Las
empresas niegan, el gobierno provincial no investiga y el Instituto
Nacional de Prevención Sísmica no hace un seguimiento serio. Más
allá de los esfuerzos negacionistas, Vaca Muerta tiembla desde que
llegó el fracking.
por
Observatorio Petrolero Sur
El
Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) es un organismo creado y dirigido por empresas petroleras, es decir que cuando se
manifiesta expresa las posiciones del sector. El pasado 13 de febrero
el suplemento Energía del diario Río Negro publicó una nota de
opinión en la que el IAPG se pregunta: ¿Puede el fracking activar fallas y generar terremotos? Los argumentos desarrollados en la
respuesta son los mismos que encontramos en el “ABC de los no
convencionales”, el manual argumentativo con el que trabajó la
institución técnico empresarial para instalar el fracking en el
país. Pero, ¿qué tienen de cierto? Veamos.
En
principio focaliza su fundamentación en “la energía potencial que
se libera durante una operación de estimulación hidráulica”, sin
referir a las intervenciones en subsuelo de manera integral. Un
proyecto de hidrocarburos de formaciones no convencionales a gran
escala requiere inicialmente de varias decenas de perforaciones,
últimamente con ramas laterales que llegan a los 3.000 metros, con
navegación a distintos niveles, o sea se perfora a distintas
profundidades -entre los 3500 y 4.500 metros-. En cada una de esas
perforación se realizan muchos procesos de fracturas, en algunos
casos más de 60, que requieren explosiones con cañones que se
llaman punzados en donde una bala metalica atraviesa el caño tubing
e ingresa a la roca hasta más de 400 metros. Posteriormente se
concreta puntualmente el proceso de fractura que inyecta -a valores
del pozo 160306 en el área Fortín de Piedra- 90.258 millones de
litros de agua, 13 mil toneladas de arena de sílice, miles de litros
de químicos, a una presión de 11.000 psi y una potencia de 20.847
hp. Un porcentaje menor, apenas superior al 20%, de lo inyectado
vuelve a la superficie. El resto queda en subsuelo. Los residuos
líquidos tanto del agua de retorno -la que vuelve de lo fracturado-,
como del agua de producción -la que viene de subsuelo junto a los
hidrocarburos- se inyectan en pozos sumideros. El diario La Mañana de Neuquén recientemente publicó: “La información de la secretaría de Ambiente de la Provincia indica que mientras en el 2016 hubo 10.620 m3 generados, en el 2017 la cifra creció a 1.030.552 m3. Los últimos datos son los del 2018, con un total de
1.288.304 m3, para uno de los mejores años de la producción shale:
hubo 336 pozos productores perforados en todo Vaca Muerta”. Toda
esta intervención en subsuelo es la que debe observarse al momento
de analizar los sismos recientes en la provincia de Neuquén y el por
qué las fallas geológicas ubicadas en la Dorsal Huincul comenzaron a reactivarse.
Por
otra parte, no solo es llamativo lo que omite el IAPG, sino también
lo sostiene. “En Argentina se hace fracking desde 1959 -desde 2010
a la formación shale Vaca Muerta- y jamás se escuchó de un sismo
provocado por una operación de este tipo”, dice el organismo
corporativo. Pero recién después de 2014 comenzó la explotación
masiva en el área Loma Campana, la primera en su tipo. En Estados
Unidos la técnica se utiliza desde mediados del 2000 en esta escala.
El proceso de fractura hidráulica al que refiere el IAPG se
realizaba sobre formaciones convencionales y, por tanto, no puede ser
comparado con la explotación actual. Es como decir que la
explotación de oro es centenaria, tomando como inicio la actividad
de los pirquineros, y por eso no se puede criticar la megaminería
actual.
Es
cierta la afirmación del IAPG que antes no hubo sismos, los sismos
llegaron con la explotación de hidrocarburos no convencionales. El
geógrafo Javier Grosso, miembro del Departamento de Geografía de la
Universidad Nacional de Comahue buscó la relación temporal entre los movimientos sísmicos y las fechas de fracturamiento declaradas
por las empresas en cercanías a esas zonas de epicentro de los
movimientos. La coincidencia es elocuente.
En
la nota del IAPG en cuestión se afirma que “para la industria de
los hidrocarburos nada puede descartarse, porque la seguridad y la
integridad de las personas y el medio ambiente son la prioridad”.
Pero quienes viven en Sauzal Bonito, epicentro de la actividad
sísmica, mientras se multiplicaban los pozos en Fortín de Piedra,
tuvieron que subirse a la ruta para lograr respuestas. Las empresas
niegan y el gobierno asume como propio el discurso empresario. En las
primeras visitas oficiales los funcionarios minimizaban los reclamos
y cuestionaban la calidad de la construcción de las casas que ya
empezaban a mostrar rajaduras. No existía un plan de contingencias, ni ambulancias. Las viviendas se agrietan y existe riesgo cierto de
desplazamiento de suelo en masa debido a la ubicación de las casas
sobre la que penden grandes piedras.
