Son
las principales responsables de las infecciones intrahospitalarias.
Para los investigadores, los derrames cloacales y su desembocadura en
el curso de agua que atraviesa la capital provincial facilitan su
dispersión en el ambiente urbano y periurbano. Si bien no se trata
de bacterias causantes de contagios masivos o grandes epidemias,
recomiendan monitorear la situación. El problema radica en que estos
microorganismos aportan sus genes de resistencia a las comunidades
microbianas naturales del ambiente, lo que puede acelerar la
evolución de la resistencia a los antibióticos. Para 2050 se prevé
que los fallecimientos por acción de estos gérmenes casi
invencibles sea la primera causa de muerte a nivel mundial.
por
Josefina Cordera
Tras
dos años de recolección de muestras en distintos puntos de la
ciudad de Córdoba, un estudio multidisciplinario identificó un
conjunto de bacterias multirresistentes a antibióticos en el
ambiente de Córdoba y en el río Suquía.
En
ocasiones, estos microorganismos -que causan infecciones de diversa
gravedad- son portadores de un gen que los convierte en resistentes a
los antibióticos más utilizados, con lo cual los tratamientos
suelen ser más complejos y, en casos extremos, ineficaces.
“Con
las aguas servidas se está vertiendo este tipo de bacterias
resistentes en el entorno. Si bien no debemos tener miedo del
surgimiento de una epidemia, estos derrames cloacales pueden causar
problemas en la salud pública”, explica Héctor Alex Saka,
investigador del Departamento de Bioquímica Clínica de la Facultad
de Ciencias Químicas de la UNC.
La
automedicación, el mal uso y el abuso de los antibióticos, los
desbordes cloacales -que transportan gran cantidad de bacterias junto
a cantidades bajas pero activas de antibióticos en las excretas-, y
el uso de antibióticos como promotores de crecimiento de los
animales en producción agropecuaria son algunos de los factores que
aceleran el desarrollo de resistencia en los microorganismos.
“En
condiciones normales, puede llevar décadas a una bacteria
desarrollar resistencia. Pero al estar sometida asiduamente a la
acción de antibióticos, puede lograrlo en menos tiempo. Hoy
observamos que en cinco o seis años, o incluso menos, algunas
bacterias se vuelven resistentes a antibióticos cuyo desarrollo pudo
llevar diez o más años de investigaciones y cuantiosas
inversiones”, explica Saka.
Datos
de la Organización Mundial de la Salud, de la Organización
Panamericana de la Salud y otras entidades, advierten que actualmente
700 mil personas fallecen por año debido a la acción de las
bacterias multirresistentes. Para 2050, esa cifra podría ascender a
10 millones y ser la principal causa de muerte, superando al cáncer
y a las enfermedades cardiovasculares.
Diagnóstico
local
Debido
a que estos microbios casi invencibles se han convertido en una
preocupación global, Saka y un equipo de investigadores de la UNC,
de la Universidad Católica de Córdoba y el Laboratorio LACE
comenzaron a estudiar cuál era la situación en la ciudad de Córdoba
respecto a la presencia de bacterias multirresistentes en el ambiente
urbano y periurbano.
“Queríamos
saber si estaban presentes en el ambiente que nos circunda y portaban
los genes que confieren resistencia a los antibióticos que se usan
clínicamente. Porque podrían ser resistentes a antibióticos que no
se usan en clínica y eso tendría menor impacto. Pero la
preocupación es mayor si sucede con antibióticos de alta demanda y
uso en salud pública”, explica el director del estudio.
Durante
más de dos años, junto a Susana Eugenia Ruiz, bacterióloga de la
UCC y Laboratorios LACE, el equipo multidisciplinario estudió
muestras de aguas servidas en diferentes puntos de la ciudad de
Córdoba y del río Suquía. Al analizarlas en el laboratorio,
detectaron la presencia de gérmenes multirresistentes a antibióticos
de uso clínico y cuya resistencia se debía a la presencia de los
mismos genes que confieren resistencia en bacterias
intrahospitalarias.
Encontraron
enterobacterias resistentes a cefalosporinas de tercera generación y
a carbapenems, enterococos resistentes a vancomicina y Staphylococcus
aureus resistentes a meticilina. Estas bacterias provocan múltiples
infecciones intrahospitalarias y en la comunidad pueden causar
infecciones de herida, urinarias, neumonías, entre otras. “Cuando
la infección es provocada por bacterias multirresistentes a
antibióticos, es un problema porque hay pocas opciones
terapéuticas”, explica Saka.
El
73 por ciento de las muestras recolectadas de derrames cloacales en
la vía pública contenía enterobacterias resistentes a
cefalosporinas de tercera generación, un antibiótico que se usa
principalmente en las instituciones de salud y que no debería ser de
consumo extensivo en pacientes ambulatorios.
“Las
cefalosporinas de tercera generación son antibióticos potentes y
tienen acción sobre una gran variedad de bacterias. Su uso debe
reservarse para situaciones puntuales. El índice que encontramos es
muy elevado. Si hallamos estas bacterias en los derrames cloacales,
es evidente que están siendo vehiculizadas al ambiente, fuera de los
hospitales, donde pueden aportar sus genes de resistencia a
comunidades microbianas naturales”, explica Saka.
