Protagonista
del lado más oscuro del desarrollo industrial argentino, entre la
pobreza y la contaminación, Villa Inflamable se resiste a caer en el
olvido. “Lo que necesitamos es la urbanización para vivir
dignamente”, señala Claudia Espínola, dirigente barrial.
por
Roberto Andrés
Buenos
Aires, Argentina | Al sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
junto al Polo Petroquímico de Dock Sud, se encuentra el barrio
emblemático de Villa Inflamable. Pero esta condición no se basa en
características pintorescas, culturales o arquitectónicas como
suele ocurrir con los barrios porteños. Villa Inflamable es objeto
de investigación a nivel internacional por el triste rol de
protagonizar el lado más oscuro del desarrollo industrial argentino,
puntapié inicial de un proceso judicial que involucra a uno de los
diez lugares más contaminados del mundo, la Cuenca Matanza -
Riachuelo, y que afecta a más de 8 millones de personas.
Entre
noviembre de 2002 y marzo de 2003 se llevó adelante el Plan de
acción estratégico para la gestión ambiental sustentable de Dock
Sud, un estudio realizado por el Municipio de Avellaneda junto a la
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y la
Subsecretaría de Política Ambiental de la provincia de Buenos
Aires, con fondos de la Agencia de Cooperación Internacional del
Japón (JICA).
El
estudio incluía el análisis de un componente de salud en la
evaluación ambiental del Polo Petroquímico cuyo objetivo era
conocer el impacto y los efectos de la exposición a algunos de los
contaminantes presentes en el ambiente en niños de edad escolar. Se
tomó como población objetivo a Villa Inflamable, barrio que linda
con el Polo Petroquímico, y como caso testigo a Villa Corina, a 12
kilómetros de distancia.
ANTECEDENTES
20 años de plomo en la sangre
Según
los resultados obtenidos, “en todos los niños estudiados hay
niveles cuantificables de plomo en sangre y se encontraron niveles
excedidos en el 50 % de los casos en Villa Inflamable y 17 % en Villa
Corina”. “La segunda sustancia (después del plomo) en término
de los casos excedidos fue el ácido tras trans-mucónico, siendo
mayor el porcentaje de excedidos sobre la población encuestada en
Villa Corina que en Villa Inflamable. Esto es compatible con los
resultados de calidad del aire ya que el promedio de benceno es mayor
en Villa Corina que en Villa Inflamable”. “Existe un mayor
porcentaje de enfermedades y sintomatologías respiratorias, dérmicas
y neurológicas en Villa Inflamable que en la población testigo”.
“En pruebas psicométricas se encuentran resultados más
desfavorables en Villa Inflamable”. “El 38,9 % presentó cromo en
la orina” y “el 10 % en ambas villas presenta niveles que supera
los valores de referencia”. “El promedio de niveles de tóxicos
que supera los límites de referencia es mayor en Villa inflamable
para todas las sustancias, siendo la diferencia estadísticamente
significativa para plomo”. “El 88 % presentó metabolitos del
tolueno (ácido hipúrico)”.
Estos
resultados dispararon la alarma en la población, lo que llevó al
desarrollo de un proceso judicial -la megacausa Beatriz Mendoza,
Cuenca Matanza Riachuelo- que desembocó en 2008 con la creación por
resolución de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar),
cuyo objetivo es el saneamiento de dicha cuenca y del río que le da
nombre. Casi una década después, entre junio y agosto de 2017, la
Dirección de Salud y Educación Ambiental de Acumar realizó una
Evaluación Integral de Salud Ambiental en Áreas de Riesgo (EISAAR)
en Villa Inflamable. Los resultados de la evaluación arrojaron la
siguiente información:
• En
cuanto a las características de las viviendas y hogares se observó
que Villa Inflamable presenta condiciones de mayor vulnerabilidad que
la Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el
total país.
• Villa
Inflamable presenta mayor proporción de hogares con hacinamiento
crítico que la Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y total país.
• Respecto
a los servicios de agua para consumo y de desagüe cloacal, en Villa
Inflamable se observó mayor proporción de hogares sin acceso a
dichos servicios en relación al total país, la Provincia de Buenos
Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
• Los
informantes clave señalan que no hay acceso a la red de gas, sino
que utilizan gas envasado, y en relación a la red eléctrica existen
conexiones informales, lo que produce cortes de luz, incendios,
episodios de electrocución, etc.
• Villa
Inflamable está catalogada como inundable. Los vecinos refieren que
el barrio se inunda debido a que los desagües están tapados por la
basura acumulada en las calles.
• Los
entrevistados señalan que hay polvo, humo y fuertes olores
provenientes por un lado de la quema de cables y de basura, y por
otro de la actividad fabril de la zona, el polo petroquímico y una
planta de tratamiento de residuos.
• En
relación al manejo de los residuos y efluentes líquidos, todos los
entrevistados describen que tiran la basura en volquetes y que es
recolectada dos veces por semana. Destacan que la frecuencia no es
suficiente.
• Los
problemas de salud referidos con mayor frecuencia fueron tos o
dificultad para respirar (19,4 %), seguido por los problemas
dermatológicos (9,8 %) y las diarreas (8,4 %).
• Se
encontró asociación entre no tener baño y haber presentado
parásitos o diarreas (tres o más episodios en el último año).
