sábado, 18 de abril de 2020

Una reforestación para salvar comunidades indígenas y paliar la crisis climática

Un proyecto de la fundación Saving The Amazon (Salvando la Amazonía) ha permitido proteger 60.000 hectáreas y beneficiar a casi un millar de familias de una treintena de comunidades indígenas en Colombia durante los últimos ocho años, según ha explicado en entrevista a Efeverde la directora internacional de esta entidad, Carol Saavedra.

por Mar Morales

La plantación de especies nativas como el aguacatillo, el cedro o el humarí por parte de “las comunidades locales en sus propios territorios” mantiene así una economía sostenible a la vez que permite paliar los efectos de la crisis climática con un modelo de conservación que también contempla la “inclusión social”, puesto que estos colectivos son beneficiarios de los recursos recaudados “mediante la adquisición de árboles autóctonos por parte de empresas o particulares”, añade Saavedra.

Geolocalización

La siembra y cuidado de los árboles incluye el seguimiento de cada uno de ellos a través de la plataforma tecnológica Amazon Gear que “permite geolocalizar cada ejemplar”, con lo que se “puede ver dónde se ha plantado y comprobar su evolución con fotografías” mediante una herramienta digital que certifica “el cuidado que se le da desde su plantación hasta 36 meses después”.

Además, cada planta es personalizada ya que “se marca con un nombre o mensaje para bautizarla, empleando láminas biodegradables“, ha precisado Saavedra.

Esta acción permite a las firmas interesadas “llegar a adquirir sus propios bosques“, lo que repercute provechosamente en ellas al “convertirlas en empresas amigables por compensar su huella de carbono”, además de “alcanzar beneficios tributarios y un certificado de la fundación como testigo de la actividad”.

Beneficios para comunidades indígenas

Para los colectivos indígenas, el pago por plántula en vivero comunitario de especies como la cumala, el arrayán o el barbasco, su registro para aprovechamiento forestal y la construcción de capacidades comunitarias figuran como rendimientos, además del “pago por siembra y cuidado de cada árbol controlados, el proyecto autosostenible con alianza de estudios de carbono forestal, la continuidad durante al menos 30 años y la permanencia de ese espécimen en la comunidad”.

Los beneficios locales de estas poblaciones incluyen la ayuda a los más necesitados ya que la fundación desarrolla su labor de forma “multidimensional” incidiendo en aspectos como “el cuidado del entorno, la salud, la educación y el desarrollo en general”.

Saavedra ha insistido en que, además de recursos económicos o ecológicos, este proyecto ofrece “bienestar y empoderamiento“ a las comunidades de Santa Cruz, Trubón, Timbó o Tayazú, entre otras, ya que está siendo desplegado “sin olvidar su identidad como indígenas amazónicos a través de tradiciones y manifestaciones culturales que hoy en día continúan vigentes” y que en parte se desarrollan a través de los árboles plantados ahora y que “cuidarán durante generaciones” ya que están en sus propios territorios.

A pesar de la buena marcha de esta iniciativa, la directora de la fundación ha advertido de las amenazas que sigue afrontando la Amazonía, incluyendo “la deforestación, los cultivos ilícitos, el empleo de espacio para fines industriales o el deterioro del entorno”, que propician “la pérdida de biodiversidad y el peligro de extinción para muchas especies”.

Otro riesgo es la marcha de individuos de las comunidades indígenas hacia las urbes, lo que “puede poner en peligro y diluir esta conservación natural” además de las costumbres y tradiciones locales.

Espandir la iniciativa

Por todo ello, Saavedra anima aspira a expandir este proyecto e incluir también a otras zonas del planeta “para frenar el cambio climático”, confiando en una creciente concienciación ambiental sobre la necesidad de conservar la Naturaleza.

Así, la ola de incendios que asoló los territorios amazónicos el año pasado, recuerda, “sirvió para concienciar” y, de hecho, a raíz de ellos “registramos un aumento de adopción de árboles, fue uno de los mejores años de siembra para la fundación”.

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