Habla
la mamá del joven desaparecido Facundo Astudillo Castro. La madre
del joven, visto por última vez el 30 de abril en viaje hacia Bahía
Blanca, dijo a Página/12 que "la policía bonaerense tiene que
decir lo que pasó". Ningún funcionario provincial se comunicó
con la familia. La causa pasó al fuero federal, recalificada como
desaparición forzada y con la intervención de la Comisión
Provincial por la Memoria.
por
Adriana Meyer
"Estoy
pidiendo a gritos que intervengan la comisaría urgente, no puede
desaparecer gente de la nada, no pueden ellos inventar un cuentito de
que lo levantó tal o cual, es todo personal de la policía
bonaerense de Villarino, en la causa por averiguación de paradero
todos los testigos son policías". Cristina Castro tiene 42 años
y es empleada en una estación de servicio. Es madre sola y cabeza de
familia, vive en la localidad bonaerense de Pedro Luro con sus hijos
Facundo y Lautaro, el más chico. Alejandro, el mayor de los
hermanos, está casado. Hasta febrero Facundo vivió con su novia en
Bahía Blanca, pero al separarse volvió al hogar familiar. Dejó los
estudios y trabajaba en los galpones de exportación de cebolla,
cuando era la temporada, también fue empleado en un lavadero de
autos e hizo tareas de albañilería.
"Es
muy busca vida, un chico muy alegre, le gusta la batucada, jugar al
voley y al fútbol, disfruta de la música y salir con sus amigos",
dice su mamá en diálogo con Página/12. "Acá había empezado
a trabajar con amigos en una cervecería artesanal, estaba muy feliz
con eso, pero por la cuarentena se cerró todo. Ya venía deprimido
por la relación tóxica que tenía, y le afectó mal. Entonces le
picó el bichito de volver a Bahía a tratar de arreglar las cosas
con la chica, eran las peleas conmigo porque yo quería que haga su
vida acá", agrega la mujer, serena pero con angustia en su voz.
Por eso salió el 30 de abril, a dedo y sin el permiso para circular en el contexto del ASPO.
Fue
la ex novia de Facundo, Daiana González, quien alertó a la familia
que nunca llegó a su destino. "Le mandó un mensaje a sus
amigos diciendo que nunca llegó, pero ya habían pasado 15 días.
Nosotros habíamos pensado que no se había comunicado porque cuando
estaba con ella no lo dejaba tener contacto conmigo ni con los
amigos. Empezamos a buscarlo por las redes y en Bahía Blanca. Se
podía pelear conmigo, estar enojado, pero no con los amigos. Entraba
a sus redes, era activo en todas, el teléfono era una extremidad de
su cuerpo, pero desde el 30 de abril no hay actividad.
-
¿Entonces le avisan ellos que no había llegado a Bahía Blanca?
-
Sí. Todos los amigos de Bahía nos decían que no lo habían visto.
Voy a hacer la denuncia a la comisaría, me patean unos días
diciéndome que quizás estaba con la novia o en otro lado. El 5 de
junio recién entró la denuncia en la ayudantía fiscal de
Médanos-Villarino, y se abrió una causa con la carátula
"averiguación de paradero". Se supone que la policía
estaba investigando, declaramos amigos y familia, lo buscaron en
Bahía en casa de mis hermanos y sobrinos. Nadie había tenido
contacto con él desde el 30 de abril, nos empezamos a preocupar
nosotros más que la policía. Cómo tiene tantos amigos empezó a
haber revuelo en las redes sociales, y en los medios locales. Pedimos
que se hiciera un rastrillaje, porque el último llamado fue a las
13.30 del 30 de abril. Pensaba que podía estar su teléfono tirado
ahí en Mayor Buratovich, donde lo habían parado para hacerle el
acta por romper la cuarentena.
-
¿Ahí se hizo el rastrillaje?