También se encontró asociación entre no tener agua de red y haber
tenido diarreas (tres o más episodios) o problemas dermatológicos
en el último año.
• También
debe señalarse la EISAR realizada en 2012 por Acumar en la que se
registraron 237 niños, 4 embarazadas y 38 mayores de 6 años, con
valores de plomo (de muestras capilares) por encima de los valores de
referencia.
• En
el marco de la EISAAR, entre junio y julio de 2018 se tomaron
muestras de sangre para dosaje de plombemia (concentración de plomo
en sangre) a 269 personas (139 niños menores de 6 años, 1 mujer
embarazada y 129 personas que se presentaron de manera espontánea) y
31 pacientes tuvieron concentraciones de plomo en sangre por encima
del nivel de referencia (27 niños y 4 adultos).
• Los
31 pacientes se encuentran en seguimiento por el equipo de
toxicología de la DSyEA, junto con 33 pacientes que continúan en
seguimiento desde el relevamiento EISAR del año 2012 y que continúan
presentando concentraciones de plomo en sangre por encima de los
niveles de referencia.
Necesidades
básicas insatisfechas, agentes contaminantes críticos, riesgo
hídrico y pasivos ambientales
En
Villa Inflamable el porcentaje de hogares con necesidades básicas
insatisfechas (NBI) es casi el triple que el total de la Cuenca
Matanza Riachuelo. Todas las categorías de NBI presentan valores por
encima del promedio de la cuenca. Las necesidades básicas
insatisfechas son: hogares con hacinamiento crítico, viviendas de
tipo inconveniente, hogares sin baño, niños en edad escolar que no
asisten a ningún establecimiento educativo, jefes de hogar con
educación primaria incompleta.
En
las cercanías del barrio en estudio se hallan un total de 21
establecimientos declarados agentes contaminantes, nueve críticos
(seguimiento particular) y doce no críticos. Entre los
establecimientos críticos se encuentran: Shell Cía. Argentina de
Petróleo SA, Petrobras Argentina SA, Destilería Argentina de
Petróleo SA, Petro Río Compañía Petrolera SA, Energen SA, Central
Dock Sud, Meranol SACI, Tri-Eco SA y Cooperativa de Trabajo Decosur
Limitada.
Otra
característica de Villa Inflamable es el riesgo hídrico. Según el
Informe Final del EISAAR presentado en abril de 2019, “en relación
al riesgo hídrico, Villa Inflamable se encuentra a menos de 30
metros de un curso de agua y a menos de cinco metros por debajo del
nivel del mar. En el análisis de riesgo social de Urbanizaciones
Emergentes elaborado por la Dirección de Ordenamiento Territorial
(DOT) la zona fue catalogada como inundable dado que se encuentra por
debajo de la cota mínima de inundación”.
Otro
problema es el de los pasivos ambientales, definidos por la Dirección
de Ordenamiento Territorial de Acumar como “aquellos sitios en los
que se desarrollaron actividades, ya sea de carácter público o
privado, que han provocado deterioros en los recursos naturales y de
los ecosistemas, representando un riesgo permanente y/o potencial
para la salud y la integridad física de la población y han sido
abandonados por los responsables ante la Ley, convirtiéndose en una
deuda ambiental”. Según el Informe Final del EISAAR, “en un
radio de 2.000 metros se localizan doce antiguas industrias
catalogadas como pasivos ambientales; tres de ellas se dedicaban a la
fabricación de productos de hornos de coque, fabricación de
productos de la refinación del petróleo y fabricación de
sustancias químicas básicas”.
La
crisis climática y Avellaneda sumergida
Otro
aspecto crítico de la zona se refiere a las proyecciones del aumento
del nivel del mar para 2100. Según una nueva simulación publicada
por Nature Communications y Climate Central, entre algunas de las
zonas del territorio nacional con mayor cantidad de tierras en riesgo
por la suba del nivel del mar o las inundaciones extremas generadas
por la crisis climática se encontrarían la Bahía de Samborombón,
el Delta, las costas de Quilmes y más al sur, Playa Unión, Río
Gallegos y Río Grande. Sin embargo, según las peores proyecciones
para finales de siglo toda la zona sur comprendida por Avellaneda y
Lanús (y por ende Villa Inflamable) quedaría sumergida bajo el agua
de manera permanente, salvo el Polo Petroquímico de Dock Sud.
ENTREVISTA
Claudia Noemí Espínola, dirigente barrial de Villa Inflamable: “Nos
sentimos presos. Además de ser víctimas, nos sentimos presos de una
causa que lleva once años”
Claudia
vive en Villa Inflamable desde hace 16 años, “pero nací en
Avellaneda y viví en isla Maciel, Dock Sud, siempre en esta zona”.
¿Y
cuándo asumiste la responsabilidad de hacer frente a las
problemáticas de Villa Inflamable?
