miércoles, 22 de julio de 2020

El vertido de lodos radiactivos en la costa galesa II

Barco de dragados y vertido en acción en la costa galesa una noche de 2018. Fuente: Beyond Nuclear International.

En 2018 la empresa estatal francesa Électricé de France (EDF) dragó lodo radioactivo en la zona de construcción de Hinkley Point C, y lo vertió cerca de la costa de Cardiff, en Gales. La operación causó una considerable oposición, y la integridad científica de los tests realizados para analizar el lodo fue disputada desde la primera ronda del vertido.

por Tim Deere-Jones y Brian Jones

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.

Pese a las exigencias para que se pospusiera el vertido y así poder tanto el gobierno galés como NRW medir la radioactividad en la costa sur galesa, prestando un especial interés a los nucleidos presentes en los sedimentos que serán seguramente vertidos, como el plutonio, americio, cobalto-60, estroncio, tritio... se permitió que la industria nuclear procediera sin previa recogida de dato alguno.

Consecuentemente, ninguna de estas instituciones ha monitorizado la radioactividad de la zona en aras de medir los efectos del vertido sobre el ecosistema y las comunidades humanas cercanas. Pese a que este tuviera lugar cerca de una zona densamente poblada.

Como ya avisaran las personas detrás de la petición a la Comisión del Senedd, la Asamblea Nacional Galesa, hay una preocupante ausencia de datos en relación a este vertido.

Sin embargo, RIFE, el programa anual de supervisión marina en todo el país, que también analiza aquellas áreas alrededor de donde haya habido, o siga habiendo, actividad nuclear, proveyó de información relevante que muestra un importante aumento de la radioactividad precisamente en los sedimentos vertidos al mar.

El dragado en Hinkley Point y el vertido de lodo en la Bahía de Cardiff

En 2017 y 2018 EDF comenzó sus labores de excavación en la zona intermareal de la Bahía Bridgewater, en Somerset, para facilitar la construcción de tuberías submareales que descargarían los residuos radioactivos líquidos directamente al mar, y también para la entrada de agua de refrigeración e instalaciones portuarias para la propuesta central de dos reactores Hinkley Point C.

Junto con el permiso para llevar a cabo estos trabajos, el gobierno galés y NRW también han permitido a EDF que vierta 300.000 toneladas de sedimento radioactivo a la Bahía de Cardiff, que se encuentra a 2 kilómetros de la línea de mar de Cardiff.

Como respuesta, la ciudadanía galesa ha iniciado protestas a través de una petición a la Comisión del Senedd, apoyada por más de cien mil personas.

Dada la importante ausencia de datos e información sobre las posibles consecuencias de la radioactividad de los sedimentos y su impacto en la costa, ecosistema y comunidades galesas, el objetivo de estas protestas es atrasar el nuevo vertido para recabar información previa.

Los miembros de la Asamblea Nacional Galesa que participan en el Comité de Peticiones tuvieron la oportunidad de escuchar al asesor de radioactividad marina Tim Deere-Jones, que apoyaba esta petición, y a EDF y NRW, que se oponían a la misma. Y concluyeron finalmente que la solicitud de la petición era válida y por tanto pasaba a debate plenario en la Asamblea.

Durante el subsiguiente debate, la gran mayoría de miembros de la Asamblea que participaron se pronunciaron en favor de la petición. Sin embargo, la Ministra de Medioambiente, Leslie Griffith, con el apoyo del gobierno galés, ignoró los deseos de la mayoría y de la población galesa, y permitió que el vertido siguiera adelante sin mayores cambios.

Las muestras del medioambiente marino cercanas a, y aguas abajo de, la zona de construcción de Hinkley Point quedan reflejadas en los informes anuales RIFE, que nos muestran las concentraciones de radionucleidos descargados al mar desde dicha zona.

Muchos de los radionucleidos registrados en estos informes también figuran como presentes en la zona del vertido en la Bahía de Cardiff. Esto es particularmente cierto en aquellos radionucleidos fuertemente asociados con sedimentos que incluyen cobalto-60, americio-241, plutonio y tritio.

Sin embargo, el análisis de los sedimentos dragados comisionado por EDF renunció a analizar el plutonio y el tritio, de la misma manera que el plutonio no recibe tratamiento en los informes RIFE.

La metodología de recogida de muestras (un raspado de superficies que normalmente no tiene mayor profundidad que unos pocos centímetros), y el número de sitios (intermareales con fácil acceso desde la costa y carreteras) de los que se toman estas muestras, generan resultados sobre las deposiciones anuales de radioactividad descargada al mar desde Hinkley, o liberada como resultado de actividades inusuales como el dragado y la construcción.

Dado que los informes anuales sobre las operaciones de la central Hinkley no indican nada inusual, podemos concluir que los importantes aumentos de concentraciones de radioactividad que quedan reflejados son consecuencia de sus actividades de construción, dragado y vertido de lodo al mar, y que tuvieron lugar en 2017 y 2018.

Fuente:
Tim Deere-Jones, Brian Jones, Stirring up trouble, 15 febrero 2020, Beyond Nuclear Internacional.

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