Con
55 casos confirmados, la central nuclear de Laguna Verde concentra un
10 % de los trabajadores contagiados por el virus de la Comisión
Federal de Electricidad.
por
Karina Suárez
La
radiación ha dejado de ser el único problema en la única planta
nucleoeléctrica del país. El coronavirus se ha sumado al catálogo
de amenazas sobre esta central eléctrica que opera los 365 días del
año, las 24 horas del día en el Estado mexicano de Veracruz. Los
más de 1.500 empleados de la central nuclear de Laguna Verde saben
que ni en la peor crisis sanitaria se pueden detener los reactores
que alimentan el sistema eléctrico nacional. La Comisión Federal de
Electricidad (CFE) ha dado a conocer este jueves el contagio de 55
trabajadores y un fallecido en la planta, lo que supone un 10 % de los
545 contagiados reportados por la empresa eléctrica estatal.
Los
trabajadores de esta central conocen de cerca el riesgo y están
habituados a estrictos protocolos de ingreso para impedir cualquier
rastro de radiación en sus ropas y equipo de trabajo. Sin embargo,
desde un inicio, la pandemia representó un desafío particular: “A
lo mejor en otros lados puedes tener una sana distancia, pero alguien
que trabaja en mantenimiento a equipos grandes, donde dos o más
personas tienen que aflojar una tuerca para poderla quitar por las
dimensiones es muy difícil”, describe uno de los trabajadores
contagiados que prefiere el anonimato por temor a represalias.
En
su caso, la irritación en sus ojos fue la primera señal de alerta.
Con turnos de dos semanas de trabajo por siete días de descanso, los
operadores de esta central nuclear son conscientes del elevado riesgo
de contagio. “Estuve trabajando con compañeros que sí mostraron
síntomas y me entró la duda de que yo pudiera tener el virus. Esta
enfermedad es bien rara, desde la manera en la que se contagia, de
mis síntomas yo nada más he tenido conjuntivitis. No he tenido
fiebre, no he tenido gripa”, relata. Como su sintomatología era
menor decidió esperar a sus días de descanso para acudir al médico.
Frente
a la dilación de consultas disponibles en el hospital público,
finalmente optó por acudir a un consultorio privado para hacerse la
prueba del coronavirus. Su resultado fue positivo. Desde entonces,
mantiene una rigurosa cuarentena en uno de los cuartos de su casa
para evitar contagiar a los demás miembros de su familia. A pesar de
la incomodidad de permanecer aislado de sus seres queridos, el
empleado insiste en la necesidad de mantener en operatividad de la
planta durante la pandemia. “Muchísima gente está encerrada en
casa, la energía eléctrica es vital para los hospitales y pues la
planta tiene que seguir operando, sin energía eléctrica se colapsa
todo”, comenta.
El
primer caso de coronavirus en la nucleoeléctrica de Laguna Verde se
registró el pasado 27 de marzo. Ante el silencio de cifras oficiales
y el rumor de más contagios al interior de la planta, Álvaro Reyes,
representante del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de
la República Mexicana (Suterm) señaló por escrito hace un par de
semanas sobre “el incremento súbito de casos” de coronavirus ha
generado un ambiente de tensión entre los trabajadores de todas las
áreas.
A
la fecha, la CFE ha dado a conocer 55 casos positivos de la covid-19
y el deceso de un trabajador de 52 años a causa de la enfermedad en
esta central. Según los registros de la empresa eléctrica, la edad
promedio de los trabajadores afectados es de 43 años. Luis Bravo,
portavoz de la empresa estatal, detalló que siete de estos pacientes
ya han superado la enfermedad y aseguró que los protocolos de
seguridad como los filtros de acceso a personal y la desinfección
interna se han reforzado para evitar más contagios al interior del
centro de trabajo.
Pese
a la confianza de las autoridades, la incertidumbre planea en las
zonas habitacionales construidas en los alrededores de Laguna Verde.
Estos centros habitacionales, como la colonia El Farallón, diseñada
en la década de los ochenta para uso de los empleados esenciales de
la planta, ahora conviven codo a codo con el temor de una escalada en
los contagios en las próximas semanas.
“Aquí
en la colonia sí tenemos familias contagiadas completas porque
tienen a varios de sus seres queridos trabajando en la CFE. Muchos de
los trabajadores tienen muchísimo miedo de esta situación, pero
ellos saben que tienen un contrato laboral y que tienen que cumplir
para no crearse problemas”, refiere la esposa de un familiar de
otro caso contagiado al interior de la planta, que prefiere no dar a
conocer su nombre. Su esposo solo padeció síntomas similares a un
resfriado y malestar en todo el cuerpo.
La
central nuclear, con 30 años de antigüedad, está enclavada en el
municipio Alto Lucero en el Estado mexicano de Veracruz. En las
estadísticas oficiales este ayuntamiento, con una población de casi
29.000 personas, no registra ningún diagnóstico confirmado de la
covid-19. Ricardo Viveros, portavoz del municipio, justificó que los
casos confirmados en la planta eléctrica no forman parte de los
datos oficiales porque los casos corresponden a personas oriundas de
otros municipios aledaños, por ejemplo Xalapa, quienes se desplazan
diariamente a trabajar a Laguna Verde.
A
tres décadas de la puesta en marcha de esta central eléctrica, la
energía nucleoeléctrica en México tiene una participación
marginal con apenas un 2,3% de la capacidad instalada del país,
equivalente a 1.608 megawatts. A finales del año pasado las
autoridades de la CFE dieron a conocer que estaban analizando la
construcción de dos nuevas unidades tanto en esta planta como en la
zona del Pacífico. Estos planes ahora parecen lejanos frente a la
proximidad de una crisis sanitaria en plena escalada nacional: el
país rebasa ya las 25.000 muertes y roza casi los 203.000 contagios.
Fuente:
Karina Suárez, El coronavirus irrumpe en la única planta nucleoeléctrica de México, 26 junio 2020, El País. Consultado 26 junio 2020.
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