“En
2009 nos organizamos como asociación civil, Sembrando Juntos. Pero
empecé en el año 2007 con tareas comunitarias, cuando Beatriz
Mendoza se desempeñaba como trabajadora social del área de salud,
acá en la salita, la unidad sanitaria del barrio. Estaba el tema de
la contaminación de los chicos, que se enfermaban. Ya estaban los
resultados de los estudios de los japoneses, de JICA, que habían
dado lo de los chicos con plomo en la sangre y anemia. Pero también
se quería tratar el tema de la parasitosis, entonces se hizo una
campaña en todo el barrio que se llamaba Chau Lombriz. Yo escuché
eso, y que daban un incentivo, entonces entré más que nada por el
incentivo, y dije “bueno, es una ayuda”. Esa fue mi primera
experiencia. Casa por casa iba dándole el remedio a los chicos para
los parásitos, tomando notas. Luego hubo otro trabajo social que fue
de facilitadores, para poder llevar información al municipio en
temas específicos de salud, del barrio. Ahí también me capacité”.
“Y
ahí me empezó a nacer el tema del compromiso y de saber de qué se
trataba este tema de “la causa”, que en ese tiempo escuchábamos
todos de oído. Íbamos a los talleres de la salita que daba Betty
Mendoza y se tocaban los temas de salud, pero no se tocaba el tema de
“la causa”, que escuchábamos todos los vecinos y hablábamos
entre nosotros, pero no sabíamos de qué se trataba. Incluso Beatriz
Mendoza me dice “dentro de poco va a haber una audiencia” y yo me
decía “¿y de nuestra parte quién va?”, porque yo tenía
entendido que cuando hay causas, denuncias, demandas, tendrían que
estar todas las partes. Entonces empezamos a investigar, a movernos.
Algo teníamos que hacer. “Esta es una mesa de salud”, decía
Betty. “Tendría que haber una mesa de justicia, derecho o algo,
para tratar esos temas”. Entonces yo le dije que, si hablamos de
salud y nos inundamos, no tenemos agua, no tenemos cloaca y está la
contaminación de las empresas que nos afectó y estamos en este
lugar por la causa, entonces creo que todo tiene que ver con todo”.
Ahí fue cuando empezamos a activar y motivarnos, con mis compañeras
con las que somos puesteras de agua y empezamos a hablar. Ellas me
decían, “bueno Claudia, fíjate vos, que sos la más interesada,
nosotras te apoyamos”.
“Ahí
en una reunión conocí a Débora Swistun, una vecina del barrio,
antropóloga, que escribió el libro Inflamable: estudio del
sufrimiento ambiental (2008). Ella cuenta las primeras problemáticas
y primeros pasos, lo de los japoneses, las petroleras y todo lo
demás. Después ella como que lo dejó ahí, lo plasmó todo en un
libro y lo dejó el tema ahí. Entonces, luego vinimos nosotros, lo
continuamos. En ese tiempo Beatriz también hizo la denuncia. Beatriz
Mendoza y otros, se llama la causa. Después el juez juntó todo con
el tema de la cuenca y decidió dejarlo como Beatriz Mendoza –
Cuenca Matanza Riachuelo. Ella se sentía muy mal por todas las veces
que venía, que venía todos los días al barrio. Se hizo estudios y
salió con varios componentes químicos en sangre y ahí empezó
todo, más otros vecinos que se empezaron a juntar. Quedó como causa
Beatriz Mendoza y 25 familias más, así empezó la causa. Después
la megacausa”.
“Y
nosotros en ese tiempo sentíamos la necesidad. Yo al hacer todos
esos relevamientos me empecé a preocupar e involucrarme. Veía que
la gente no entendía qué era la causa. Estábamos en la causa como
personas, como individuos, pero no sabíamos qué teníamos que
hacer. Nos indignábamos porque se tomaban decisiones de las que nos
enterábamos a oídas: “Inflamable se va a relocalizar”,
“Inflamable no puede entrar materiales. Lo prohibió el juez”. Y
nosotros empezamos a decir: “¡Pará, no! ¿No tenemos derecho a
entrar materiales, a construir nuestras viviendas? Estamos en una
causa que no entendemos bien de qué se trata”. Es como que, si el
Gobierno tardó en darse cuenta y reaccionar sobre el tema ambiental,
nosotros mucho más. No entendíamos. Sentíamos los olores, todas
las cosas que largaban las empresas y no solo nosotros sino también
Dock Sud, La Boca, Dominicos, Sarandí, todo alrededor. Incluso
Puerto Madero. Vos te paras en la esquina y ves Puerto Madero. Ellos
también deberían estar reclamando, porque les llega la nube
tóxica”.
“En
ese tiempo la idea era armar un grupo de vecinos que formara la parte
legal de Villa Inflamable, para poder empezar a investigar,
averiguar, pedir, reclamar. ¿Pero qué necesitábamos? Abogados.
Entonces a Débora me la encontré en una reunión y charlando me
dice “¡Qué buena tu idea! Yo conozco a unos abogados, una ONG”.
Como yo no sabía lo que era una ONG le dije: “No, mirá, nosotros
no queremos saber nada con el Gobierno. Tiene que ser alguien
neutro”. Y me dice “no, no. Una ONG significa esto” - “Ah,
entonces sí”, y ahí aprendí lo que es una ONG. Hicimos una
reunión en la salita. Sofomeco, la sociedad de fomento más antigua
del barrio, prestó el lugar para la unidad sanitaria y ahí nos
reunimos con la Asociación Civil Igualdad y Justicia, que nos
asesoraron. Comenzamos a empoderarnos, como se dice, de conocimiento,
de lo que era la causa, qué eran y cuándo eran las audiencias, y
comenzaron a darnos esa mano que necesitábamos y tanta falta nos
hacía para salir de ese cascaron de ignorancia, de quedarnos con la
boca cerrada y de no saber, ni preguntar ni reclamar. Ahí aprendimos
que si no conoces tus derechos no podés reclamarlos. ¿Qué vas a
reclamar algo que no sabés?”.
