Una
especialista que trabaja en el monitoreo del lago insiste en que el
deterioro de la calidad del agua avanza. El crecimiento de la
población en la cuenca, sin obras de saneamiento, acelera el
proceso. Cómo no repetir la realidad de Punilla.
por
Carina Mongi
“Ya
tenemos la experiencia del dique San Roque. Sería lamentable que
ocurriera lo mismo con Los Molinos”, advirtió Raquel Bazán,
ingeniera química e investigadora de la Universidad Nacional de
Córdoba. Desde hace años, participa del equipo que monitorea el
lago Los Molinos, compartido entre los valles de Calamuchita y de
Paravachasca.
Es
de las profesionales que más conocen la evolución de ese embalse y
una de las que anticiparon, 13 años atrás, que, si no se tomaban
medidas correctivas, sus aguas llegarían a un estado similar al del
ya muy deteriorado dique de Punilla.
En
las últimas semanas se sumó la inquietud por la situación del Río
del Medio, uno de los cuatro tributarios de Los Molinos. Fue luego de
que se denunció el volcamiento a su cauce de líquidos cloacales de
la planta de tratamiento de La Cumbrecita.
Bazán
aclaró a La Voz que no tienen mediciones del impacto de esa descarga
puntual. Pero apuntó que el Río del Medio es uno más de los
afluentes y uno de los tantos factores que contribuyen al estado de
deterioro de Los Molinos.
“El
embalse está unos 35 kilómetros aguas abajo desde La Cumbrecita, no
podemos hablar específicamente del impacto porque no lo medimos en
el lago, pero sí podemos decir que se suma a otras fuentes de aporte
de nutrientes y de microorganismos”, destacó.
Múltiples
factores
A
diferencia de otros lagos en los que se pueden identificar puntos
específicos de descarga cloacal o de otros impactos, Los Molinos
recibe lo que se denomina una “contaminación difusa”, es decir,
desde múltiples puntos: muchas casas y pueblos sin cloacas, plantas
de tratamiento en mal funcionamiento, pozos absorbentes y sangrías,
más la producción agropecuaria en su cuenca, las cenizas de
incendios y la erosión.
Para
la especialista, es tan problemática una planta de cloacas en mal
funcionamiento como su inexistencia. En realidad, La Cumbrecita es la
única localidad en su cuenca que tiene planta cloacal. El tema es
que, si no funciona bien, agrega impacto.
Bazán
marcó el notorio avance en los últimos años de la urbanización
sobre la costa del lago (desarrollos inmobiliarios y casas
particulares), que provocó que desapareciera la “zona buffer”,
una barrera vegetal que actúa como retención de impactos. “En
algunos países, esa zona se extiende hasta 400 metros desde el
perilago; acá, hay casos en que los jardines de las casas están a
metros del embalse”, marcó.
Potrero
de Garay, una de las localidades que registraron esa explosión
demográfica y turística, pasó de 135 habitantes en el censo de
1991 a mil en el de 2010, y se estima que rozaría los cinco mil hoy
con los habitantes temporarios.
El
crecimiento exponencial de las localidades ligadas al lago, sin un
adecuado tratamiento de efluentes, lo está afectando, marcó.
Como
en el San Roque, las cloacas no tratadas explican la mayor parte del
fenómeno de proliferación de algas que deterioran la calidad del
agua.
Algas
verdes
Una
de las secuelas del proceso de eutrofización (deterioro ambiental)
es que las aguas se tiñen de verde con picos de proliferación de
cianobacterias (algas) que se desarrollan por exceso de nutrientes, y
se acentúan ante temperaturas elevadas.
Las
cianobacterias se dispararon de modo alarmante en noviembre de 2017
y, en menor medida, en algunos meses de 2018. El fenómeno volvió a
manifestarse con énfasis este febrero. “Estamos investigando las
causas de aparición y desaparición”, agregó.
Luego
del pico de 2017, se volvió a intensificar la frecuencia de
muestreos, que se repiten una vez por mes. La tarea es conjunta entre
técnicos de Recursos Hídricos de la Provincia, de la UNC y de la
empresa Aguas Cordobesas.
Los
Molinos es la fuente de abastecimiento de agua potable para el 30 por
ciento de la ciudad de Córdoba y para comunas ubicadas en sus
costas, como Potrero de Garay.
Para
la especialista, si las medidas correctivas no se aceleran, ya corre
la cuenta regresiva para que Los Molinos sea el espejo del San Roque.
Pero distinguió que “se está a tiempo de revertirlo con las
acciones adecuadas”.
El
reclamo de las instituciones
Solicitaron
urgentes acciones de saneamiento ambiental.
Unas
40 personas que representan a distintas asociaciones intermedias del
norte del Valle de Calamuchita se reunieron días atrás para
analizar la situación del lago Los Molinos y de sus ríos afluentes.
Julia
Lund Petersen, secretaria del Foro de los Ríos, que nuclea a varias
instituciones de la zona, señaló que “en general se coincidió en
que los gobiernos locales y el provincial han hecho poco o nada por
el saneamiento de los ríos y del lago, en que la situación está
mal y en que sin reacciones va para peor”.
Los
desagües cloacales sin tratamiento o que funcionan de modo
deficiente, el crecimiento urbano sin control, la deforestación y el
pastoreo intensivo en las sierras fueron señalados como los
principales focos de impacto en las aguas.
Fuente:
Carina Mongi, Sin cloacas, Los Molinos va camino a ser otro San Roque, 1 marzo 2020, La Voz del Interior. Consultado 2 marzo 2020.
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