sábado, 27 de junio de 2020

Megadiques: cinco formas en que dañan el medioambiente

Desde alterar los ecosistemas, con la consiguiente extinción de especies, hasta provocar inundaciones, las grandes represas son un peligro para el medio ambiente. Aquí le explicamos por qué.

por Sonya Angelica Diehn

A menudo, las presas son consideradas beneficiosas para el ecosistema. Aunque representan una fuente de energía renovable, si se las analiza más de cerca, revelan que están lejos de ser favorables con el medioambiente. Estos son los mayores problemas ambientales de las megarrepresas.

1. Alteración de los ecosistemas

El agua es vida, y dado que las presas bloquean el agua, repercuten tanto en los ecosistemas como en las personas. En el caso de la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés), que está en construcción en Etiopía y se prevé que sea la mayor fuente de energía hidroeléctrica de África, esta preocupa a Egipto, que teme recibir menos recursos hídricos, por ejemplo para la agricultura.

Los ecosistemas río abajo no solo dependen del agua, sino también de los sedimentos, los cuales son retenidos por las grandes presas. A medida que el material sólido se acumula en un embalse (acumulación de agua producida por un dique), la tierra en la zona se vuelve menos fértil, y el cauce de los ríos puede volverse más profundo, e incluso erosionarse.

Emilio Moran, profesor de geografía y medio ambiente de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos, destacó la pérdida de sedimentos de 30 a 40 % como resultado de las grandes presas.

"Los ríos transportan sedimentos que alimentan a los peces, y a toda la vegetación a lo largo del río. Así que, cuando se detiene el sedimento que fluye libremente por los arroyos, lo que queda es un río muerto".

Las megarrepresas también suelen dejar una gran huella en la tierra río arriba. Además de desplazar a las comunidades humanas, las inundaciones por los embalses también destruyen a las plantas y dejan animales muertos por ahogamiento, o sin hábitat.

2. Reducción de la biodiversidad y extinción de especies

Las especies acuáticas, en particular los peces, son vulnerables a los impactos de las represas. Moran dice que la presa de Itaipú, construida en la frontera entre Paraguay y Brasil en los años 70 y 80, resultó en la pérdida del 70 % de la biodiversidad.

Un estudio realizado en 2018 predijo que las poblaciones de peces en el río Mekong, en Asia, podrían disminuir en un 40 % como resultado de los proyectos de presas, con consecuencias, no solo para la biodiversidad, sino también para las personas cuyas vidas y medios de subsistencia dependen de esos peces.

Los riesgos son particularmente altos para los animales en peligro de extinción; y no solo para las especies acuáticas. El orangután Tapanuli, el simio más exótico, y del cual solo quedan 500 ejemplares, podría finalmente extinguirse si se completara un proyecto hidroeléctrico planeado en Sumatra, Indonesia.

3. Las presas contribuyen al cambio climático

A medida que los embalses se llenan, los bosques río arriba se inundan, eliminando su función como sumideros de carbono. A medida que la vegetación ahogada se descompone, las plantas en descomposición en los embalses liberan metano, un poderoso gas de efecto invernadero. Esto hace que los embalses sean fuentes de emisiones, especialmente los de los bosques tropicales, donde hay un crecimiento denso. Se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero de los embalses ascienden a unos 1.000 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero al año.

Y a medida que el clima cambia, las sequías más frecuentes y prolongadas harán que las presas capturen cada vez menos agua, lo que se traducirá en una menor producción de electricidad. Los países que dependen de la energía hidroeléctrica serán especialmente vulnerables, ya que las temperaturas siguen aumentando. Por ejemplo, en Brasil, que obtiene entre el 60 y el 70 % de su energía de la energía hidroeléctrica, explica Moran.

4. Las presas reducen la calidad del agua

Los embalses atrapan los fertilizantes que corren hacia el agua desde la tierra que los rodea. Además, en algunos países en desarrollo, las aguas residuales fluyen directamente a los embalses. Este tipo de contaminación puede dar lugar a la proliferación de algas, que succionan el oxígeno del agua, convirtiéndola en ácida y potencialmente dañina para las personas y los animales. Asimismo, el agua estancada puede contener concentraciones minerales perjudiciales.

5. Las aguas residuales de las presas

Dado que una mayor superficie del agua queda expuesta al sol, los embalses dan lugar a una evaporación mucho mayor que el flujo natural del río antes de que existiera la presa.

Este efecto se agrava en las regiones cálidas, señaló Moran. "Ciertamente, si un embalse está situado en una zona tropical con altas temperaturas, habría mucha evaporación", dijo.

Los embalses son también un refugio para las especies de plantas invasoras, y los bancos de embalses cubiertos de maleza pueden dar lugar a la evapotranspiración, es decir, la pérdida de humedad por evaporación directa del agua en la tierra junto con la transpiración de las plantas. Dicha evapotranspiración es seis veces mayor que la evaporación de la superficie del agua. E incluso hay pruebas de que las presas promueven el desperdicio creando una falsa sensación de aprovechamiento del agua.

Entonces, ¿cuáles son las alternativas?

Aunque algunos grupos ecologistas señalan que las pequeñas hidroeléctricas son más ecológicas, Moran es escéptico. "Una presa es una presa, está bloqueando a los peces y al sedimento".

Moran señaló la necesidad de considerar no solo cómo maximizar la producción de energía, sino también mantener la productividad ecológica. Una opción podría ser utilizar turbinas de corriente continua, indica. Y muchos defensores del medio ambiente están de acuerdo en que otras energías renovables como la solar y la eólica pueden proporcionar electricidad limpia a un costo ambiental mucho menor.

(ee/cp)

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Fuente:
Sonya Angelica Diehn, Megadiques: cinco formas en que dañan el medioambiente, 25 junio 2020, Deutsche Welle. Consultado 27 junio 2020.

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