“Fuimos
a la Corte Suprema, reclamábamos y escuchábamos como el Estado
decidía, opinaba y tomaba medidas sin consentimiento nuestro. Y
nosotros decíamos: “No, queremos participar y sentarnos delante
del juez”. Presentamos un recurso de amparo con ACIJ, muchos
reclamos de Acumar al municipio. Así fue toda la etapa hasta ahora.
Hoy tenemos una defensoría, desde hace tres o cuatro años. En un
momento no había. Es la Defensoría General de la Nación, que está
representando al pueblo en la causa, y nosotros estamos detrás de
ellos, con ellos. Los llamamos cuando los necesitamos para presentar
expedientes porque aprendimos que todo tiene que pasar por ese lado,
haciendo la parte legal como corresponde, con firmas, con
procedimiento. Incluso reclamando lo más importante que es la
sentencia”.
¿Qué
es lo que dice la sentencia sobre Villa Inflamable?
“La
sentencia dice que Villa Inflamable tiene que ser relocalizada,
porque tenemos que alejarnos de las empresas que contaminan. Pero
nosotros estamos en desacuerdo. ¿Por qué tenemos que irnos los
vecinos? Si ellos son los que provocaron todo este daño ambiental a
toda esta población. La sentencia también dice que ellos se tienen
que reconvertir, pero desde 2008 que nosotros nos cansamos de tomar y
comer toda la contaminación que siguen tirando. ¿Dónde están la
prohibición y la reconversión? En la misma causa, de 2008 a 2019,
se supone que sacaron a las empresas que más contaminaban y que
quedaron las que menos, supuestamente. Para nosotros es mentira. Nos
engañaron”.
¿Qué
empresas?
“Una
que estaba acá al frente. Cargaban pilas. Había vacas y hacían
pruebas con los animales, con unos químicos, y veíamos como las
vacas morían. Ayer una vecina contó algo que yo no sabía porque el
padre trabajaba ahí y tenía esos datos. Y cuando entrabas a
trabajar les prohibían hablar sobre estos temas. Les hacían firmar
porque no tenían que hablar sobre las cosas que pasaban ahí. Como
el hombre después estuvo enfermo y hoy mismo tiene una enfermedad
terminal con el tiempo él relaciona que todo eso tenía que ver con
la contaminación que respiraba ahí adentro. Cuando nosotros vinimos
ya habían sacado esa empresa. Nosotros ni supimos. Después, hoy,
empezamos a saber muchas cosas más y empezás a relacionar y decís
“ah, con razón, y sí, y mirá cómo estamos, cómo está la
gente, cómo fueron falleciendo de leucemia, etc. Y ahora entendemos
el por qué. Porque ahora es la consecuencia. En un tiempo nadie se
daba cuenta y vos no entendés por qué si sacaron una empresa hace
cuatro años dejaron entrar tres areneras. Y seguimos hablando en el
plazo de que ya hay una sentencia y estamos casi en el 2020. Esa
sentencia tendría que haberse respetado y no tendría que haber
entrado ni una empresa más. ¿O, cuál era la idea? ¿Ponernos a
todas las empresas encima para que nos muramos más rápido todos? ¿O
que pidamos socorro y queramos irnos para dejarle el lugar a las
empresas para que sigan? No entendemos”.
¿Y
cuál es la idea de la relocalización?
“La
relocalización es justamente porque está todo contaminado acá. Por
eso en un momento con ACIJ y la defensoría pedíamos a Acumar y al
Estado los estudios de suelo, tierra y napas, de todo. Que lo hagan,
pero que queremos ver los resultados para nosotros también poder
saber de qué se trata y también para proponer cómo estamos
proponiendo. Dicen que van a relocalizar, pero le preguntamos al
Estado dónde están las viviendas y no hay viviendas. Iban a hacer
134 en el lugar en el que ellos se encapricharon, entre la isla
Maciel y la Tranquila, frente al mismo Riachuelo cuestionado. “Me
estás cargando”, decíamos. “Si estamos acá y nos vamos para
allá por la contaminación ¿no estamos en la misma?”. Entonces,
no entendíamos. De igual forma era para 134 familias, pero acá hay
más de 2000 familias. A nosotros nos mostraron el lugar y la mayoría
dijo que no. Una minoría dijo que estaba interesada. Eso está bien,
se tiene que respetar y también hay que cuidarlos, en el sentido de
que no vayan a un lugar contaminado. Por eso pedimos el estudio de
suelo de los dos lados. Eso fue en el 2012. Dijeron que dio mal el
resultado aquella vez. Y eran lugares que estaban contaminados”.