Tras
la protestas del 2018 se conformó una Mesa conformada por el
Instituto Nacional de Previsión Sísmica (INPRES), el gobierno de
Neuquén y el IAPG, comprometiéndose a instalar una red de 20
sismógrafos para estudiar con precisión los movimientos. Incluso se
anunció la participación de geólogos de la Universidad Nacional de San Juan, no es claro si son los mismos técnicos que advirtieron que
había que estudiar la relación sismos - explotación de
hidrocarburos no convencionales y que, tras los primeros movimientos,
instalaron once sismógrafos en la zona durante un año para realizar
un análisis preliminar. A más de un año de la conformación de esa
Mesa solo hay dos sismógrafos instalados, el reporte de INPRES llega
con varios días de retraso y los movimientos se siguen registrando
gracias a la voluntad y el trabajo de la Red Geocientífica de Chile.
Entonces ¿la seguridad y la integridad de las personas y el medio
ambiente son la prioridad de las empresas y el gobierno?
En
su nota el IAPG se concentra en Vaca Muerta y evita hacer referencia
a que en otros países también hay un correlato entre la explotación
de hidrocarburos no convencionales y el incremento de la actividad
sísmica.
En
Inglaterra, en 2011, cerca de la ciudad de Blackpool se produjo un
sismo de 2.3° Richter, por entonces la empresa Cuadrilla realizaba
los primeros procesos de fractura hidráulica. En 2018, luego de
fuertes debates, la empresa retomó las perforaciones y volvieron los
sismos. En mayo del mismo año se registraron sismos de 1.5°, la
población se movilizó por esa situación y en 2019 el fracking fue
suspendido en todo el país.
En
China suspendieron la actividad luego de que tres sismos de
magnitudes que variaron entre 4.6° a 4.9° sacudieran la provincia
de Sichuan en febrero de 2018. Según la agencia de noticias
estadounidense The Associated Press, como consecuencia de los
temblores murieron dos personas y doce resultaron heridas. La
actividad con fracking en la zona había comenzado en 2016.
En
el oeste de Canadá, donde desde hace varios años se realiza un
desarrollo masivo de formaciones no convencionales, en 2014 se
registró un sismo de 4.1° en la ciudad de Fort St. John. El
yacimiento es operado por la empresa Progress Energy, subsidiaria de
la malaya Petronas. En tanto en 2016, un sismo de 4.8° se sumó a
los movimiento menores que llegaron junto con la actividad no
convencional de la empresa Repsol en Alberta. Contrariamente a las
inapelables afirmaciones del IAPG, reproducidas por funcionarios
argentinos, los científicos de la Universidad de Calgary que estudiaron los eventos de Alberta afirman que los terremotos fueron
inducidos de dos maneras: por el aumento de la presión cuando
ocurrió el fracking y, después del proceso, por los cambios de
presión provocados por la presencia persistente de líquido de
fracking.
Más
conocida es la situación de Estados Unidos, donde los sismos
afectaron los estados de Texas, Kansas, Colorado, Nuevo México,
Oklahoma y Ohio. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos
(USGS, por sus siglas en inglés) el aumento exponencial de los
movimientos data del año 2009, cuando el fracking revolucionó el
mapa energético mundial con la explotación a escala masiva. En 2011
en la localidad de Prague, Condado de Lincoln, en Oklahoma hubo tres
importantes eventos de 4.8°, 5.7° y 4.8° en un mes. En 2013 se
registraron más de cien eventos,; en 2014 fueron 585 los movimientos
de más de 3°, y en 2015 se reportaron 5838. En septiembre de 2016
un movimiento de 5.8° sacudió nuevamente la misma zona. Por los
eventos ocurridos entre 2011 y 2016 las empresas Spess Oil Company,
Equal Energy US, Inc. y Fairfield Oil & Gas Corp tuvieron que
indemnizar con 925.000 dólares a quienes sufrieron daños y roturas.
Según diversos estudios, las aguas residuales en pozos sumideros son
las que inducen estos sismos. En 2016 la Comisión de la Corporación
de Oklahoma le exigió a la industria que reduzca un 40 % la inyección
e implemente planes de mitigación después de un movimiento superior
a 2.5° y que suspenda las operaciones luego de sismos de 3.5°.
En
2017 un equipo de geólogos, también en Estados Unidos, confirmó de
manera concluyente que los sismos en la cuenca de Fort Worth, de
Texas, fueron inducidos por la inyección subterránea de desechos de
fracking. Según cita el Compendio de hallazgos científicos, médicos y de medios que demuestran los riesgos y daños del fracking edición
de 2018, la investigadora geofísica Marina Magnani realizó mapas de
las fallas sísmicamente activas en la cuenca de Fort Worth. Para
ella esas fallas han estado “durmiendo” durante aproximadamente
los últimos 300 millones de años hasta que se “despertaron”,
coincidentemente con la expansión de la explotación mediante
fracking.
No
solo existen elocuentes coincidencias temporales entre la explotación
de yacimientos no convencionales y el incremento de la actividad
sísmica, sino también estudios científicos realizados en otros
países en donde también se avanzó con el fracking. A esta altura
de los hechos es temerario que la institución empresarial se
mantenga en el camino de negacionismo. El fracking no produce sismos,
pero sin embargo la tierra se mueve. Eppur si muove en palabras de
Galileo Galilei.
Fuentes:
Sismos en Vaca Muerta: Las petroleras dicen “yo no fui”, 18 febrero 2020, Observatorio Petrolero Sur. Consultado 27 febrero 2020.
Dibujo Chelo Candia.
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