Vivir
a pocos metros de basurales o expuestos a algún tipo de
contaminación; no tener un baño adentro de la casa o acceso a
servicios básicos y, hasta cómo es la infraestructura y la
seguridad barrial. Todos esos indicadores midió un nuevo documento
del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad
Católica Argentina (UCA), con el fin de relevar pormenorizadamente
los déficits en el hábitat y el espacio de la vida de niños, niñas
y adolescentes, de 0 a 17 años, en los principales aglomerados
urbanos del país. "Los números reflejan muchísimas
disparidades y situaciones que invisibilizan las
corresponsabilidades; acá hay datos para interpelar a un montón de
sectores públicos, desde vivienda, salud, medioambiente, seguridad,
etcétera, y además hay ciudades con problemáticas muy específicas.
Se trata de ir desagregando los datos para direccionar políticas",
afirma Ianina Tuñón, coordinadora de la investigación.
El
estudio se realizó en el tercer trimestre de 2017 y 2018 en CABA,
Conurbano Bonaerense, Gran Rosario, Gran Córdoba, Gran Tucumán y
Gran Mendoza, además de otras ciudades y áreas como Mar Del Plata,
Comodoro Rivadavia, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia, entre
otras. Se trata de casi 11.000 casos. "Se vieron aspectos en
clave de desigualdad social, relacionados con el medio ambiente en
general, el acceso al agua de red, cloacas y gas natural; y también
recursos de la vivienda, como el mundo privado en el que viven las
familias y los niños, vinculados a aspectos estructurales como
servicios sanitarios. Porque una cosa es que la red de agua o la
cloaca llegue al barrio, y otra que ingrese a la vivienda",
explica Tuñón. En esa dimensión, además, se contemplaron
cuestiones "menos visibilizadas del espacio de hábitat, como
los lugares donde puedan estudiar los chicos o la tenencia de la
vivienda y el miedo a perderla, que sin dudas tiene algún tipo de
efecto".
En
ese sentido, el informe "Derecho a un hábitat digno en la
infancia", detalla la importancia que tiene el espacio primario
de crianza "en el que se sostiene y desarrolla la vida" y
lo enmarca en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 de
la ONU, que incluyen al medio ambiente, la seguridad, el acceso
vivienda y servicios, entre otros derechos. Y recalca que nuestro
país consagra esos derechos tanto a través del artículo 14 bis
como de la ley de Protección integral de los derechos de las niñas,
niños y adolescentes.
Del
barrio a la casa: un universo heterogéneo de carencias y riesgos
La
mitad de los chicos de la Argentina (50,6 %) están expuestos al
menos a algún tipo de contaminación: fábricas, basurales, quema de
basura o plagas. Sin embargo, dentro de esta cifra contundente hay
una gran variación según el estrato económico-ocupacional:
mientras los chicos más pobres se ven afectados en el 61 % de los
casos, los que viven en familias de estrato medio profesional no
llegan al 18 %. "Estas brechas son las que se revelan como muy
persistentes a lo largo de los años", aclara Tuñón.
El
corte por zona es también muy dispar: "La proximidad a áreas
contaminantes está mucho más focalizada en ciertas infancias. Hay
zonas geográficas en las que se pueden detectar situaciones de mucha
problemática, que están coartando el estilo de vida de muchos
chicos". En el Gran Tucumán casi ocho de cada 10 niños, niñas
y adolescentes están en riesgo (75,9 %); en el conurbano bonaerense
ronda el 50 %, siendo la zona oeste la más afectada: 58,5 %; Gran
Córdoba también se acerca al 60 % y, CABA, representa un 34,4 %.