“Para
esas familias estaba la relocalización. Hoy somos más de dos mil
familias. El barrio fue creciendo, y tenían que ir cuidando que la
población no creciera, que no siguieran avanzando. Por eso el juez
decidió poner Prefectura, para que no entren materiales y la gente
no construya. En todo eso nosotros nos negamos y nos enfrentamos al
juez Luis Armella. Fuimos un grupo de vecinos en una audiencia que
nos dio y le dijimos que no nos queremos ir, y que por qué nos
prohíben la entrada de materiales, porque hay familias que están
viviendo desde hace años, que quieren hacer su baño, arreglar su
casa, que se está cayendo. Hay vecinos que son frentistas, pasan los
camiones y te rompen la casa. Hay quienes necesitan avanzar, crecer,
progresar, alcanzar una condición de vida digna, y no, no podían.
Pero las empresas entraban, los camiones de relleno. El que está a
la vuelta meta rellenar, meta rellenar. Ellos podían, nosotros no
podíamos”.
“Con
ese reclamo que logramos llegar a un acuerdo con el juez, que por
medio del Municipio teníamos un permiso y venían a ver para qué
eran los materiales, si era para arreglar o para construir. Pero
pasaron los años y aun no hay viviendas. Nunca las empezaron. Las
tenían que haber hecho para los que se querían ir”.
“Nosotros
proponíamos proyectar la urbanización del barrio, que si hay
lugares en donde se encontró hidrocarburos, baterías y muchas
cosas, esos chicos que se encontraban viviendo en esos suelos muchos
tenían plomo en sangre, y ahí nos dimos cuenta de que tenía que
ver con los rellenos que la propia gente traía de otros lugares. No
era solo la empresa, sino rellenos de los propios vecinos para hacer
sus casas, porque todo esto antes eran quintas, porque antes de que
vinieran las empresas eran quinteros, había plantaciones y se
llevaban las verduras para Capital, para abastecer todo Capital. En
un buen tiempo cuando todo esto era lindo, cuando teníamos las
costas limpias y la gente se bañaba, y todo bien. Antes de que
vengan las empresas en 1930. Era todo lindo, había pajaritos,
pescaditos”.
“Entonces
nosotros pedíamos que tomen en cuenta que hagan un aislamiento, que
hay forma, Nosotros googleamos, investigamos, tenemos un arquitecto
también que nos da ideas y nos dice “siéntense en una mesa,
organícense y traten de buscar una solución”. Estamos en la
postura de que deben urbanizar, y mientras estamos esperando vivimos
sin cloacas, sin agua potable segura, sin alumbrado. Hay cosas que se
hicieron, pero muy pocas”.
“Antes,
cada dos por tres se cortaba una parte de Canaleja. Hay sectores acá,
la mayoría en todo el barrio, que a veces salíamos a hacer cortes
porque hacíamos reclamo al Municipio y no nos daban bolilla,
entonces salíamos a cortar las calles, a los camiones y ahí rápido
venía la solución. Mas o menos con parches, pero nos conformábamos
con el parche, pero luego nos dábamos cuenta de que se venían
golpes de luz, golpes de tensión, cosas así. Se provocaban
incendios en las viviendas, porque no todos tenían el conocimiento
de que debías poner una llave térmica y no todos pueden tenerla
tampoco. Entonces, se provocaban incendios y era muy alarmante”.
“Los
primeros transformadores que había, que eran antiguos, abastecían a
un grupo de familias, que eran más o menos unas 1200 en un tiempo.
Hasta por ahí andaban, pero ¿qué pasó? Que de 2009 a esta parte
la población fue creciendo y los transformadores no aguantaban tanta
población, porque todos se enganchan. Incluso hay emprendedores,
textiles y los transformadores explotaban y luego cuatro, cinco, seis
días sin luz, esperando y reclamando, de verano a invierno”.
¿Cuál
es la gravedad de la situación en el barrio?
“Fallecimientos
por leucemia, cáncer de garganta, de pulmón. Después no quise
seguir contando porque la verdad es que me dolía, me afectaba mucho.
Una vecina me contaba y fuimos recaudando información, de lo que
habla una con la otra y así. Ayer me enteré de algunos más, de una
vecina con tumor cerebral. Lo que pasa es que vas al médico, pero no
lo relacionan con la contaminación sino con algo natural del cuerpo.
Pero vuelvo a decir lo mismo, la contaminación no nos afecta
solamente a la gente de Inflamable sino a todos. Las nubes tóxicas,
nos contaban los ambientalistas cuando venían a veces, no caen acá
solamente. Caen en La Boca, en Puerto Madero, depende del viento para
donde la lleva. Si tenés que relocalizar, tenés que relocalizarnos
a todos, estar lejos de la empresa. No creo que eso se logre hacer,
es improbable. Y también me cuesta creer que este monstruo grande
que pisa fuerte la pobre inocencia de la gente, como dicen, se vaya
también así no más”.
“La
cuestión es que nosotros estamos aquí en el medio del sándwich,
somos el jamón y el queso, pero medio podrido, nada más. Estamos
tratando de salir, porque nos sentimos presos. Además de ser
víctimas, nos sentimos presos de una causa que lleva once años, que
para nosotros cada año, cada mes, cuando vemos que no tenemos agua,
que no tenemos cloaca y cuando llueve se rebalsan todas las lagunas,
que son nuestras cloacas a cielo abierto. Y entra a la casa de muchos
que, pobres, no pudieron entrar los escombros o materiales para
rellenar, materiales que tenés que pagarlos porque el Estado no te
los da, y algunos camiones te salen mil pesos, y no necesitas solo un
camión, necesitas varios para levantar el nivel. Entonces, cuando
crece la laguna no entra todo a tu casa, aunque cuando baja deja la
contaminación cloacal en tu terreno”.
