Marcha por la aparición de Facundo Astudillo Castro en Pedro Luro. Foto: Pablo Presti / Clarín. |
A tres meses de su desaparición. Marcharon para reclamar por la aparición de Facundo Astudillo Castro. La madre pidió al intendente de Villarino que eche al funcionario que envía “informes truchos” a la Justicia.
por Gabriel Bermúdez
Es jueves, a primera hora de la tarde, y el movimiento en Pedro Luro se va apagando lentamente. En la estación de trenes, mientras, algo está comenzando. Vecinos cruzan el parque, las vías y se acercan al andén, ya en desuso. Entre familiares y amigos, con la cara de Facundo Astudillo Castro (22) por todas partes, su mamá ya los espera. Como lo hace con su hijo desde hace tres meses.
“Acá veo mi gente, la de Pedro Luro y de Villarino, que está de pie pidiendo justicia y verdad. Un pueblo chico con personas honestas y trabajadoras. Esta es la gente que está pidiendo que devuelvan a Facundo”, dice Cristina Castro (42) a través del barbijo que exige "Aparición con Vida Ya!". La misma leyenda, con la selfie de Facundo y el buzo de Boca, que, en una bandera, enseguida encabezará otra recorrida por las calles de la localidad, ante unas 800 personas.
A la angustia por la ausencia de su hijo y su convicción de que lo desaparecieron de manera forzada, le suma la bronca por la decisión de la jueza María Gabriela Marrón de mantener al fiscal Santiago Ulpiano Martínez, al frente de la causa. “Fue un golpe duro por parte de ella. La jueza ha obviado cada cosa y nos sigue poniendo al mismo fiscal. Es lamentable pero es así. Lucharemos desde otro lugar y lo seguiremos peleando y si el fiscal no nos quiere acompañar, que no nos acompañe”, avisa la mujer, antes de empezar una nueva marcha.
Frente al anfiteatro donde un grafiti se sigue preguntando "Dónde está Facu?", comienza la movilización a través de la calle 7. Al llegar a 24, se detiene para que se sume media docena de chicos, miembros de la batucada que integraba Facundo. Con sus bombos, redoblantes y panderetas comienzan a marcar el ritmo de la marcha junto al aplauso de los manifestantes.
Los que no baten palmas, es porque llevan mensajes en sus manos. Con fotocopias en blanco y negro y la foto de Facundo. Con una cartulina amarilla en la que una chica expresa "Una Comunidad sin Verdad y Justicia". O con una hoja que lleva escrito "Dónde Está Facu?" y sostiene un hombre mayor de boina.
Luego de rodear la plaza, la columna, que roza las dos cuadras, se detiene frente a la delegación municipal. Le acercan un megáfono y Cristina dispara. “Desde acá nos quieren prohibir que tengamos justicia. Desde acá un funcionario está mandando informes truchos. Señor (Carlos) Bevilacqua, le tomo la palabra y espero que esa persona, en pocos días, no pertenezca más a su gobierno y esté tras las rejas”, le dice al intendente de Villarino.
Refiere al reporte de lectores de patentes que el municipio envió a la Justicia federal. Según la querella, fue alterado para incluir un auto de una testigo que consideran falsa y que dice haber llevado a Facundo por la ruta 3. “Que el intendente revele su nombre cuando lo eche”, responde la mamá de Cristina al pedido para que identifique al funcionario.
Después de los aplausos y el golpeteo furioso de los redoblantes, la marcha sigue. La vehemencia de la mamá de Facundo contrasta con el tono pacífico y pueblerino de la movilización. Muchas familias, mayoría de adolescentes y jóvenes, mujeres con bebés en carritos y abuelos definen su integración. Una joven empleada sale de un comercio y aplaude sola sobre la vereda.
Cristina vuelve a sacudirlos. “Esta marcha no tendría que haber sido y los desaparecedores están en todas partes. Dejen de encubrirlos. A las mamás de esas personas, ¿no tienen hijos ustedes? ¿No son hermanas? ¿No son abuelas? Devuelvan a Facundo. Verdad y Justicia, es todo lo que estamos pidiendo”, lanza en un breve descanso sobre la calle 24, casi vacía. En una esquina, dos operarios que terminan una vereda detienen su labor para acompañar el paso.
Por momentos, la movilización zigzaguea y desorienta a la camioneta de Defensa Civil municipal que busca guiarla. Sin patrulleros a la vista, evita el paso frente a la comisaría y vuelve hacia el centro del pueblo. Está recorriendo lugares donde el recuerdo de Facundo está presente. Como en la calle 3, casi 28, en el bar de cerveza artesanal en el que trabajó hasta que llegó la cuarentena.
“En este lugar Facu ha sido más feliz que nunca. De este lugar lo han privado. Facu no ha vuelto nunca más a su lugar de trabajo, pero no era solo eso, era su lugar de encuentro, sus amigos. Facu tiene que volver adonde pertenece y Facu pertenece a Turmalina”, se emociona Cristina. La abraza Juan Fernando Cardona, el dueño del local, uno de los que viene sosteniendo la bandera que encabeza la marcha.
"Dónde está Kufa, Facundo Castro Astudillo”, se lee también en la pancarta que llevan además el abuelo, uno de sus hermanos y Virginia Góngora, madre de otros dos amigos. “Esto nos da fuerzas para seguir, porque es un pueblo que está pidiendo por un chico que no era una persona mala, sino un chico de trabajo, humilde, bueno”, se quiebra Alejandro, el hermano mayor. “No puede estar pasando esto en un pueblo chico. Basta de encubrir a los verdaderos culpables”, exige.
"Tata" Castro suma su indignación con un reclamo a las autoridades. “Siento una gran impotencia. El gobierno está permitiendo el secuestro y el asesinato de jóvenes nuestros, no puede ser. Estamos en democracia y que el señor intendente se ponga las pelotas bien puestas y haga lo que corresponde y que retire a la gente que tiene que estar presa”, exige el abuelo de Facundo.
“Vivo lo llevaron, vivo lo queremos”, surge el reclamo hecho cartel desde el centro de la movilización que sigue avanzando. “Reclamamos y exigimos la aparición inmediata con vida de Facundo”, es el mensaje que sostiene una mujer, como todos, con barbijo. Mezclado con la gente, va Marcos Herrero, el adiestrador de perros en el que la familia confía para encontrar a Facundo.
De nuevo sobre la calle 22, paralela a las vías, ahora sí, después de casi una hora, la columna se dirige al lugar desde donde partió. En un sitio elevado, Cristina espera que lleguen los últimos y advierte. “Hoy hace 90 días que me han privado de su sonrisa y que espero el mismo llamado, 90 días que le han apagado la voz a Facu. Pero conmigo no lo van a hacer. Voy a seguir gritando hasta que me lo devuelvan”, asegura.
Desde el campo, un aplauso sostenido y los últimos tañidos de la percusión responden, asociándose al mensaje. Arriba, los abrazos de sus más cercanos y de los que se quedan para saludarla, rodean a Cristina. Cierra otra jornada gris para su familia y Pedro Luro, que esperan desde hace tres meses por Facundo.
Pedro Luro. Enviado especial.
EMJ
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Fuente:
Gabriel Bermúdez, “Devuelvan a Facundo”, el grito que resonó por las calles de Pedro Luro, 30 julio 2020, Clarín. Consultado 31 julio 2020.
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