-
No. Fue muy raro todo ese día, 19 de junio. El acceso a Buratovich
estaba cerrado con 5 patrulleros. El comisario nos dijo 'tienen que
seguir más adelante, acá se le labró el acta pero unos metros más
allá, en curva y contracurva, lo levanta la oficial Xiomara Flores y
lo lleva hasta Teniente Origone'. O sea, con mi abogado nos enteramos
de todos estos detalles el mismo día del rastrillaje. Empezamos a
ver que las cosas no eran claras, yo quería que buscaran el
teléfono. Llegando a la curva y contracurva, fuimos con los perros
del K9 de los Bomberos Voluntarios de Punta Alta. Pero nos seguían
diciendo que era más adelante. Seguimos viaje hasta la entrada de
Teniente Origone y aparece otro policía más, que dice haberlo
parado a Facundo después que esta oficial supuestamente lo había
dejado en la entrada del pueblo. Las cámaras del pueblo, encima, no
andan. Ese policía dice que lo paró porque los vecinos decían que
había un chico en la ruta, y cuando llamó a Mayor Buratovich le
dijeron que ya le habían hecho el acta, entonces lo dejó seguir. En
su primera declaración dice que al alejarse Facundo se sube a una
camioneta Duster gris plata, y en la segunda dice que Facundo se va
caminando. Este señor cuando declaró me dijo "recuerdo que me
mencionó la calle y altura exacta" de Bahía Blanca, la tenía
de memoria. Y más raro aún, me mostró una foto del carnet de
conducir de mi hijo, sacada el 30 de abril, y en su teléfono.
-
¿Cómo es que el policía tenía esa foto?
-
Porque supuestamente Facundo viajaba sin documentos, pero cuando lo
pararon en el pueblo anterior dijeron que estaba con documentos.
Usted que me está escuchando dígame si no le parece raro lo que le
cuento. Pero a la fiscalía no le hizo ruido. Lo peor que nos pudo
pasar es caer en la fiscalía de acá, el fiscal Dimas García hoy
mismo se está declarando incompetente en la causa para que pase al
fuero federal. Una mamá y un abogado nos dimos cuenta de todo, pero
él no vio nada. Nos trababa todo.
-
¿Por la búsqueda en las redes aparecieron tres testigos?
-
Se comunicaron conmigo, se habían presentado tres veces y no los
dejaron atestiguar. Ellos vieron ese día que a Facundo lo suben a un
patrullero de la policía de Mayor Buratovich, a las dos de la tarde.
Según la policía, a esa hora ya lo había levantado la oficial
Flores, y el oficial Sosa ya lo había visto partir hacia Bahía. Fue
justo en el lugar que ellos dicen que lo levantó esa policía de
civil, sobre la ruta. Los testigos conocían a Facundo, se estaban
yendo de viaje y lo reconocieron. Hay que protegerlos, que haya
justicia y que aparezca con vida. La fiscalía de Villarino debe dar
la respuesta que no dieron. Del intendente para abajo no se acercó
nadie, nos dejaron solos. En cambio, nos acompaña la gente de
derechos humanos, de la Comisión por la Memoria, Hijos, Abuelas,
Madres. Y con mi abogado se comunicaron desde Nación. Hoy me llamó
Sergio Maldonado y recibí mensaje de Germán Maldonado y su esposa.
-
¿Y la policía?
-
Están haciendo puras fantochadas. Hicieron un operativo, paraban a
todo el mundo, me paran al salir del trabajo, me dicen 'uh señora,
es usted, esto lo estamos haciendo por tu hijo', y yo sentí mucha
vergüenza ajena porque es la policía que tiene que dar la respuesta
de dónde está Facundo. En mi trabajo tuve que escuchar a un policía
decir 'estamos gastando recursos por un pendejo de mierda que se fue
con la novia'.
-
¿Hay alguna posibilidad de que Facundo se haya ausentado por
voluntad propia?
-
Algo le pasó a mi hijo, algo le hicieron ahí. No está desaparecido
por su voluntad, a mi hijo lo desaparecieron. No se fue peleado con
nadie, salvo conmigo que discutió ese mismo día por teléfono por
haber salido sin el permiso. Podría haberse desaparecido de mí,
pero jamás de sus amigos, y ni su familia. Es muy unido con su
abuelo, mi papá. Lo llamaba siempre para saber cómo estaba, si
necesitaba algo. Es cariñoso, hincha pelotas, te ponía el
parlantito al lado y con la lapicera hacía el ruido de la batucada.
Así es Facundo. Ama su grupo de batucada. El año pasado se enojó
conmigo porque doné mi pelo a Pelucas con amor, y decía que me
había quedado como Dora la exploradora porque me quedó muy cortito.
(Hace una pausa) Quiero que mi hijo aparezca, sea como sea. Lo quiero
ver, quiero poder entender, y quiero que las personas que le hicieron
daño o están impidiendo que vuelva paguen por eso. No quiero que
sea un caso más, un desaparecido más en democracia.
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Fuente:
Adriana Meyer, "A mi hijo lo desaparecieron, que aparezca con vida", 6 julio 2020, Página/12.
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