“No
nos inundamos por el río, sino por la particularidad de que tenemos
lagunas, que antes eran bañados, quintas. Bañados para poder regar.
Era todo antiguamente un lugar descampado, libre. Los extranjeros que
venían, porque vinieron muchos inmigrantes, hicieron quintas y
abastecían a Capital. Después fueron creciendo las familias, fueron
viniendo de la provincia, sobre todo cuando vinieron las empresas, y
empezaron a vender terreno, el otro a dar o sumarse, y cada uno se
veía con que quería ganarle un poquito más de terreno al otro.
Entonces, ¿qué hacían? Rellenaban ese bañado y tenían un poco
más de terreno y así fuimos creciendo, y como buenos arquitectos
siempre dejaban en el medio de cada manzana las lagunas para poder
seguir teniendo las cloacas, porque antiguamente no había cloacas,
no había agua, no había nada. Acá los vecinos, los primeros
habitantes de Villa Inflamable, cada uno, fue luchando para traer el
tendido de agua. En esa época le decían “la costa”, “la
segunda”. Villa Inflamable viene por la explosión del Perito
Moreno en 1984”.
De
La Costa a Villa Inflamable
En
la noche del 28 de junio de 1984 el buque tanque Perito Moreno, de la
flota de YPF, estalló cuando descargaba combustible en Dock Sud. Los
bomberos estuvieron combatiendo el incendio durante 11 días
ininterrumpidos. El buque se partió en dos y las llamas alcanzaron
los 200 metros de altura. Los bomberos debían impedir que las llamas
llegaran a los depósitos próximos al buque, cargados con
combustible que, de explotar, podrían haber originado una verdadera
catástrofe en toda la zona. Mientras el Perito Moreno ardía con
furia, cuatro tripulantes lograron arrojarse al agua y nadar hasta la
orilla. El acceso de las ambulancias al lugar era dificultoso, porque
el fuego había elevado la temperatura hasta centenares de metros
alrededor de la embarcación. Un día después del estallido, un
grupo de bomberos logró abordar el barco para atacar frontalmente el
foco del incendio: las explosiones se sucedían en el interior del
casco. Poco después, el fuego se incrementó súbitamente en el
sector de popa y obligó al personal de bomberos a retirarse del
buque y comenzar nuevamente la lucha por evitar que se propaguen las
llamas. Mientras tanto, se dio a conocer el saldo provisorio de
víctimas, tres muertos y seis desaparecidos. El barco ardía en su
parte media, lo que obligó a intensificar las tareas para evitar la
explosión del tanque número seis, aún cargado con 3.000 metros
cúbicos de petróleo crudo. Finalmente, y luego de varias jornadas
más de intensa batalla, las llamas fueron extinguidas totalmente.
¿Vos
estabas cuando pasó?
“Yo
estaba en la isla Maciel en ese tiempo. Estábamos en el techo de la
casa de mi tío y veíamos todo. Estábamos todos que teníamos que
irnos. Duró una semana, no podían apagarlo, era un pánico real
porque si llegaban a volar los tanques, que estaban al lado, podía
prenderse fuego un incendio masivo, una cadena. Vecinos que vivían
de este lado nos contaban que hasta los vidrios de las ventanas se
rompieron y la gente se desmayaba. Todos se decían que se tenían
que ir o volábamos todos, pero también había miedo por dejar las
casas abandonadas por si te las robaban. También estaba el miedo al
desarraigo, el amor al lugar. Hay gente que le costó su vida tener
la casita que tiene hoy, no les hables de relocalización porque no
quieren saber nada. Como un vecino dijo: “Si ya estamos
sentenciados, ya está. Nos quedamos acá y ya está, qué vamos a
hacer. ¿Acaso estos se van a ir? No, donde vayamos ya estamos, lo
que respiramos, consumimos, lo que tenemos ya lo tenemos”.
Tenemos
derecho
“La
causa nos hace sentir presos porque cuando nosotros queríamos entrar
materiales teníamos que pedir un permiso, venían, no podíamos, no
hay solución. Hay vecinos que se quieren ir, quieren tener una
vivienda digna, porque donde viven, al lado de la laguna, tienen una
casa precaria, y dicen: “Ya no hallo la hora de irme con mis
chiquitos y vivir en un lugar mejor, abrir la canilla y que salga
agua, tener un piso digno, no tener más contacto con tierra
contaminada”.
“Ellos
tienen derecho a saber si está contaminada esta tierra, por eso
estamos esperando desde hace dos años los resultados del último
estudio de Acumar. Nos dijeron: “En seis meses va a estar”. Nos
dieron fecha de plazo y todo, pero nos cansamos de esperar. Ahora se
lo reclamamos con ACIJ y la Defensoría todo el tiempo. Ya se van,
vamos a tener que reclamarle al que viene o vamos a tener que empezar
de nuevo”.
