La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, transmitirá en la Cumbre de Madrid un mensaje claro de la comunidad internacional: se ha derrochado una década en la lucha contra el cambio climático y por eso ahora hay que redoblar esfuerzos.
por
Antonio Broto
En
una entrevista con EFE, la experta danesa subraya que aún hay
oportunidades para salvar al planeta de cambios climáticos
“catastróficos”, y para ello la próxima década debe estar
marcada por grandes transformaciones, no sólo industriales y
energéticas sino también de mentalidad.
PREGUNTA:
¿Qué mensaje va a transmitir el Programa de la ONU para el Medio
Ambiente en Madrid?
RESPUESTA:
Nuestro último informe sobre la brecha de emisiones señala que
hemos aplazado las responsabilidades en los últimos diez años y
ahora necesitamos dar la cara en forma de acciones por el clima. Si
lo hubiéramos hecho hace una década hubiéramos podido centrarnos
en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 3 por
ciento anual, pero al no hacerlo ahora tendrá que ser un 7,6 por
ciento. Es una ardua tarea pero es completamente posible.
P:
El informe alerta de que en las circunstancias actuales la
temperatura media del planeta subirá 3,2 grados este siglo, en vez
de lo recomendado por el Acuerdo de París, que es mantener el
aumento muy por debajo de 2 grados e incluso intentar limitar esa
subida a 1,5 grados. ¿Cuáles serían las consecuencias de ese
calentamiento?
R:
Catastróficas. Incluso en un mundo dos grados más cálido veríamos
una masiva extinción de especies y cambios significativos en los
ecosistemas. Por ejemplo, el 99 por ciento de los arrecifes de coral
desaparecerían, y como en ellos vive un 30 por ciento de los peces
veríamos un colapso de grandes poblaciones marinas. Habría una
menor duración de las estaciones lluviosas, especialmente en áreas
áridas de África que se volverían inhabitables, lo que traería
grandes movimientos de población. El nivel del mar subiría, lo que
también causaría que no se pudiera vivir en algunas zonas costeras.
P:
Su programa pide que la comunidad internacional aumente sus
reducciones en la cumbre de Glasgow 2020, pero dada la urgencia, ¿no
deberían hacerlo ya en Madrid 2019?
R:
Sí, nos gustaría que aumentaran sus ambiciones ahora, aunque es en
la 26ª Conferencia de las Partes de 2020 en la que están obligados
a presentar una revisión de sus contribuciones nacionales a la
reducción de emisiones. Estamos sin embargo impresionados por casos
como el de Chile, que ha sido el primer país en presentar su
revisión, lo que puede servir de ejemplo a otros países.
P:
¿Qué nuevos compromisos de reducción son necesarios por parte de
los mayores emisores, tales como Estados Unidos, la Unión Europea,
China o India?
R:
Cada uno tiene cosas que hacer, obviamente aquellos países que están
en desarrollo tienen un camino ligeramente diferente, pero lo que
queremos es que todos asuman la realidad que nos dicen los números.
Está claro que abandonar el uso del carbón es una acción que
llevaría a una significativa reducción de las emisiones de dióxido
de carbono, y somos conscientes de que el desarrollo de energías
alternativas se necesita financiación pero precisamente por ello nos
alegra ver que hay una importante aportación al Fondo Verde del
Clima, necesario para aportar parte de esa financiación.
P:
¿El principal sector a transformar en la lucha contra el cambio
climático sigue siendo el energético?
R:
También son importantes la construcción, las infraestructuras o el
de transporte tanto por mar como por tierra y aire. Y no nos
olvidemos de que tenemos un aliado llamado naturaleza: si invertimos
en ella, en el restablecimiento de bosques, paisajes, ecosistemas
marinos, ello nos dará una tregua dado que esta naturaleza absorbe
dióxido de carbono.
P:
Naciones Unidas también pide en esta lucha un cambio de estilo de
vida de los ciudadanos de a pie, ¿en qué se debe traducir esto?
R:
Quizá no somos conscientes de la huella de carbono que producimos al
consumir, al movernos, al elegir qué alimentos comemos y de dónde
vienen, por lo que tener una mayor concienciación al respecto es
parte del puzzle. En el pasado ya hemos vivido cambios así, por
ejemplo antes no sabíamos de los efectos secundarios del tabaco pero
finalmente hubo una concienciación y ahora un padre o una madre no
fuma junto a su bebé. Es cuestión de que la comunidad haga cosas
porque vea que son buenas para ella y para el planeta.
P:
¿Qué países están haciendo sus deberes en la reducción de
emisiones y pueden servir de modelo?
R:
Aquellos más vulnerables son los que más están trabajando, y el
impacto de su trabajo podría no ser grande pero están siendo un
ejemplo. Me refiero a los pequeños Estados insulares en el Caribe,
en el Pacífico, en el Índico. Aunque su contribución es pequeña,
se han comprometido a que sus emisiones netas sean cero, a ser
sostenibles, y es algo extraordinario porque ellos son el canario en
la mina, son los países que podrían desaparecer en un mundo dos
grados más cálido. Aprendamos de ellos porque son los que están en
la primera línea del frente.
P:
¿El resto de la comunidad internacional tiene que aumentar sus
esfuerzos por culpa de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de
París?
R:
Se necesitan los esfuerzos de todos, y cuando un país como Estados
Unidos toma determinadas decisiones eso significa que el resto tienen
que hacer un esfuerzo extra, pero eso es en realidad lo que estamos
viendo. En la Cumbre de Acción por el Clima (celebrada en Nueva York
en septiembre) vimos un gran aumento de los compromisos, muchos de
ellos ya han prometido emisiones cero hacia 2050. Por ello sigo
siendo optimista, podemos hacerlo, debemos hacerlo ya, y estamos muy
agradecidos con España y con Madrid por dar la cara y acoger esta
importante cumbre.
Fuente:
Antonio Broto, Inger Andersen: Hay que recuperar la década perdida en acción climática, 28 noviembre 2019, EFEverde. Consultado 29 noviembre 2019.
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