Reproducimos
a continuación declaración a título personal de los docentes e
investigadores Javier Grosso y Guillermo Tamburini Beliveau a
propósito de la intención de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la UBA de aprobar un Convenio de Asistencia Técnica con
la empresa multinacional Shell.
por
Javier Grosso y Guillermo Tamburini Beliveau
Declaración
a título individual frente a la próxima aprobación del Convenio de
Asistencia Técnica entre la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
y Shell Argentina S.A.
Como
profesionales, docentes e investigadores que trabajamos en la
actualidad sobre los impactos ambientales que está teniendo en la
cuenca denominada Vaca Muerta la actividad hidrocarburífera no
convencional, queremos hacer llegar nuestra posición y argumentos a
esta instancia. Primero exponiendo algunos elementos generales y
luego aspectos particulares.
1)
Entendemos que el modelo de investigación y docencia de una
institución pública como la UBA no debe ser el de la firma de
acuerdos con cláusulas restrictivas con empresas privadas y
multinacionales, mucho menos con las características de Shell y su
modelo energético, económico y político.
2)
Rechazamos la firma de acuerdos de confidencialidad con este tipo de
agentes sociales, bajo sospecha, como mínimo, de ser partícipes de
acciones de graves costos ambientales en la región.
3)
Denunciamos que este proceso de negociación se da en medio de dos
escenarios desfavorables que nublan su transparencia. Primero, el
panorama general de pandemia que dificulta los canales de diálogo
entre las múltiples partes interesadas en el debate, y segundo, el
actual clima de duda sembrado en torno al fracking y en particular en
torno al rol de Shell en la responsabilidad de sus acciones sobre la
activación sísmica en la zona de Vaca Muerta. Sobre todo
considerando que es la primera compañía que reconoce públicamente
la necesidad de frenar su actividad en el yacimiento "Bajada de
Añelo" a causa del riesgo sísmico tras una semana de 20 sismos
(Entre el 01-06-2020 y el 06-06-2020)
4)
El fracking es un modelo productivo cuestionable de varios puntos de
vista. Más allá del juicio económico cortoplacista que hagamos
sobre esta actividad, es de un impacto ambiental inasumible en un
momento global de agotamiento de oportunidades. No nos podemos
permitir seguir cometiendo los mismo errores que nos han llevado al
límite de la crisis ambiental. Es imperativo cambiar de modelo
productivo y el fracking no hace más que agravar el modelo
preexistente. El fracking destruye (con magnitudes casi
inconmensurables) el ciclo hídrico regional, sustituyendo agua por
fluidos de retorno, para beneficio de las multinacionales como Shell.
Pero
lo cierto es que hay otros aspectos particulares, ciertas
informaciones de las que al día de la fecha es posible que solo
nosotros tengamos noción (o intención de hacer pública), que nos
han hecho sentir obligados a tratar de estar presentes hoy en este
acto.
Llevamos
meses estudiando la zona de Vaca Muerta con sensores remotos
(satelitales) y analizando bases de datos públicas con intención de
hacer públicos los resultados en las próximas semanas. No
disponiendo todavía de los informes finales de los estudios,
queremos comunicarles algunos análisis preliminares para que los
tomen en consideración.
1)
El fracking, o las actividades secundarias vinculadas al mismo, muy
probablemente han activado sísmicamente Vaca Muerta.
2)
La actividad sísmica en Vaca Muerta ha afectado la seguridad y
calidad de vida de cientos de habitantes de la región. Modificando
la percepción del lugar que habitan, siendo sometidos a un fenómeno
novedoso para el área, que en relato de los propios pobladores ha
llegado incluso a asustar a pequeños y mayores por los movimientos
ocurridos en sus viviendas.
3)
Dicha actividad sísmica puede haber desencadenado graves accidentes
ambientales que no han sido analizados y sobre los que no han sido
depuradas responsabilidades.
4)
Tampoco se han depurado responsabilidades sobre la propia ocurrencia
de los sismos, muy posiblemente inducidos por las empresas operadoras
como Shell. Sin ir más lejos el área Bajada de Añelo ( operada por
Shell) no presentaba sismos hasta el momento de comenzar las
operaciones de fractura durante el primer trimestre de este año.
5)
La academia local y los medios de información han negado
sistemáticamente la posibilidad de estos argumentos, pese a ser
escenarios más que probables como se puede desprender de la lectura
de artículos científicos publicados en revistas de la talla de
Science, Nature o Seismological Research Letters.
Dicho
esto, ofrecemos nuestra colaboración y estamos dispuestos tanto a
compartir nuestra información al respecto (no con menor
confidencialidad que la reservada a Shell hasta que próximamente
podamos hacer públicos los resultados) con quien lo desee, como a
fundamentar con mayor detalle las argumentaciones que aquí
exponemos.
El
modelo de colaboración entre instituciones educativas públicas y
empresas privadas no debe ser en los términos que se están
planteando. Menos aún cuando sospechas de irregularidades recaen
sobre la empresa en cuestión y cuando el mismo proyecto empresarial
es altamente cuestionable.
Debería
ser deber del estado y sus instituciones (como la UBA) exigir un
acceso público, gratuito y transparente de toda información
recabada por este tipo de empresas que operan en el suelo nacional y
explotan sus recursos. Es reprobable que informaciones relativas a la
riqueza común queden ocultadas por cláusulas de confidencialidad
más allá de las que cualquier trabajo científico puede requerir.
Deseamos
profundamente que la insigne Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
de la UBA no venda su credibilidad por unos irrisorios diez mil
dólares anuales a tres años. U$S 10.000 por año para cuatro
becarios equivale a darles a cada uno U$S 208 por mes (a dólar
oficial $69 , son $14789 por becario por mes). Y si su situación
económica es tan acuciante, tenga la dignidad de reclamar con fuerza
al estado y a la sociedad lo que se merece y no de mendigar a
multinacionales de más que dudosa reputación.
Cada
pozo de Shell en la zona tiene un costo de implementación de decenas
de millones de dólares, sin calcular los consecuentes beneficios
privados, que en gran parte son fruto de subsidios y exenciones
impositivas que afectan a todes les argentines. ¿No ha sido capaz el
Departamento de Geología de la UBA, a pesar de su reconocimiento y
responsabilidad públicos, de negociar mayores beneficios en el
convenio con Shell?
Javier
Grosso
Profesor
de Geografía
Docente
e investigador
Departamento
de Geografía
Universidad
Nacional de Comahue
Guillermo Tamburini Beliveau
Lic.
en Geografía.
Ing.
Cartógrafo.
Dr.
en Ingeniería.
Becario
postdoctoral CONICET-UNPA
Fuente:
Javier Grosso, Guillermo Tamburini Beliveau, "Un impacto ambiental inasumible": investigadores advierten sobre acuerdo turbio entre Shell y la UBA, 22 junio 2020, La Izquierda Diario. Consultado 24 junio 2020.
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