En
este artículo analizaremos las verdaderas causales de las
inundaciones. Uso especulativo de los recursos naturales y el modelo
de producción agrícola. Ambas parten del modo de pensar de sus
ejecutores: empresarios que buscan las máximas rentabilidad y
ganancia con la mínima inversión posible.
por
Paula Paéz
En
la madrugada del sábado 8 de Febrero, comenzó a llover de forma
intensa y continua en Tucumán, anegando numerosas poblaciones. Esta
vez, el Noreste de Tucumán fue en general el sector más afectado
por las lluvias, representado por los departamentos de Burruyacú,
Cruz Alta, Leales y Simoca. En particular, las poblaciones de Pampa
Pozo y Puerta Alegre, próximas a Gobernador Garmendia, en Cruz Alta,
fueron las más afectadas por el agua.
En
Cajón, poblado situado en el pedemonte de Sierra Medina, en el
departamento de Burruyacú, se llegó a medir la caída de
precipitaciones de hasta 200 mm en un lapso muy corto de tiempo.
Otras poblaciones también afectadas fueron Boca del Tigre, Los
Chañaritos, Tala Pozo, Finca Mayo, Los Pérez, Los Ralos,
Ranchillos, Campo La Flor y Los Puestos.
Esto
implicó que casi un centenar de personas hayan sido evacuadas,
mientras otras quedaron aisladas en sus casas, impedidas y cercadas
por el paso violento del agua.
Descripto
hasta aquí el panorama de las consecuencias que van dejando las
lluvias, analizaremos las verdaderas causales de las inundaciones,
fenómeno producto exclusivo del accionar humano. Básicamente, ese
conjunto de acciones se agrupa en el uso especulativo de los recursos
naturales y el modelo de producción agrícola, es decir el
agronegocio. Ambas parten del modo de pensar de sus ejecutores:
empresarios que buscan las máximas rentabilidad y ganancia con la
mínima inversión posible.
La
extensión de la frontera agrícola
En
pos de obtener mayores volúmenes de producción de azúcar y limón,
buscando la cercanía a un curso fluvial -que significa disponer de
agua constante para riego- y en tierras con las mejores condiciones
agroecológicas, se han cultivado áreas (prohibidas para tal uso) de
márgenes de ríos de la cuenca del río Salí y sus subcuencas. Este
cambio en el uso del suelo tiene graves consecuencias: pérdida de
bosque nativo, desmoronamiento de márgenes de ríos al perder la
raigambre-soporte de su vegetación nativa, rectificación de cursos
fluviales (pérdida de meandros originales de un río), erosión
hídrica, contaminación hídrica, ahondamiento del cauce que ante
intensas lluvias anegan las zonas aledañas, cambios en el nivel del
caudal, cambios en el contorno de ríos, arrastre de sedimentos y
árboles que pueden taponar puentes aguas abajo (incluso hasta su
caída y aislando poblaciones), canalizaciones para riego erróneas
que pueden volver “inundable” una zona que antes no lo era.
También
se ha extendido dicha frontera sobre el pedemonte de Sierra Medina
por ejemplo, y no casualmente se han dispuesto los cultivos en el
mismo sentido del agua de deshielo de dichas sierras, en pos de
favorecer la escorrentía del agua hacia la llanura.
Respecto
a la extensión, es pertinente citar a Juan José Natera Rivas y Ana
Ester Batista Zamora (Departamento de Geografía de la Universidad de
Málaga) sobre la evolución del sector agrícola en Tucumán, pues
ambos concluyen:
“… en
los últimos decenios se ha registrado un importante proceso de
diversificación productiva en el Este provincial, ligado a la
demanda internacional y a la expansión de la frontera agraria. Su
principal protagonista desde el punto de vista espacial ha sido el
binomio oleaginosas/granos, equivalente a soja (hoy en su mayor parte
transgénica) y trigo (en menor medida maíz) como rotación de la
misma, y ha supuesto el que ambos grupos, de la mano de la soja,
abarquen la fenomenal cifra del 59 % del total de la superficie
roturada provincial; una favorable coyuntura exterior, mejoras en el
material genético y cambios en las labores culturales se encuentran
entre los principales factores que subyacen en esta situación. Los
cambios que esta expansión ha supuesto en la distribución
departamental de los grupos de cultivos son evidentes: los extremos
norte y sur de la provincia están dominados por este binomio, al
tiempo que la caña ha dejado de ser el cultivo predominante en los
departamentos orientales (Cruz Alta, Leales y Simoca), aunque aún
está presente en sus distribuciones de cultivos. Sin embargo, esta
situación -extrapolable a otras provincias del NOA y del área
pampeana- está siendo contestada desde distintos sectores por sus
implicaciones no sólo sobre el sector agrario, sino aún sobre el
conjunto de la sociedad argentina.
También
espoleado por la demanda internacional, el grupo de los frutales, de
la mano de los cítricos, ha ido poco a poco ganando terreno a la
caña de azúcar en los departamentos del piedemonte tucumano, hasta
el punto en que en 2002 se resuelven como monocultivo en Tafí Viejo
y Yerba Buena. Hoy son limones los que fundamentalmente conforman el
monte cítrico provincial, tras quedar arrasados por la plaga de la
tristeza los naranjos que anteriormente eran los mayoritarios; la
importancia de la producción limonera, tanto de fruta fresca como de
derivados de la misma obtenidos en el propio Tucumán, no es sólo
nacional, sino que la provincia es uno de los mayores abastecedores
mundiales de estos productos. Sin embargo, en el proceso de expansión
de esta actividad agroindustrial los pequeños productores están
siendo progresivamente expulsados (una situación similar a la de la
soja), al tiempo que capitales internacionales controlan porciones
cada vez más significativas de este complejo productivo, todo lo
cual proyecta en cierta forma sombras sobre una actividad
tradicionalmente muy arraigada en el sector agrícola tucumano, y que
además hoy se resuelve como el rubro agrario más rentable de la
provincia”.
