por
Antonio Elio Brailovsky
Queridos
amigos, como ustedes saben, el daño ambiental es una de las muchas
formas de sufrimiento evitable generadas por nuestra sociedad. Con
frecuencia, la impunidad de quienes destruyen el medio natural que
nos sustenta se basa en haber construido una cultura que nos aleja de
la naturaleza. Recuerdo una jornada en la que un prestigioso
arquitecto sostenía que:
En la ciudad de Buenos Aires no hay naturaleza. La Pampa está muy lejos.
La Pampa está debajo de tus pies -le contestamos.
Este
distanciamiento cultural de la naturaleza condiciona opiniones que
subestiman las consecuencias de agredir a nuestra base natural. Por
eso mi insistencia en recordar los ritmos de la naturaleza, como un
ejercicio para no despegarnos de nuestra esencia.
En
esta entrega, ustedes reciben:
Un poema de Julio Cortázar, para consolarnos ante esas situaciones en las que todo parece salir mal.
Mis opiniones sobre la Ley de Cambio Climático, que acaba de aprobarse en la Argentina, con menos herramientas de las necesarias.
La obra de arte que acompaña esta entrega es: “Niños en la playa”, del noruego Peder Severin Krøyer (1851-1909)
Quiero
saludarlos en el comienzo del verano. Y del invierno, para los amigos
del Hemisferio Norte.
Un
gran abrazo a todos
Antonio
Elio Brailovsky
La
mufa
Vos
ves la Cruz del Sur,
respirás
el verano con su olor a duraznos,
y
caminás de noche
mi
pequeño fantasma silencioso
por
ese Buenos Aires,
por
ese siempre mismo Buenos Aires.
Quizá
la más querida
Me
diste la intemperie,
la
leve sombra de tu mano
pasando
por mi cara.
Me
diste el frío, la distancia,
el
amargo café de medianoche
entre
mesas vacías.
Siempre
empezó a llover
en
la mitad de la película,
la
flor que te llevé tenía
una
araña esperando entre los pétalos.
Creo
que lo sabías
y
que favoreciste la desgracia.
Siempre
olvidé el paraguas
antes
de ir a buscarte,
el
restaurante estaba lleno
y
voceaban la guerra en las esquinas.
Fui
una letra de tango
para
tu indiferente melodía.
Una
carta de amor
Todo
lo que de vos quisiera
es
tan poco en el fondo
porque
en el fondo es todo
como
un perro que pasa, una colina,
esas
cosas de nada, cotidianas,
espiga
y cabellera y dos terrones,
el
olor de tu cuerpo,
lo
que decís de cualquier cosa,
conmigo
o contra mía,
todo
eso es tan poco
yo
lo quiero de vos porque te quiero.
Que
mires más allá de mí,
que
me ames con violenta prescindencia
del
mañana, que el grito
de
tu entrega se estrelle
en
la cara de un jefe de oficina,
y
que el placer que juntos inventamos
sea
otro signo de la libertad.
Julio
Cortázar: La mufa
La
Ley de Cambio Climático
Quiero
expresarles mi preocupación por el texto de la recientemente
aprobada Ley argentina de Cambio Climático.
Esa
Ley atrasa. Hace 20 años, cuando empezábamos a tomar conciencia de
los desastres que la civilización industrial está haciendo con los
recursos climáticos, hubiera sido un texto excelente. Hoy es
insuficiente porque sólo ordena estudiar lo que ya sabemos y hacer
lo que los grandes intereses les permitan hacer. Es decir, casi nada.
Veamos
el texto aprobado:
- En primer lugar, la ley plantea la creación de un Gabinete Nacional de Cambio Climático. El mismo ya se encuentra en funcionamiento desde 2016. Lo que ahora permite la ley es institucionalizar dicho gabinete que, en su momento, fue creado por decreto y así sostenerlo independientemente de cualquier cambio de gobierno.
- En segundo lugar, ley consagra el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas; según el cual todos los países son responsables de la problemática, pero hay diferencias respecto de la contribución histórica de emisiones de algunos (los más desarrollados).