“Entonces
nosotros queremos saber si hay contaminación en la tierra. Si está
contaminada hay que remedirla, porque nos queremos quedar acá. ¿Y
que necesitamos si nos vamos a quedar? Cloacas, agua, limpiar las
lagunas, concientizar a los vecinos. Si somos tan de tirar basura,
concienticemos, trabajemos junto al Estado, los referentes, los
vecinos, contagiemos y demostremos que queremos vivir mejor, que no
queremos ser el problema, sino parte de la solución. Porque a veces
te sentís como que sos el problema, un problema para ellos, y te
ponés a pensar: “¿Y para quién sos el problema? Si se llevan la
guita, los millones, y nosotros seguimos padeciendo año tras año”.
Nosotros cuestionamos, a los jueces, a la Corte Suprema, porque no
ven realmente lo que la gente está padeciendo. Dan migajas cuando
queremos ser parte del sistema, la gente quiere tener su luz y
aportar, aunque no como en el gobierno anterior, que mataban a la
gente con facturas terribles. Pero aquí nadie quiere nada regalado,
quiere vivir dignamente, gente trabajadora. Delincuencia hay por
todos lados”.
“Si
hay gente enfermera por contaminación, con más razón, por daño y
perjuicio tendrían que hacerse cargo. Pero no solo para Inflamable
sino con toda la cuenca, son 14 distritos en total. Somos muchos los
que tenemos el problema”.
¿Y
hay algún tipo de relación diplomática, judicial, administrativa
con las autoridades del polo petroquímico? ¿Ellos han hecho algún
gesto alguna vez?
“Si
las hay, no lo sabemos. Es algo que siempre hemos pedido en las
reuniones, en las mesas, que tendrían que estar las empresas
sentadas acá. ¿Cuántas veces lo hemos pedido?”.
¿Nunca?
¿Ninguna autoridad?
“¡Nunca!
Lo hemos pedido, hicimos un corte de calle con firma de vecinos.
Hicimos un petitorio con un cuadro que tenemos de recuerdo. Eso fue
algo masivo, mucha gente apoyó, una de las pocas veces porque
después la gente se cansa. Pasan los años y te dicen: “¿Para qué
vamos a la reunión?”. En las reuniones después éramos poco y
nada. Pero yo voy, es un desafío mío, personal, de conciencia, para
que después ellos, las empresas, no tengan el motivo de decir “ah,
pero ustedes no estaban, no reclamaron”. Sí, estábamos, aunque
luego digan “solamente la petisita de rulos”. “No importa, es
representativa”, no hablamos por hablar”.
“El
plomo en la sangre trae retraso madurativo. Los niños que eran
chiquitos en ese tiempo, cuando vinieron los japoneses, ahora son
padres de familia. Mira todo el tiempo que pasa. Hay una que hoy es
mamá y es una de las 25 de la causa Mendoza. Cuando la madre lo hizo
ella era menor, ahora es mamá y dice: “Yo no sé en qué quedó
todo. A mí nadie me dio un peso, si estábamos en un juicio y lo
ganamos o no”. ¡Mirá hasta dónde llega la desinformación! Estas
personas que están desde el comienzo de la causa ahora están
colgadas, como decir, “ahora arreglatelas”, cuando estamos
hablando de una causa por contaminación. Y la piba ya es grande y
nadie vino a su casa, ni los abogados o el juez de la megacausa, para
decirle “vos sos una de las damnificadas, en qué te podemos
ayudar, en qué te podemos cambiar la vida, tenés un daño”. Que
sean las empresas, incluso, las que tengan que venir”.
“Las
empresas de acá bajan dinero. Por ejemplo, está la sociedad de
fomento que dice “donación de la Shell”, está el Jardín de
infantes, “donación de la Shell”. Hace poco lo arregló el
Municipio. Yo no sé si las empresas se arreglan con el Municipio, el
Estado o Acumar, si todos ellos arreglan un dinero y luego algo tiran
para acá. Si te están demandando por daño y perjuicio no creo que
tires migajas, creo que tenés que tirar lo que corresponde. La
Justicia tendría que decirles: “Poné esta, y enterita así, acá,
en todo lo que sea necesario”. No plata para la persona, sino en
todo, obras públicas, todo, que decidan. Les diría: “Sientense y
hagan de verdad las cosas”. Por eso te digo que estamos presos,
presos de algo que no entendemos, que no tiene ni pies ni cabeza”.
Es
como que no ves salida…
“¡Es
que no la encontrás! Ya sabemos que en la salud ya no podemos volver
atrás. Una vez que el plomo entró en la sangre, en el cuerpo, ya no
sale más, no es que te tomaste algo y ya te sanaste, no. En segundo
lugar, dicen que tenés que salir del lugar de la exposición. Ah,
bueno, ¿dónde están las viviendas?”.
Y
las empresas tampoco se reconvierten…
“Mira,
ahora está más tranquilo porque no hay viento, pero ayer comíamos
arena todo el tiempo. Me hago así y me saco arena, me pica la cabeza
y no se por qué y me hago así y saco un montón de arena y no tengo
por qué andarme lavando la cabeza dos veces al día. Todos los
frentistas de acá tenemos el mismo problema. Hay una vecina, Julia,
ella es asmática y le dice al médico que cada vez empeora”.
“También,
cada tres o cuatro meses venía el buque de azufre de aquel lado.