Obras
devenidas en “contra-civiles”
En
un contexto así, una obra civil necesaria y construida
adecuadamente, como lo son los terraplenes donde se asientan rutas o
vías ferroviarias, resultan funcionando como “muros de contención”
del agua de lluvia, colaborando a la inundación de una zona que
anteriormente tenía buen drenaje.
Los
puentes también modifican a los cursos fluviales, angostando su
cauce, y pueden taponarse y así anegar zonas cuando no se derrumban
y son también arrastrados aguas abajo.
Por
otro lado, no es raro pensar que la casi desaparición de las
“estaciones de monitoreo” de cursos fluviales, que servían
justamente para tener un seguimiento de los mismos y controlarlos y
alertar sobre anomalías, ocurra en paralelo con la expansión
agrícola en el Este tucumano. Para explicar lo planteado: en
Argentina existe la Red Hidrológica Nacional, cuyos parámetros
hídricos quedan registrados en la llamada “Base de Datos
Hidrológica Integrada”, a la cual tiene gratis y libre acceso toda
persona vía consulta por internet. Allí se muestra en general el
mapa argentino con todas las estaciones que recogen los datos,
aclarando si están activas o no. Para Tucumán, y en particular la
zona este hoy afectada, sólo hay 3 estaciones activas, de las cuales
una no registraba parámetros, otra tenía sus últimos parámetros
que databan del año 1951 y la tercera tenía registros últimos de
fines de noviembre de 2019. Entonces, hay muy pocos registros, lo que
da cuenta del deficiente control y gestión del recurso hídrico.
Desmonte
y deforestación
El
talar árboles nativos, sobre todo en sector de pedemonte, en pos de
extender la frontera agrícola o para lucrar con la renta producto de
la especulación inmobiliaria -modificando así también el uso del
suelo- es una pérdida ecosistémica invaluable, y una causal directa
de las inundaciones, ya que favorece la escorrentía e incide en los
cambios del ciclo del agua de todo ecosistema.
Según
Matilde Malizia, Licenciada en Trabajo Social y Doctora en Ciencias
Sociales con orientación en Geografía (ex-becaria de CONICET), más
del 85% de las urbanizaciones cerradas de Tucumán se hallan en el
Municipio de Yerba Buena.
El
avance de estos emprendimientos privados sobre áreas destinadas a
usos agrícolas (en general, cañaverales) y espacios verdes -como en
la ladera del cerro San Javier, en el límite Oeste- se evidenció
cada vez más con el transcurso de los años. El fenómeno comenzó
en 1978 con el “Country del Golf”, luego hubo un crecimiento
acelerado a partir del año 2000, y en 2007 sumaban 49 urbanizaciones
cerradas. En 2017 ya eran más de 60. La lógica del crecimiento
desde los años 70 hasta los 90, era que aumentaban de a 5 por
década. En cambio, en el 2000, con la crisis económica, es el boom
de las urbanizaciones cerradas en Tucumán, y aumentan de forma
exponencial, pues grandes terrenos eran de bancos o de gente con
dinero en bancos, y al no poder recuperar ese dinero, se lo cambió
por terrenos loteados. Como actualmente no hay más espacio en Yerba
Buena, se están expandiendo a Tafí Viejo, o San Pablo.
Hoy
el paisaje urbano de Yerba Buena se caracteriza por fisuras que
resaltan la pérdida gradual de espacios verdes y por la debilitada
conexión entre los distintos sectores del municipio.
Las
inundaciones son evitables
Pasan
los gobiernos y las inundaciones en Tucumán continúan. A esta
altura la no resolución de esta problemática expresa un desprecio
de los distintos gobiernos de turno, del peronismo, de cambiemos y el
bussismo. Son cómplices de que no se avance en soluciones que no
permitan que el interior de la provincia se inunde cada vez que
llueve fuerte, que barrios enteros queden anegados por la rotura de
puentes y las familias más humildes pierdan lo poco que tienen.
Es
necesario declarar la emergencia hídrica en la provincia y
desarrollar un plan de riesgo hídrico, con la participación de los
vecinos afectados, organizaciones medioambientales, estudiantes y
expertos de la UNT. Con el objetivo de investigar y penalizar la
existencia de modificaciones en el curso de arroyos y canales por los
grandes empresarios agrícolas. A su vez debería contemplar un nuevo
sistema de monitoreo de zonas inundables, la construcción de obras
civiles y un plan de vivienda para las familias que se asientan en
zonas inundables. También es necesario delimitar con claridad el
tipo de actividad permitida en el pedemonte y establecer límites
para el crecimiento de la ciudad y de la frontera agrícola para que
no entre en contradicción con el desarrollo de los bosques y terreno
absorbente.
Paula Paéz, Facultad de Arquitectura y Urbanismo - UNT
Fuente:
Paula Paéz, Inundaciones en Tucumán: antropogénesis de un crimen socioambiental, 12 febrero 2020, La Izquierda Diario. Consultado 17 febrero 2020.
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