- En tercer lugar, se trata de una ley nacional. Es decir, su alcance de aplicación es para todo el territorio argentino. Al tratarse de una ley de presupuestos mínimos de protección ambiental, es obligatoria para todas las provincias que deberán trabajar para su correcta implementación local.
- En cuarto lugar, la ley plantea la creación de un Consejo Asesor Externo del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático para asistir y asesorar en las políticas públicas necesarias a los fines de la normativa. Su particularidad: el consejo debe estar integrado por científicos, representantes de organizaciones ambientales, comunidades indígenas, universidades, entidades académicas y empresariales, sindicatos, entre otros.
- En quinto lugar, la ley establece que cada jurisdicción debe promover procesos de participación de los actores involucrados para definir mejores medidas de adaptación y mitigación. Además, todos los datos y la documentación relacionados a ella son considerados información pública ambiental.
Hace
20 años, hubiera llenado la mejor de las expectativas. Pero hoy
vemos que la Ley ordena que se reúnan unos funcionarios que ya se
estaban reuniendo para elaborar un plan del que no se da ningún
lineamiento. Lo único que esta Ley garantiza son las fotos que se
sacarán los funcionarios que elaboren el Plan.
Hay
varios motivos para dudar del resultado:
El fracaso de la Ley de Bosques, que no logró impedir la deforestación.
El fracaso de la Ley de Glaciares, que no ayudó a evitar que se siguiera haciendo minería sobre los glaciares.
El fracaso de las 25 Cumbres por el Clima (COP), en las que se comprometieron a dejar de contaminar aquellos que casi no contaminaban, mientras que los grandes contaminadores no asumieron ningún compromiso serio.
Qué
tendría que decir la Ley
Si
de veras se quiere combatir el cambio climático, hay que fijar
lineamientos que, por lo menos nombren los aspectos más críticos
vinculados con la mitigación y la adaptación al cambio climático.
Algunos ejemplos de lo que hay que hacer son:
Sobre
Mitigación (dejar de emitir gases de efecto invernadero).
Reactivar el ferrocarril de pasajeros y cargas en todo el país, por ser el medio de transporte que menos gases emite por tonelada o por pasajero transportado.
Restringir progresivamente el uso del automóvil individual en todas las ciudades que tengan transporte público. Activarlo en las que no lo tengan.
Establecer un cronograma de cierre de las centrales energéticas que utilicen combustibles fósiles y su reemplazo por energías renovables.
Prohibir el fracking, por ser la actividad de extracción de hidrocarburos que emite más gases de efecto invernadero. Cerrar el yacimiento de Vaca Muerta.
Sobre
adaptación (reducir el daño sobre la sociedad).
En todo el país: establecer la gestión del agua por cuencas hídricas, con participación de los actores sociales involucrados. Aumentar las penalidades por contaminación del agua, incluyendo prisión efectiva para los responsables.
Replantación de bosques nativos en gran escala, comenzando por las márgenes de ríos y arroyos.
En las zonas áridas y semiáridas, declarar la emergencia hídrica permanente, establecer una estricta contabilidad del agua disponible y establecer prioridades de uso.
Prohibir todas las actividades que impliquen un desperdicio excesivo de agua, desde la gran minería con lixiviación con cianuro hasta las canchas de golf en zonas áridas y semiáridas.
En las zonas húmedas, prohibir el loteo y la urbanización de humedales y zonas de riesgo de inundación con una recurrencia de 100 años.
Establecer modelos de ordenamiento territorial que prevengan inundaciones en zonas de agricultura extensiva.
Fijar pautas arquitectónicas, urbanísticas y de gestión de desastres para las áreas pobladas con riesgo de inundación.
Financiar la relocalización de poblaciones afectadas por el cambio climático.
La
sola enumeración nos muestra la trama de intereses existentes para
impedir que estas medidas se lleven a cabo. Si no hay una fuerza
contrapuesta mayor en la sociedad tendremos sólo acciones
simbólicas, que dejarán tranquilos a algunos pero no atenderán la
gravedad de la crisis climática.
Fuente:
Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, Los ritmos de la naturaleza: el verano y la crisis climática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario