Ocurrió
el 25 de julio de 1946 en el atolón Bikini, parte de las Islas
Marshal.
por
Jonathan Amos
Fue
un evento que trascendió en la historia como la quinta explosión de
una bomba nuclear y la primera bajo el agua.
Todos
hemos visto las imágenes: una nube gigante con forma de hongo en el
medio del Pacífico que arrasó con barcos que habían sido dejados a
propósito para simular lo que podría pasar en una guerra nuclear.
Ahora,
73 años después, un grupo de científicos ha regresado al sitio
para mapear el fondo oceánico.
Y
se han dado cuenta de que un cráter todavía es visible; así como
también los restos de todas aquellas embarcaciones.
"Bikini
fue elegido por su idílica lejanía y su gran laguna de fácil
acceso", explica Art Trembanis, líder del equipo de
investigación de la Universidad de Delaware (Estados Unidos).
"En
ese entonces, Bob Hope (un famoso comediante estadounidense) dijo en
broma, 'tan pronto como terminó la guerra, encontramos el único
lugar en la Tierra que no había sido afectado por la guerra y lo
hicimos explotar'".
En
el marco de la Operación Crossroads, Estados Unidos realizó dos pruebas
atómicas, Able y Baker, en el atolón. El dispositivo Baker, llamado
"Helen de Bikini", era una bomba de 21 kilotones y se dejó
a 27 metros por debajo de la superficie del Pacífico.
Se
pensaba que la huella ya estaría cubierta
La
explosión lanzó al aire dos millones de toneladas de agua, arena y
coral pulverizados.
A
pesar de la extraordinaria liberación de energía, Trembanis pensó
que gran parte del fondo oceánico afectado ya estaría cubierto de
sedimentos en la actualidad.
Pero,
contrariamente a lo que imaginaba, su equipo de oceanógrafos,
geólogos, arqueólogos marinos e ingenieros encontró un surco bien
definido.
Utilizando
un sonar, el grupo cartografió una estructura de 800 metros de ancho
con unos 10 metros de relieve.
"Parece
como si la propia Capitana Marvel hubiera golpeado y abollado el
planeta", dijo Trembanis frente a un grupo de periodistas en una
reunión de la Unión Geofísica Americana, donde fueron presentadas
las investigaciones del equipo.
"Queríamos
subir la cortina y poder revelar esta escena", le dijo a BBC
News.
"Realmente
no fue sino hasta finales de los 80, principios de los 90, cuando los
buzos pudieron ingresar al área. Y en ese momento solo podían echar
un vistazo limitado a algunos restos".
"Usamos
tecnología avanzada de sonar; pudimos pintar toda la escena. Es casi
como visitar el Gran Cañón con una linterna en lugar de ir a mitad
del día e iluminar todo el área", prosigue.
"Pudimos
comenzar a ver la disposición de las naves, pudimos ver cómo
estaban alineadas entre sí, y vimos que el cráter aún está: la
naturaleza todavía nos muestra esta herida que recibió de la
bomba".
Las
embarcaciones se han convertido en otra fuente de contaminación
El
cráter tiene una estructura ondulada que hace pensar en los pétalos
de una rosa, una evidencia de que todo el material que fue arrojado
al cielo al momento de la explosión, después cayó de nuevo a
través de la columna de agua y se extendió por el fondo oceánico.
Uno
de los motivos para llevar a cabo esta operación fue comprender
mejor el impacto ambiental. Aunque los niveles de radiación se
reducen significativamente, existe un problema continuo de
contaminación producto de los barcos que fueron sacrificados.
Estas
embarcaciones, que pertenecían a las marinas estadounidense,
japonesa y alemana, no estaban preparadas para convertirse en
arrecifes artificiales. Si esa hubiera sido la intención, habrían
sido adecuadas para tal objetivo.
Más
contaminación oceánica
Pero
el escenario de guerra exigía que se dejaran en una posición tal
como si estuvieran operativos. Eso significaba que tenían
combustible e incluso municiones a bordo.
"Mientras
estábamos mapeando, pude saber que estábamos cerca del Saratoga (el
portaviones estadounidense), sin buscarlo, porque podíamos oler el
combustible del búnker; era muy pesado".
"El
Nagato, que era el buque insignia japonés que (el almirante Isoroku)
Yamamoto usó para planear el ataque en Pearl Harbor, tenía una
racha de combustible saliendo de él de muchas millas".
A
medida que los barcos continúan desintegrándose en los mares, la
contaminación podría convertirse en un problema mucho mayor,
advierte Trembanis.
Jonathan Amos es corresponsal de Ciencia de la BBC
Fuente:
Jonathan Amos, La huella de la primera bomba nuclear explosionada en el mar que todavía es visible en Bikini después de 73 años, 10 diciembre 2019, BBC Mundo. Consultado 11 diciembre 2019.
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