Día
Mundial de los Humedales. Alertan por su destrucción y
contaminación. En el país ocupan 60 millones de hectáreas. El
extractivismo y los countries son sus principales amenazas.
por
Darío Aranda
Barrios
cerrados, agronegocio y minería de litio. Son tres de las
actividades que más atentan contra los humedales, reservorios
naturales de agua que son vitales para regular las inundaciones,
preservar la biodiversidad y evitar el calentamiento global. En el
Día Mundial de los Humedales, organizaciones sociales, pueblos
indígenas y académicos exigen el freno a su destrucción. Los
humedales abarcan el 21 por ciento del territorio nacional, 60
millones de hectáreas y aún no hay una ley específica que los
proteja.
Los
humedales son sitios de gran biodiversidad, zonas de inundación
permanente o temporaria, que actúan como "esponja" y
regulan el caudal de agua. Absorben y atenúan inundaciones. Ejemplos
de humedales son los Esteros del Iberá (Corrientes), el Delta del
Paraná (Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires), la Laguna de los
Pozuelos y las Salinas Grandes (Jujuy), entre otros. Almacenan el 30
por ciento del carbono terrestre (son fundamentales para mitigar los
efectos de la crisis climática y el calentamiento global).
En
las últimas décadas sufrieron el avance de actividades
perjudiciales, desde agronegocio (ganadería, arrozales, soja),
minería (sobre todo de litio) hasta de grandes empresas
inmobiliarias (los countries suelen ubicarse, y destruir, humedales).
Patricia
Pintos es investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de
la Universidad de La Plata. Explica que décadas atrás los humedales
eran catalogados como espacios marginales o exentos de valor, pero a
medida que en esos lugares se observaron sus potencialidades
económicas comenzaron a ser ecosistemas altamente amenazados. “Se
multiplicaron proyectos de agricultura comercial, emprendimientos
inmobiliarios para el segmento ABC1 y proyectos de minería. Estos
cambios son portadores, cada vez más, de un sinnúmero de conflictos
ecológico-distributivos, que en su origen incluyen a los poderes
públicos responsables de otorgar los permisos, y cada vez más al
Poder Judicial y a las organizaciones sociales en las calles”,
afirma.
Una
investigación de Pintos, “Urbanismo privado y gestión del suelo
sobre humedales de la cuenca baja del Río Luján”, contabilizó al
menos 66 barrios privados que ocupan 9065 hectáreas en la cuenca
baja del río Luján (Pilar, Campana, Escobar y Tigre).
Diego
Domínguez vive en la zona de las islas de Tigre. Es investigador del
Conicet, parte del Observatorio de Humedales y de la Cooperativa Isla
Esperanza, que reúne a junqueros, habitantes históricos del lugar,
los “campesinos” de las islas. Enumera dos problemas graves y
básicos de los humedales del Delta del Paraná. La contaminación:
“Millones de litros de glifosato y otros agrotóxicos en el río.
Vivimos rodeados de agua y tenemos que buscar bidones en la ciudad
para tomar”. Esa agua con agrotóxicos va al Río de La Plata, de
dónde se provee de agua la Ciudad de Buenos Aires.
El
segundo mayor problema es la disputa por el agua y la tierra. Y allí
tienen protagonismo los countries. Domínguez precisa nombres
propios: Eduardo Costantini (Consultatio-Nordelta), Jorge O'Reilly
(Eidico), los hermanos Hugo y Adrián Schwartz (Colony Park) y el
Grupo Soldati, entre otros. Denuncia que hay un plan sostenido por
distintos gobiernos y empresarios para vaciar la región de isleños,
sus históricos habitantes, y dejar vía libre a los barrios
cerrados.
Clemente
Flores es parte del Pueblo Kolla y uno de los voceros de la Mesa de
Comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc (Jujuy), región
que también es parte de los humedales de Argentina, ya no con islas
y frondosa vegetación, sino con llanuras de sal y agua dulce. Desde
hace más de una década luchan contra las mineras de litio, que
quieren explotar las salinas. “Trabajamos y vivimos acá. Cuidamos
el territorio para las futuras generaciones, mientras los gobiernos
favorecen la depredación empresaria”, afirma Flores. También
recuerda que están vigentes los derechos indígenas (Constitución
Nacional y Convenio 169 de la OIT, entre otros), que obligan a que el
Estado consulte a los pueblos originarios ante cada afectación que
pudieran tener. Denuncia que jueces y fiscales no están haciendo
cumplir la ley, y así favorecen a las mineras.
El
Programa Humedales Sin Fronteras es un colectivo de organizaciones de
Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Países Bajos que trabajan por
la sustentabilidad de la Cuenca del Plata. Por Argentina participan
Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Taller Ecologista,
Casa Río y Fundación Cauce. Recuerdan que también hay humedales en
riesgo en el Gran Buenos Aires (Reserva Santa Catalina, Lomas de
Zamora) y también vinculan actividades extractivas como el fracking
con la destrucción de humedales: para las petroleras en Vaca Muerta
se extraen arenas silíceas del lecho del Río Paraná, a la altura
de la ciudad entrerriana de Diamante. En Chubut también hay
humedales en riesgo, por ejemplo el conocido “mallín de los Cual”
(de la comunidad Mapuche-Tehuelche Cual) en la localidad de Gan Gan,
amenazado por un proyecto de explotación de plata y plomo.
“Hace
falta voluntad política de frenar los avances empresarios y la
apropiación de las islas. El estado municipal, provincial y nacional
deben poner un freno a la destrucción y apropiación indebida de los
humedales”, reclama Domínguez. Y recuerda lo que en tiempos de
lluvia luego todos lamentan: “Menos humedales es igual a más
inundaciones”.
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Fuente:
Darío Aranda, Humedales y biodiversidad en riesgo, 3 febrero 2020, Página/12. Consultado 3 febrero 2020.
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