por
Aníbal Faccendini
Nada
para celebrar en el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo. Solo
recordar lo que se debería haber solucionado hace mucho y falta
tanto: es decir que el agua potable llegue a todos, a todas y más a
las/los pobres. Ya desde el 10 de diciembre año 1948 con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos encontramos las bases
para el derecho humano al agua. Todos los años desde 1993 se
conmemora la concientización, sensibilización y visibilización del
acceso al agua. En verdad es recordar, no olvidar y transformar que
sobre 7.700 millones de personas en el mundo muchas pasan hambre de
agua. El régimen falaz y descreído que impera en el planeta ha
condenado a casi el 30% de los seres humanos al hambre de agua. Han
fracasado los planes de los Objetivos del Milenio de la ONU: más de
1.100 millones de personas no acceden al vital elemento. Otros
índices más estrictos elevan dicha cifra a cerca de 2000 mil
millones de personas, 4000 niñas, niños y demás diversidad etaria
mueren por día por enfermedades vinculadas a agua contaminada y 138
millones de persona contraen distintas enfermedades digestiva y
visuales, 2600 millones de personas no acceden a saneamiento seguro,
es decir, a servicios de cloacas. Con la contaminación que implica
ello. La injusticia que sufren las mujeres por esta indigencia de
agua nos deja mudo: 200 millones de horas por día le dedican las
mujeres en el mundo para buscar agua, es decir 2.400 millones de
horas anuales, y que 16 millones de mujeres dejan de estudiar para
dedicar 3 horas por día para buscar agua.
El
basamento jurídico y sociológico del derecho que nos ocupa,
reconoce antecedentes en el Derecho Internacional en los artículos
11 y 12 del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales
y Culturales de 1966. También en el año 2002 con la Observación
General número 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, También en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Llegando así a la Resolución 64/292 del 28 de julio de 2010 de la
Asamblea de Naciones Unidas que establece claramente el derecho
humano al agua y al saneamiento. El planteo de saneamiento llega a su
plenitud, cuando se establece el 19 de Noviembre Día Mundial del
Retrete con la Resolución número 67/291 de la ONU, el día 24 de
julio de 2013. Todo ello ha ayudado a construir Derechos Humanos en
los Servicios Sanitarios, tanto en el acceso al agua potable y segura
como así también en el saneamiento..
A
nivel nacional tenemos el artículo 41 de la Constitución Argentina,
que sirve de base para sostener este derecho ambiental y vital en
nuestro país. El fallo “Kersich Juan Gabriel y otros c/Aguas
Bonaerenses S.A y Otros s/Amparo” “. En la provincia de Santa Fe
la ley de Aguas número 13.740 del 01-02-2018 en su artículo 8
establece el Derecho Humano al Agua. La ley del Derecho de Jarras de
Agua de la Cátedra del Agua de la UNR 13.935 en vigencia el
24-01-2020, única en su tipo en Argentina y América Latina también
consolida el Derecho Humano al Agua.
Son
muy importantes las normas jurídicas internacionales, nacionales,
provinciales y municipales que constituyen el Derecho Humano al Agua.
Pero, en el mundo y en nuestro país dejan al desnudo la falta de
garantías para que los desposeídos puedan acceder a este bien común
que es el agua. En la Argentina hay 7 millones de personas que no
acceden a agua potable, 4 millones están expuesto al agua con
arsénico. En Santa Fe hasta el 2008, había 247 localidades sin
acceso al vital elemento. Dicha cantidad se ha reducido a partir las
obras de los acueductos.
En
Rosario, actualmente, unas 100 mil personas de las villas con
vulnerabilidad ambiental, no tienen acceso integral al agua, y
también veamos los fallecimientos por falta y escasez como en el
caso de los wichies en Salta. Hay hambre de agua en el Día Mundial
del Agua, está bien proclamar los derechos, lo que está mal es que
no se concreten en los pobres y padezcan hambre del vital elemento.
¿Por qué no se percibe el hambre de agua, a pesar de las
visibilizaciones, fotos, videos que muestran a los indigentes de agua
?. ¿Con qué se lavarán las manos ante el coronavirus, los pobres
de agua cuando no tienen ni para tomar? ¿No se ve eso? Porque el
Estado y la sociedad no quieren ver ni asumir a los sedientos, pobres
y marginados. Los pobres siempre son los otros y hay que evitarlos.
Porque a diferencia de una epidemia de cualquier enfermedad, nos
abarca a todos y a todas sin distinción de sector social. En cambio
el hambre de agua la padecen los pobres, la otredad. Gastadas están
las fotos de las niñas y niños del hambre de agua, que todavía
buscan su tiempo ante el proclamado Derecho Humano al Agua.
Aníbal
Faccendini es Magíster en Ambiente y Desarrollo Sustentable,
Director de la Cátedra del Agua UNR y director del Centro
Interdisciplinario del Agua UNR
Fuente:
Aníbal Faccendini, El hambre de agua es una urgencia mundial, 18 marzo 2020, Página/12.
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