinó un proceso de concentración de la tierra y
riqueza acompañado por una homogenización de la producción en base
a los monocultivos y la pérdida de generación de servicios
ambientales forestales. De esta manera, entre 2016 y 2018 la tasa de
deforestación volvió a aumentar.
El
87% de la pérdida de dichos bosques corresponde a la región del
parque chaqueño, principalmente Santiago del Estero (28 %), Salta
(21 %), Chaco (14 %) y Formosa (13 %).
Cabe
recordar que la ley estableció tres áreas con criterios distintos
de conservación, identificadas con tres colores: rojo, bosques
nativos de alto valor de conservación que no deben transformarse;
amarillo, bosques de mediano valor de conservación con posibilidad
de aprovechamiento sostenible, turismo, recolección e investigación
científica; y verde, bosques de bajo valor de conservación, lo que
permite su transformación parcial o total.
Entre
2008 y 2018, el 47,2 % de la deforestación -unas 845.832 hectáreas-
correspondió a desmontes autorizados dentro de la categoría verde.
El
52,8 % -unas 946.769 hectáreas- se produjo en las categorías rojo y
amarillo, es decir, en áreas que la ley prohíbe. Además, se
perdieron unas 983.467 hectáreas en bosques no incorporados en los
ordenamientos provinciales.
Para
la cartera nacional de Ambiente, a cargo de Juan Cabandié, el
monitoreo, la prevención, el freno a los procesos de desmontes
ilegales y el manejo de los bosques nativos son acciones
prioritarias, como así también la revisión de las políticas
existentes para ser más efectivos en el cumplimiento de estas
tareas.
En
este sentido, el Ministerio fortaleció el Sistema de Alerta Temprana
de Deforestación durante 2020, con mejoras en la precisión y
periodicidad de la información generada.
Además,
logró acuerdos con las provincias para aplicar fondos retenidos de
años anteriores por $ 660 millones, los que se suman a los $ 570
millones dispuestos para este año.
Con
respecto a las causas de la deforestación, las principales son la
expansión y la diversificación agropecuaria, en especial la
agricultura y la ganadería intensivas.
En
menor medida, la agricultura de subsistencia, los incendios, el
sobrepastoreo, el desarrollo de infraestructura y la sobreexplotación
de los recursos forestales.
El
informe recuerda que los bosques son fundamentales para la regulación
hídrica; la conservación de la biodiversidad, del suelo y de la
calidad del agua; la fijación de carbono; la diversificación y
belleza del paisaje, además de la defensa de la identidad cultural.
La
deforestación, por su parte, ocasiona la pérdida de biodiversidad,
la reducción en la capacidad de mitigar el cambio climático, genera
cambios hidrológicos con mermas en la capacidad productiva de los
suelos y aumento del riesgo de inundaciones.
Además,
disminuye la provisión de servicios ecosistémicos a la sociedad,
entre ellos: la polinización de cultivos y flora nativa, la
dispersión de frutos y semillas, la regeneración natural de bosque,
incluyendo los árboles leñosos de interés forestal, el control
biológico de plagas de cultivos, la resiliencia hidrológica de los
ecosistemas naturales y cultivados y la diversidad genética de las
especies nativas de plantas y animales.
También
afecta la formación, fertilidad y disponibilidad de suelos, el valor
estético de los bosques, la provisión de leña, madera, recursos
alimenticios y otros bienes de consumo esenciales para las
comunidades locales.
El
estudio releva, además, las características socioeconómicas de la
población que vive en los bosques nativos argentinos, de 5.064.918
habitantes (13 % del total país).
Hay
unos 7.278 parajes (69,8% de los parajes del país) dentro del
Ordenamiento Territoriales de Bosque Nativo y se calcula que del 13 %
de la población del país que cumple con al menos un indicador del
índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) el 8% vive en los
departamentos con Bosques Nativos.
En
tanto, del Mapa de Pueblos Originarios, se determinó que el 65,6 %
de las comunidades indígenas registradas en el país están dentro
del OTBN.
El
modelo productivo que reemplaza al bosque por pasturas o cultivos
anuales está vinculado con la pérdida de empleo rural, la
concentración de la tierra y la migración de la población rural
hacia los centros urbanos.
El
informe, denominado “Causas e impactos de la deforestación de los
bosques nativos de Argentina y propuestas de desarrollo
alternativas”, fue realizado por la Secretaría de Política
Ambiental en Recursos Naturales, a través de la Dirección Nacional
de Bosques y técnicos del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) y la Asociación Ingenieros Forestales de Chubut.
El
documento sostiene que es necesario fortalecer las herramientas de
desarrollo vinculadas a los bosques nativos, de manera que formen
parte de la matriz productiva del país, de forma responsable y
sostenible, generando arraigo y riqueza local.
Esto,
agrega el informe, se logra con una política que acompañe el uso
múltiple de los bosques, el desarrollo ganadero integrado a los
mismos, la producción forestal maderera y no maderera, con
generación de valor agregado en origen, mejoras en la
comercialización y la distribución de la renta en los entramados
productivos forestales, desarrollo del ecoturismo y restauración de
la capacidad de los ecosistemas de proveer servicios a la sociedad.
La
publicación del informe completo está disponible para la consulta
pública en el Centro de Información Ambiental.
Fuente:
El 87% de la merma ocurrió en la región del parque chaqueño, 30 julio 2020, Infobae. Consultado 30 julio 2020.
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