Cargaban, hacían un embudo, cargaban la batea y luego venia y
entraba a la empresa, que es Meranol, donde hacen productos químicos
con el azufre. Íbamos del otro lado del Dársena y veíamos la
montaña de azufre amarilla a cielo abierto en Meranol, por eso
también los vecinos del otro lado de Dock Sud protestaban”.
“Otra
vecina me decía que tenemos una empresa clandestina de amoniaco, y
sentíamos un olor a pis de baño fuerte, y ahora vas entendiendo
muchas cosas, nos vamos enterando. También está la planta de
procesamiento de coque de Shell. Eso fue en el 95, Holanda no la
quiso más y la cerró, y nosotros la recibimos con los brazos
abiertos. Nosotros no lo vemos más´, pero la “cafetera” está
ahí, si funciona lo hacen rebien, para que no lo veamos. Como con el
azufre, a veces vemos a la palita retroexcavadora con azufre “a
cielo abierto”. Acá no está controlando nadie, ni Acumar”.
El
problema del agua
“Una
vez hicimos venir al barrio al secretario del juez, y conseguimos
tres audiencias con él. Le dijimos el tiempo que estamos esperando,
que no llega el agua, que cuánto gastamos en bidones. “Señor
juez, si usted se pone a pensar cuánto se gasta con eso,
tranquilamente podrían estar haciendo la red en el barrio una sola
vez y tenemos agua potable segura”, abrís tu canilla y el vecino,
contaminado, se puede bañar feliz con agua, lavas tus platos, etc.,
no que tenemos que estar esperando cuatro o cinco días sin agua,
esperando la cisterna, con esos calores terribles en verano. Y al
crecer el barrio hay sectores a los que no les llega el agua, por eso
siempre peleamos por el que menos tiene. Lavo a mano, lavarropas no
podés usar, pero eso es lo de menos, no importa, lo importante es
bañarse, lavarse, tirar el baño, tu higiene, y cocinar, porque esos
bidones, dos bidones, tres, por familia, no son gran cosa, porque son
tres litros por persona, no son gran cosa. Es limitado”.
¿Cada
cuántos días reparten el agua?
“Todos
los días de lunes a viernes, y un refuercito los viernes, que a
veces se puede hacer. Por eso digo, que si AYSA pudiese terminar esa
obra, ay seríamos tan felices, después de destrabar la entrada de
materiales, lo único que yo digo, que sería todo, ya está, es
cambiar la sentencia y decir, “urbanización para Villa
Inflamable”, como para los otros barrios también como debe ser, y
ya está, y no sé qué quieren hacer, es como que nos tiran a la
agonía, ya van a ser 11 años, va a ser 2020. Estamos años
peleando, año tras año, y segur viéndolo como una burla, eso
indigna”.
¿Has
oído hablar alguna vez del cambio climático?
Sí.
¿Te
han explicado cómo puede llegar a afectar el cambio climático a
Villa Inflamable?
“No,
pero me imagino cómo. Estuvimos hace poco en la Facultad de Ciencias
Sociales, que me invitaron para un documental que también hicieron
acá, las chicas que están con Soledad Fernández. Ahí conocimos a
las chicas estas que organizaron la marcha climática en Plaza de
Mayo, hace dos meses, porque estuvieron en esa mesa. Como también
estuvimos varios barrios de la cuenca, por la contaminación del
Riachuelo. Ahí escuché un poco más del tema. Y todo tiene que ver
con todo. Las empresas son las responsables. Acá ni siquiera podemos
hacer una huerta, por la tierra contaminada, y eso que esto eran
tierras cultivables que abastecían Capital”.
Vivir
dignamente
“Me
gustaría que tomen las decisiones, claro que una decisión
consensuada, en donde nosotros podamos proponer y llegar a un acuerdo
sobre qué quiere cada uno, porque toman decisiones con las que no
tenemos acuerdo, ni satisfacen nuestras necesidades. No pueden
dilatar más el tiempo para resolver algo que es tan grave, porque si
fuera menor uno lo entiende, pero no entendemos por qué estamos
injustamente atados a una causa que no se destraba del todo. Siempre
volvemos a decir lo mismo, que es un poquito, un alivio para
conformarnos con algo, pero de raíz todavía no se termina de
destrabar, que sería una decisión, política, judicial, no sé. Que
la Corte Suprema diga “bueno, ya está, se hace esto y esto, y
muchachos a invertir y poner la plata que se tenga que poner”, y
dar el ejemplo a todos, porque ya que vienen de todos lados, si somos
un ejemplo, y que a la vez también capaciten y eduquen a la
población de manera actualizada, para que nosotros también sepamos
sobre cómo podemos aportar para el medioambiente, para el clima,
porque todo tiene que ver con todo y todos somos responsables, aunque
algunos más que otros. Lo que más necesitamos urgentemente es la
urbanización y vivir dignamente, que respeten nuestros derechos que
no son ni más ni menos que aquellos que están en la Constitución”.
Roberto Andrés, periodista, eEditor y redactor de la sección Ecología y medioambiente | @RoberAndres1982
Fuente:
Roberto Andrés, El abandono de Villa Inflamable: “Nos sentimos presos de una causa que lleva once años”, 16 diciembre 2019, La Izquierda Diario. Consultado 18 diciembre 2019.
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