El
extractivismo no se detiene. Entre los días 15 y 31 de marzo se
detectaron 2.172 hectáreas desmontadas, lo que significa que se
perdieron 128 hectáreas por día en el norte del país.
por
Josefina Ciotta
Según
el monitoreo que realiza la organización Greenpeace en Salta,
Santiago del Estero, Formosa y Chaco, provincias donde se concentra
el 80 % de las deforestaciones, en la segunda quincena de marzo
registraron mediante la comparación de imágenes satelitales 2.172
hectáreas desmontadas. Encabezando esa lista está la provincia de
Salta donde pudieron registrarse 839 hectáreas desmontadas. Sigue
Santiago del Estero con 734 hectáreas, Formosa con 520 y Chaco con
79.
En
el departamento San Martín, que pertenece a la zona del Chaco
Salteño donde ya son más de 30 las muertes de niñas y niños por
causas relacionadas a la desnutrición, las comunidades originarias
pelean contra el hambre provocada. Esa hambre no es natural sino
producto, entre otros factores, por el despojo que sufren de sus
territorios, el avance de la frontera agropecuaria y los consecuentes
desmontes. Greenpeace detectó, como parte de estos desmontes, cerca
de 130 hectáreas en finca San Francisco, propiedad de Ignacio García
del Río que no es más que el presidente de la Sociedad Rural de
Salta y miembro de PROGRANO.
Ya
sea rompiendo la cuarentena, como ocurre con estos desmontes que
violan el distanciamiento social obligatorio decretado por el
gobierno nacional por la crisis del coronavirus o a través de
presiones que terminan legalizando el curso de la actividad, la sed
de ganancias de los empresarios para. Ni siquiera durante una
pandemia que golpea a todo el mundo.
Las
mineras de la Puna de Atacama, en el noroeste argentino, tuvieron que
parar su producción cuando se decretó la cuarentena generalizada en
todo el país. Pero de inmediato pusieron el grito en el cielo y las
cámaras de minería de Salta y Jujuy pidieron ser consideradas
actividades esenciales, mientras en Catamarca más de 300 obreros que
hacían trabajos para la multinacional de litio Livent, eran
despedidos. El día 2 de abril, el gobierno nacional las sumaba a la
lista de actividades esenciales para que pudieran volver a sus
actividades.
Para
estos gobiernos nacional y provinciales, parece ser que el criterio
para definir una actividad esencial tiene mucho que ver con los
intereses empresariales de seguir acumulando ganancias. Y poco con
las necesidades de las mayorías populares.
Fuente:
Josefina Ciotta, Extractivismo en el norte: la sed de ganancia no entró en cuarentena, 14 abril 2020, La Izquierda Diario.
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