De
más está decir que el paisaje de las calles de San Francisco
comienza a cambiar cuando el reloj marca las 18. Debido a la
cuarentena obligatoria por el coronavirus, cesa el movimiento de
automóviles, motos y personas y es allí cuando empieza otro
murmullo, el de las distintas especies de aves que se sienten
tranquilas de ir de un lugar a otro sin que nadie las moleste.
En
los árboles y patios de muchas casas, los atardeceres se llenan de
sonidos y sus ramas se inundan de cuerpecitos negros de los tordos
que se encuentran en plena recolección de la pichonada y se mueven
en grandes bandadas.
El
montecito nativo y didáctico formado en el Archivo Gráfico, detrás
de avenida de la Universidad al 200, es un lugar especial para
graficar esta situación. Alberto Orellano -que trabaja y custodia el
lugar- asegura que los amaneceres y atardeceres se llenaron de magia
gracias a las distintas especies de aves que se congregan en el
lugar. Además de los tordos, en el montecito se juntan también
familias de teros, lechuzas de campanario, palomas, cotorras,
carpinteros, cucurcuhas y además algunos caranchos que aguardan más
alejados del lugar en grandes árboles el momento perfecto para cazar
alguna presa.
“Con
el silencio de las calles, es impresionante cómo se escuchan las
aves, eso y la puesta del sol- que da justo al patio del Archivo-
hacen que los atardeceres parezcan de película”, comenta Alberto.
“Muchas
aves pero nada raro”
La
ambientalista y guardafaunas Ernestina Saravia coincide en que la
calma de la ciudad genera un mayor movimiento y avistaje de aves,
pero todo se enmarcaría dentro de lo normal. “Pasa que por ahí
las personas están más acostumbradas al ruido cotidiano que a esta
tranquilidad y despierta curiosidad”, dice.
En
cuanto a los tordos confirma que en esta época se los suele ver en
bandadas juntando a sus pichones, aunque destaca que observa un
número superior al normal. “He visto en distintos lugares bandadas
de 70 a 80 aves. En cuanto a las demás especies estamos dentro de lo
normal, se han visto algunos carpinteritos blancos nuevos y también
es el tiempo en el que las cotorras, como les dice el común de la
gente, al haber cosecha en los campos, se vienen para la ciudad
buscando refugio”, sostiene.
Sorpresas
en recorrido
Desde
El Periódico salimos a buscar imágenes de las aves que se
encuentran en la ciudad y encontramos alguna que otra poco habitual
de ver, como una familia de garzas grises caminando tranquilamente
por la plaza de barrio Las Rosas. Son animales acuáticos que residen
en la región cercana a Miramar.
También
en nuestra recorrida encontramos ejemplares de pirinchos, benteveos y
chimangos, entre otros.
Por
otra parte, días atrás, Saravia había rescatado un ejemplar de
caraú que se hallaba herido en el sector del Hipermercado Anselmi.
Tras unos cuidados, fue liberado esta semana.
A
pesar que la cuarentena y el temor a la pandemia nos ha modificado la
vida a todos y ha llevado a replantear distintas situaciones, por
ahora, al menos la madre tierra está mostrando su belleza en lo
cotidiano, cosa que a veces, no sabemos valorar.
Fuente:
La calma por la cuarentena deja descubrir a las aves y sus cantos, 24 abril 2020, El Periódico de San Francisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario