sábado, 9 de mayo de 2020

Hacer compost en casa: un hábito que sumó adeptos en cuarentena

El aislamiento hizo que más familias se iniciaran en la práctica, que implica reutilizar buena parte de sus desechos. Los orgánicos se transforman, de modo muy sencillo, en abono. Y es un aporte al ambiente.

por Carina Mongi

En cuarentena y con más tiempo en el hogar, Paola aprovechó para iniciar, junto a su hija, un rincón del patio en el que ya transforma sus residuos orgánicos en un fertilizante natural.

Armé una compostera casera con tres baldes de plástico de 20 litros, apilables, y que ocupan poco espacio”, cuenta esta docente de Villa del Dique. Dice que le interesa, sobre todo, que la niña aprenda a separar y reutilizar los residuos.

En otro marco bien diferente, en su departamento de calle Chacabuco, en la ciudad de Córdoba, Julián Bronstein (35) realiza lombricompuesto desde hace un año y medio. “Es muy entretenido ver trabajar a las lombrices”, cuenta. El producto que obtiene lo utiliza para fertilizar las plantas de sus macetas y regala entre amigos y conocidos. Ahora, en días de aislamiento, armó otra compostera similar, realizada con cajones de plástico reciclado, para una familia amiga. El secreto para que tenga cero olor -cuenta- es equilibrar por mitades los residuos secos con los húmedos.

Sofía Barbotti (28) también aprovechó para comenzar con una “materia pendiente”. Lo hace en su cocina, también en un departamento de la Capital. Reutilizó una botella plástica transparente de cinco litros que en un mes se llenó. “Pude ver cómo es el proceso de reducción, que es muy interesante, después lo pasé a una bolsa para que en seis meses se convierta en tierra fertilizante”, cuenta.

Una promotora

Soledad Sánchez (38) recuerda que cuando era niña, sus abuelos reutilizaban los residuos orgánicos del hogar: primero iban al corral de las gallinas y el resto quedaba en el patio. No los imaginaban mezclados con el resto de la basura, para que los retirara el camión recolector. Tampoco sabían que estaban haciendo compostaje: simplemente se sumaban a un proceso natural.

Soledad hoy es técnica en floricultura y jardinería y fundadora de Patio Mundo, una red de emprendedores para una Córdoba más sustentable.

Ella demuestra que el compostaje es un proceso simple que puede realizarse hasta en un departamento sin patio ni balcón.

El primer objetivo, más allá de la calidad del compost (un nutriente efectivo y natural para plantas), es la reducción de los residuos y, por ende, de los basurales. Se estima que los orgánicos suman la mitad de los desechos domiciliarios.

La basura no desaparece por arte de magia, se gastan recursos para desplazarla a otro lado”, añade. Procesar los desechos orgánicos –asegura– es la más fácil de todas las responsabilidades que cada persona debería asumir con lo que consume; más simple que derivar el plástico, las pilas o los electrodomésticos en desuso.

En pozo o en balde

Durante esta cuarentena se incrementaron las consultas por compostaje, a esa y otras especialistas que trabajan en el tema. La obligación de permanecer en aislamiento en cada domicilio parece ser un buen momento para incorporar nuevos y buenos hábitos.

Soledad asegura que de acuerdo al espacio donde uno viva, se puede elegir colocar los residuos en un pozo, en un cilindro de malla sima o en un balde, tambor, u otro recipiente. Allí se deben arrojar los residuos vegetales (verduras, frutas, cáscaras) y residuos secos (café, té, yerba, servilletas, restos de pasto o de poda).

No deben incluirse desechos animales, ni lácteos, ni elementos procesados como pan, ni aceites, ni comidas ya elaboradas.

Cuando un recipiente se completa, deben transcurrir entre tres y seis meses (el plazo depende de si es invierno o verano), para que se convierta en la mejor tierra negra, como abono fertilizante.

Las lombrices californianas, aceleran el proceso a la mitad y a su vez elaboran otro producto, el lombricompuesto, aun más rico en nutrientes para jardinería y horticultura. Pero sin lombrices, también se puede realizar.

Si no hay patio de tierra, se debe optar por un recipiente cerrado, para evitar el vertido de líquidos lixiviados, un compuesto emergente que puede manchar el piso.

El proceso, en todos los casos, requiere observación y paciencia. Pero escaso trabajo.

A una excesiva humedad, hay que contrarrestarla con material seco: servilletas de papel, resto de poda, te o café. También hay que utilizar material seco para tapar los residuos vegetales y evitar la propagación de la mosca de la fruta, que puede acercarse.

Hasta en el interior de un departamento se puede realizar, siguiendo consejos básicos.

Soledad destierra el mito del mal olor, que a veces desalienta la práctica. “Los olores derivan de la pudrición con bacterias anaeróbicas, por falta de aire. Pero nosotros buscamos la descomposición, que sólo emana olor a tierra fresca. Es fácil hacerlo bien, y bien hecho no genera ningún olor”, aclara.

Soledad espera que esta cuarentena no sea una pausa sino un “reseteado” para incorporar buenos hábitos. Generar abono y reducir a la mitad los desechos que genera un hogar no es poco.

También, más tiempo para recrear la huerta en el patio

En la cuarentena reviví mi huerta”, cuenta Miriam Suárez (60), de Santa Rosa de Calamuchita. Muestra orgullosa los brotes de habas, arvejas, rabanitos, zanahorias, perejiles, acelgas, lechugas y remolachas que sembró hace algunas semanas. Los días de encierro la empujaron a recuperar un espacio que tenía un tanto abandonado. Rescata que trabajar la tierra la contagia de “buena energía”.

Sin demasiados “protocolos”, realiza también compostaje en un pozo en la tierra, y ahora también comenzó a hacerlo en un cesto de plástico. “Nada estructurado, tiro tierra, hojas secas y desechos orgánicos y voy revolviendo. A mí me da resultado”, comenta.

Para la huerta hogareña, hay semillas gratis disponibles. Entre sus diversos programas, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) sostiene desde hace tres décadas el Pro-Huerta, que cada año regala miles de semillas.

Pedro Ruiz, de la Agencia Zonal de Río Tercero, del Inta, asevera que con un terrenito de dos por cinco metros se puede comenzar. Sugiere pasar luego a un espacio de 10 por 10. De esa forma, una familia se asegura la provisión de verduras y de hortalizas.

Se entregan dos kit de semillas en dos épocas del año: otoño-invierno y primavera-verano.

Ramiro Podversich, responsable operativo del programa en Córdoba, precisó que se están entregando, de forma gratuita, unos 29 mil kit, tanto fraccionadas para particulares como para medianos productores. La pandemia trajo algunos inconvenientes a la entrega, que, de todas maneras, se sigue realizando.
Carina Mongi, Corresponsalía Calamuchita
Fuente:
Carina Mongi, Hacer compost en casa: un hábito que sumó adeptos en cuarentena, 8 mayo 2020, La Voz del Interior.

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