NUEVA
ORLEANS (AP) - Durante más de un siglo, Nueva Orleans ha dependido
de canales y bombas para librarse del agua que descargan las
tormentas, en una ciudad que tiene la mitad de su superficie por
debajo del nivel del mar.
Ahora,
el bullicioso puerto del Río Mississippi, que se expandió
invadiendo humedales, se ha gastado 270 millones de dólares en crear
espacios para el agua de lluvia, como un jardín acuático
planificado en un terreno de 10 hectáreas (25 acres) proporcionado
por las monjas que vivían allí antes del huracán Katrina.
La
ciudad también está instalando tanques subterráneos para almacenar
agua, pavimento poroso y otras medidas para reducir las inundaciones
y la presión sobre las enormes bombas de agua introducidas en la
década de 1910.
“Tenemos
un plan para cualquier situación”, dijo Mary Kincaid, responsable
de recursos de resiliencia en la ciudad.
Las
tormentas tropicales pueden descargar cantidades increíbles de
lluvia, y la temporada de huracanes comienza el 1 de junio. Pero
también las tormentas más pequeñas pueden abrumar las
canalizaciones para agua de lluvia.
De
modo que varias ciudades de Estados Unidos buscan soluciones
creativas para gestionar el agua de las tormentas, mientras el cambio
climático aumenta el número y la intensidad de los huracanes y
otras tormentas. La subida del nivel del mar también eleva el nivel
del agua subterránea en las localidades costeras, reduciendo la
capacidad de la tierra de absorber la lluvia.
“La
escorrentía de las tormentas es una de las fuentes de polución que
más rápido crece”, señaló en su sitio web la Agencia federal de
Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en
inglés). “Cuando la lluvia cae sobre tejados, estacionamientos y
carreteras en lugar de humedales, bosques y pastos, tiende a llegar a
sistemas de canalización conectados de forma directa con nuestras
masas de agua”.
En
Pittsburgh, como en aproximadamente 850 lugares donde el sistema de
drenaje pluvial lleva al alcantarillado, en ocasiones las aguas
fecales acaban subiendo hasta sótanos, inundando calles y
vertiéndose en ríos.
Para
combatir el problema de un vecindario, la Autoridad de Agua y
Alcantarillado de Pittsburgh instaló tanques subterráneos y plantó
pastos y otras plantas nativas cerca de una colina, como modelo de
drenaje sostenible.
En
Nueva Orleans, donde los barrios a mayor altitud están a entre 3 y
3,3 metros (de 10 a 11 pies) sobre el nivel del mar, explicó
Kincaid. “Queremos poner almacenamiento en zonas altas”. El
objetivo es atrapar la lluvia antes de que llegue a terrenos bajos y
se estanque.
Uno
de esos proyectos está junto a Bayou St. John y al otro lado de la
calle del Parkway Bakery and Tavern, donde el propietario, Jay Nix,
cambió el suelo de su estacionamiento, de concreto a un pavimento
permeable mucho más caro. Eso ha reducido de forma considerable las
inundaciones en el restaurante, dijo Nix, que una vez tuvo que
utilizar como sacos terreros las grandes bolsas de plástico llenas
de harina de rebozado para pescado. Tiene muchas esperanzas en el
proyecto municipal, que incluye un tanque subterráneo para almacenar
agua y jardines pluviales.
“Creo
que va a funcionar. Tiene que funcionar”, dijo.
Otras
técnicas incluyen plantar árboles y excavar estanques en las
medianas anchas de las carreteras. En algunas jurisdicciones, como
Portland, Oregon, se exigen tejados verdes con vegetación en algunos
edificios.
En
otra iniciativa anterior, Portland compró 60 casas durante 15 años
y después convirtió un vecindario que antes se inundaba con
regularidad en un terreno protegido inundable. El proyecto, que
incluyó restaurar un arroyo para la migración de salmones y
truchas, multiplicó por seis la capacidad de agua que puede
almacenar la zona, suficiente para llenar casi 70 piscinas olímpicas.
Desde
que se completó el parque de 25 hectáreas (63 acres) en 2012, la
autopista contigua ha pasado de inundarse cada año a una sola vez,
según las autoridades. Y más de 600 viviendas y negocios situados
al norte de la autopista también sufren menos inundaciones.
Casi
todo el dinero para los proyectos de Nueva Orleans viene del
Departamento Estadounidense de Vivienda y Desarrollo Urbano y de la
Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en
inglés), de modo que Kincaid dijo que no se habían visto afectados
por los nuevos problemas de presupuesto asociados al coronavirus.
La
ciudad recibió en 2016 una subvención de 141 millones de dólares
del Departamento de Vivienda para convertir el barrio de Gentilly en
un “distrito de resiliencia”.
La
pieza central será un gran jardín acuático en el lugar donde las
inundaciones del Katrina en 2005 y un incendio posterior destruyeron
el convento de la Congregación de San José. Las monjas arriendan el
terreno a la ciudad por un dólar al año, siempre que se utilice
para gestión de aguas y educación medioambiental.
“Queríamos
hacer algo que pudiera beneficiar al futuro y que abordara una
necesidad inmediata”, dijo la hermana Joan Laplace, de 79 años y
que vivió de forma intermitente en el convento desde 1960.
Atlanta
ha destinado 90 millones de dólares a proyectos ya en marcha o
planificados de “infraestructura verde”, como sustituir más de
cuatro millas de calles de vecindarios con pavimentos porosos y
añadir 32 zonas ajardinadas al lado para atrapar el agua de las
tormentas.
Desde
que el huracán Irma derribó árboles en 2017, Miami ha dejado de
plantar palmeras y en su lugar ha colocado casi 4.700 robles y otros
árboles que absorben más agua y dan sombra.
Miami
espera terminar de actualizar su plan a largo plazo de gestión de
aguas pluviales el año que viene, indicó Jane Gilbert, responsable
de resiliencia en la ciudad.
Florida,
que en el pasado fue un gran arrecife de coral, ahora es “un gran
lecho poroso de caliza”, explicó Gilbert. “Al subir el nivel del
mar, también suben nuestros niveles de agua subterránea”, lo que
reduce la capacidad de drenaje del terreno.
“Tenemos
que estudiar todas las formas posibles de absorber, contener, reducir
el flujo de agua”, dijo.
Cuando
el huracán Katrina rompió los diques de Nueva Orleans y mató a más
de 1.400 personas, aumentó la concienciación global sobre la
capacidad limitada de protección que ofrecían diques y estaciones
de bombeo ante las inundaciones, explicó Stephane Hallegatte,
economista del Mecanismo Global para Recuperación y Reducción de
Desastres en el Banco Mundial.
“Necesitamos
protección que pueda fallar con dignidad”, dijo. "La ventaja
de un sistema basado en la naturaleza es que tienden a no fallar de
forma catastrófica".
La
videorreportera Stacey Plaisance en Nueva Orleans y Rhonda Shafner,
del Centro de Investigación de Información de Noticias de AP,
contribuyeron a este despacho.
Fuentes:
Las ciudades buscan armas ecológicas contra las inundaciones, 21 mayo 2020, Infobae.
La obra de arte que ilustra esta entrada es “Saint Bernard Avenue” del artista David Bates, que realizó una serie de obras que muestran la inundación de la ciudad de Nueva Orleans golpeada por el huracán Katrina.
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