En
cuanto al tipo de contaminación, las plagas (roedores e insectos)
afectan al 35,5 % de los chicos; le siguen muy parejo los basurales y
las quemas (alrededor de un 28 %) y las fábricas contaminantes
representan el 10,4 %, aunque "el tema de las industrias es
grave y su abordaje complejo, tanto a nivel gubernamental como
social". "La gente lo tiene más presente en las zonas
donde hubo un impacto en la salud, como el Riachuelo", detalla
Tuñón. Desde las políticas de Estado, "habría que sacar a
las empresas -continúa-, no a la gente, y encarar todo de un modo
muy integral. Las personas están muy vinculadas a sus lugares, la
salud no es lo primero que atienden porque antes tienen que
sobrevivir". De todas formas, aclara, el tema medioambiental
está muy presente en la agenda de los organismos internacionales y
eso siempre tiene incidencia en lo local.
En
cuanto al acceso a servicios básicos como agua de red, calidad del
servicio de la red de agua, cloacas y gas natural, el déficit más
importante lo marca este último: casi cinco de cada 10 chicos viven
en hogares donde no hay conexión a la red de gas. "El acceso al
gas natural es una deuda muy significativa, concentrada en los
estratos bajos y medios bajos. En la zona norte del gran Buenos Aires
el déficit alcanza el 62,2 %".
En
cuanto al acceso a la red de cloacas, el déficit es de 43,3 %. Y en
materia de acceso al agua corriente, el problema tiene matices: si
bien menos de dos chicos de cada 10 no tiene conexión, dentro de
esta última variable hay déficits en relación a la baja calidad
del servicio de red de agua (42,6 %). Tuñón remarca que en este
punto "la brecha en términos de desigualdad también es muy
importante". Y agrega: "En las villas tenés acceso pero no
sale el agua de las canillas o se corta en verano. Y en otros sitios
hay muchos hogares que dependen aún del agua de pozo. A nivel de
aglomerado, GBA Norte de nuevo muestra cifras muy significativas".
Tuñón
señala que si bien en materia de agua y cloacas los avances en el
acceso a dicha infraestructura son sostenidos y estables en el
tiempo, el hecho de que todavía no alcancen a todas las infancias
implica "problemas de salud que se presentan de forma reiterada,
desde edades tempranas, y obstaculizan procesos de desarrollo; los
chicos faltan a la escuela e incluso la hidratación se relaciona con
una correcta absorción de los nutrientes".
Otros
aspectos que hacen a la investigación son los de inseguridad
ciudadana, como la vigilancia policial y la percepción de
inseguridad en el barrio, calle, ciudad o casa; en el aglomerado
urbano de Tucumán, cuatro de cada 10 niños se sienten inseguros en
su hogar. En cuanto a servicios barriales, definidos por la cercanía
de cajeros automáticos, plazas, clubes, centros de salud y
transporte público, 35,5 % de los chicos tienen déficit de tres o
más de estas variables; por zona, el oeste del conurbano es el más
afectado.
Y
uno de cada dos carecen de al menos uno de los servicios públicos
como alumbrado, recolección de basura, pavimento, vereda y desagüe,
mostrando brechas importantes según estrato socioeconómico, cifras
muy similares a las que se registran en cuanto a infraestructura de
vivienda. De las variables que hacen a esta última dimensión,
definidas por si hay cocina, heladera, calefacción, retrete,
descarga mecánica, etcétera, en el hogar; así como por la calidad
de la vivienda, la tenencia de la vivienda (informal o precaria) y el
temor a perder la vivienda, éste último (el miedo a quedarse sin
casa) es el único índice significativamente alto entre los niños,
niñas y adolescentes de CABA (14,2 %).
Este
informe muestra otra de las caras de las múltiples vulnerabilidades
con las que viven millones de chicos en nuestro país y, vuelve a
poner sobre la mesa, la deuda que el Estado tiene con la niñez y,
sobre todo, con las infancias pobres.
Fuente:
Hábitat: la mitad de los chicos vive cerca de focos de contaminación y sin acceso a algún servicio, 4 noviembre 2019, La Nación. Consultado 5 noviembre 2019.
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