Frente
a las enterobacterias resistentes a cefalosporinas de tercera
generación, una de las pocas opciones terapéuticas disponibles son
los carbapenems, como imipenem o meropenem (antibiótico de amplio
espectro, utilizado para tratar una gran variedad de infecciones,
como meningitis y neumonía). Pero, en dos muestras puntuales de
aguas servidas recolectadas en la vía pública en cercanías a
nosocomios, se encontraron enterobacterias portadoras de
carbapenemasas y por ende resistencia también a carbapenems.
“Esas
bacterias resisten entonces a, prácticamente, todas las drogas
conocidas para tratar infecciones. Si un paciente las contrae, su
tratamiento se complica mucho. Pueden complicarse infecciones que
deberían ser relativamente simples de controlar, requiriendo a veces
internaciones prolongadas, aumentando los riesgos de una mala
evolución clínica e incrementando los costos en el sistema de salud
pública”, reconoce el investigador.
Por
otro lado, obliga a los médicos a recurrir a alternativas
terapéuticas no ideales: como la bacteria resiste a la terapia
conocida, es necesario combinar distintos antibióticos con una
efectividad terapéutica menor.
En
síntesis, entre las bacterias vertidas al ambiente de la ciudad en
los derrames cloacales, se encuentran los mismos genes de resistencia
que las de los hospitales. "Por ejemplo, encontramos
enterobacterias con carbapenemasa tipo KPC, la misma que causa
problemas en los hospitales. Gérmenes con los mismos genes de
resistencia que los causantes de infecciones intrahospitalarias se
vierten en la vía pública con los derrames cloacales”, sostiene
Saka.
¿Y
el río?
Teniendo
en cuenta que los derrames de aguas servidas, al igual que el agua de
lluvia, circulan por la red pluvial y desembocan en el río Suquía,
el equipo decidió tomar muestras también en él.
Observaron
que antes de entrar a la ciudad, el río transporta escasa cantidad
de gérmenes fecales (coliformes) y no detectaron bacterias
resistentes a antibióticos. Sin embargo, tras su paso por la zona
urbana cordobesa, la presencia de bacterias de origen fecal aumenta
entre 10 mil y 100 mil veces. Además, hallaron los mismos tipos de
gérmenes multirresistentes que habían encontrado en los derrames
cloacales.
“En
el río Suquía también encontramos enterobacterias resistentes a
cefalosporinas de tercera generación e incluso portadoras de
carbapenemasa tipo KPC. Con la colaboración del grupo de Claudia
Sola (Facultad de Ciencias Químicas de la UNC), se caracterizaron
molecularmente enterococos resistentes a vancomicina presentes en el
río y se vio que portaban el gen vanA, el mismo que circula en las
infecciones intrahospitalarias. Además, dicha caracterización
evidenció que esos enterococos están relacionados genéticamente a
cepas que han sido detectadas en el intestino humano, lo que nos hace
pensar que provienen de derrames cloacales”, amplia Saka.
“No
sabemos hasta dónde llegan. Es de esperar que se vayan diluyendo,
pero en poco más de 10 kilómetros después de salir de la ciudad el
efecto dilución no es significativo”.
Para
los autores del trabajo, estas mediciones son una alerta, ya que
marcan la circulación cotidiana en el ambiente de las bacterias con
genes resistentes a antibióticos, por causales que se podrían
evitar.
El
equipo continúa sus estudios para conocer el impacto de estos
agentes patógenos en la Laguna Mar Chiquita, el destino final del
río Suquía. Por otro lado, están ampliando su trabajo a los
alimentos y a los animales tanto mascotas como los criados para
producción de alimentos.
“Originalmente
las investigaciones se centraban en hospitales y aunque los
mecanismos de resistencia que se reportaban iban creciendo, solo se
focalizaban en los pacientes. Hoy vemos la necesidad de ampliar esa
mirada, tener un panorama de cómo circulan esas bacterias en la
ciudad, en la complejidad de relaciones: alimentos, animales,
ambiente y pacientes”, concluye Saka.
Diccionario
de bacterias
Staphylococcus aureus | Provoca infecciones en la piel y en menor medida en los pulmones.
Enterococos | Normalmente vive en los intestinos y en el aparato genital femenino. La mayoría de las veces, no causa problemas, pero puede provocar una infección si penetra en las vías urinarias, el torrente sanguíneo o las heridas de la piel.
Enterobacterias | Los miembros de este grupo forman parte de la microbiota del intestino (llamados coliformes) y de otros órganos del ser humano y de otras especies animales. Provocan infecciones intestinales.
Josefina Cordera, Prosecretaría de Comunicación Institucional
Fuente:
Josefina Cordera josefinacordera@unc.edu.ar, Detectan bacterias multirresistentes a los antibióticos en el río Suquía y en el ambiente de Córdoba, 16 octubre 2019, UNCiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario