por
Antolín Magallanes
Ayer
simultáneamente, dos noticias llamaron mi atención. Ambas bien
pintan la forma de gestión de este gobierno nacional.
Por
un lado, un comunicado donde ACUMAR anuncia que acaba de certificar
la norma ISO 9001 para el área de fiscalización, algo loable y que
se ve era prioritario en el organismo.
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Por
el otro veo un comunicado al personal, que dice “Ayúdanos a seguir
ayudando”, y les pide que dejen alimentos, ropas y otros elementos,
para colaborar con los inundados.
He
aquí la dicotomía de esta gestión, por un lado el afán de la
política pública que certifica procedimientos en estándares
internacionales, y por el otro la absoluta falta de política de
estado para superar la emergencia y la planificación a corto,
mediano y largo plazo. Pareciera que la recuperación de la cuenca es
una abstracción, algo que se le puede explicar a la gente
embanderándose en una norma. Lo cual no está mal, pero muestra un
afán por el fetiche tecnocrático, y la búsqueda del salvoconducto
marketinero que certifique al primer organismo ambiental en calificar
de esta forma.
Por
el otro, es pedirle a la planta de trabajadores, una planta de alta
calificación y compromiso, que colaboren con los inundados, cuando
ellos saben que su principal colaboración es su compromiso con esa
política de Estado que se llama ACUMAR.
ACUMAR
hoy llegará a los barrios con una colecta de ropas y alimentos, lo
cual es loable desde el punto de vista humano, pero es repudiable
saber que ya no llegarán los 12 trailers sanitarios que el organismo
supo utilizar en otros tiempos.
Así
tenemos un Estado presente para la certificación de las normas IRAM
y otro ausente para la sociedad.
Algo
más sobre lo que deberíamos detenernos a pensar es en el plan de
drenaje de la cuenca, el cual está absolutamente parado. Fue
aprobado en 2009, y consistía en aprovechar los movimientos de
suelo, que se harían en la futura Autopista Presidente Perón
generando una serie de reservorios, para retener las aguas a la
altura de la cuenca media del Matanza Riachuelo, once reservorios,
para aliviar la inundación de los municipios de esa zona,
actualmente inundada. Un ejemplo seria el Arroyo Morales, uno de los
principales afluentes del Matanza Riachuelo, para el cual están
planificados tres reservorios que son víctimas de promesas vanas.
Este
proyecto no fue prioritario y está parado, pero esto no se explica
en los noticieros y se prefiere bajarlo al barro de la disputa
electoral.
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Así
están las cosas. Por suerte el Colector Margen Izquierdo, que
liberará de contaminación cloacal a las aguas y que es la obra
sanitaria más grande de la Argentina desde la creación de Obras
Sanitarias de la Nación, sigue su avance, gracias a la pesada
herencia del gobierno anterior que la dejó lista para la ejecución,
como a tantas otras políticas de estado.
Está
gestión de ACUMAR lleva cuatro años, tuvo cinco presidentes. El
último, nombrado hace seis meses, mantuvo a su antecesora junto a su
equipo de asesores, multiplicando cargos jerárquicos y repartiéndose
unidades retributivas (aumentos de sueldos encubiertos) a quienes
arbitrariamente “hacen las cosas bien”, mientras los trabajadores
a los que se les pide solidaridad con los inundados aun no cerraron
paritarias.
Antolín Magallanes es ex Vicepresidente Ejecutivo de ACUMAR.
Fuentes:
Antolín Magallanes, El Riachuelo y las inundaciones: desidia e hipocresía, 19 octubre 2019, Página/12. Consultado 23 octubre 2019.
La obra de arte que acompaña esta entrada es "Barcos a pleno sol", del artista Benito Quinquela Martín (1890-1977).
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