lunes, 2 de septiembre de 2019

Las causas políticas detrás de los incendios en el Amazonas

En la imagen, vista aérea de una zona de selva virgen junto a otro quemado recientemente cerca de Porto Velho, el 23 de agosto de 2019. Foto: Víctor R. Caivano / AP.

Desde hace semanas, la región tropical más grande del planeta está en llamas. Entre enero y agosto, el número de incendios ha aumentado un 145 % en comparación con el mismo período en 2018.

por Ayelén Oliva

Valentín estaba saliendo del trabajo cuando notó que la oscuridad había tomado por sorpresa a la ciudad de São Paulo. Eran las tres de la tarde del lunes pasado y no había llegado a escuchar las noticias que contaban que el humo provocado por los incendios en el Amazonas, a miles de kilómetros de distancia, habían llegado hasta la ciudad. “No entendía que estaba pasando. Era como si en cualquier momento se fuera a caer el cielo aunque apenas lloviznaba. Pensé que algo estaba mal”.

Desde hace semanas, la región tropical más grande del planeta está en llamas. Y nadie parece poder contener el avance del fuego que cruzó los estados de Acre, Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur hasta llegar a la triple frontera entre Brasil, Bolivia y Paraguay.

En lo que va de año, Brasil ya tuvo más de 73.000 focos de incendios, la mitad de ellos en la región amazónica, según los datos el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). Pero no sólo eso, el ritmo que adquirieron es el más alto desde que el este instituto comenzó la mediciones en 2013 ¿Cuáles son sus causas? ¿Qué vínculos existen entre el avance del fuego y la política ambiental de Bolsonaro en Brasil?

Pedro Silva Dias, profesor e investigador en el departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de São Paulo, cree que lo que estamos viendo son los efectos de una combinación de variables ambientales junto con malas decisiones políticas. “Los incendios se dan en la época más seca del año. Ya el verano pasado, el sur y centro del Amazonas tuvo índices de lluvias por debajo de lo normal que aumentan el riesgo de incendio. Pero además, tenemos algunos problemas, que viene ya desde el 2014, que tienen que ver con el control ambiental”.

Para Silva Dias, la falta de recursos por parte del gobierno federal “tiene un impacto directo en la capacidad de fiscalización y de acción del gobierno en el caso de incendios provocados vinculados a la deforestación”.

Ya la semana pasada, el Fondo Amazonia, creado en 2008 para captar donaciones destinadas a inversiones en proyectos de prevención, monitoreo y combate a la deforestación, además de la conservación y del uso sustentable de los bosques en el bioma amazónico, había sufrido un recorte de 30 millones de euros provenientes de Noruega como respuesta al descontento que generó la decisión del gobierno de Brasil de modificar de manera unilateral al equipo directivo que gestiona el fondo.

Para Nilto Tatto, diputado federal del Partido de los Trabajadores (PT) y presidente del Frente Parlamentario Ambientalista, mucho tienen que ver las políticas del actual gobierno con las dimensiones que alcanzó el incendio. “Bolsonaro desarticuló todo el sistema de monitoreo, poniendo en duda incluso los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales y el Fondo de Amazonias que financia proyectos de desarrollo sustentable. También atendió al pedido de los madereros y los ganaderos para ampliar el área de agricultura y benefició al sector minero, principalmente los encargados de la extracción de oro, para invadir unidades de conservación y tierras indígenas”, explica a El Salto.

Los días 10 y 11 de este mes, según recuerdan las organizaciones ambientalista, un grupo de agricultores habían celebrado el “día del fuego” para “demostrarle a Bolsonaro que están listos para trabajar”, lo que derivó en un aumento del 300 % en los incendios en el área.

En enero pasado, el Ministerio de Justicia en manos del nuevo gobierno, emitió un decreto que cambió el proceso de demarcación de tierras haciéndolo aún vulnerable a la presión de los propietarios rurales.

Asesinatos de indígenas

Según denuncias formuladas por indígenas de Vale do Javari y difundidas por la organización Amnistía Internacional, durante el año aparecieron asesinados miembros de grupos indígenas aislados de la zona, muertes que nunca fueron investigadas. Esas tierras indígenas venían sufriendo, según denuncian, la invasión de personas dedicadas a la minería en el estado de Amazonas.

De la cruzada de Bolsonaro con las ONG ambientalistas, después de decir desde el Palacio de la Alvorada que “puede haber, no lo estoy afirmando, acciones criminales de esas personas de las ONG para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil”, el presidente no consiguió más que quedar gritar sólo enmedio del desierto. “Las ONG en el Amazonas vienen trabajando desde hace tiempo junto con las comunidades indígenas, formulando políticas alternativas para mejorar la calidad de vida de población desde una perspectiva de desarrollo sostenible”, explica el diputado Nilto Tatto.

Márcio Astrini, coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace Brasil, dijo a este medio que “las declaraciones de de Bolsonaro son ante todo un intento por desviar el foco de atención de las consecuencias que esta teniendo la política anti-ambiental que ha estado adoptando. Su acusación a las ONG no busca más que culpar a cualquiera que denuncie los problemas ambientales creados por su propia administración”.

Según explican los especialistas, los efectos de estos incendios son inmediatos. Para Pedro Silva Dias, tienen un impacto directo en la salud de las personas que habitan en la zona. “Es importante que haya una revisión de las políticas públicas ambientales porque el impacto en la salud y en el ambiente es grande”.

Entre enero y agosto de este año, el número de incendios aumentó un 145 % en comparación con el mismo período en 2018. Los incendios forestales y el cambio climático se mueven creando un un círculo vicioso. A medida que aumenta el número de incendios, también lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que aumenta la temperatura general del planeta y la aparición de reacciones climáticas extremas como las sequías, según explican los especialistas. Esto afecta al Amazonas en particular, a la biodiversidad en general así como salud humana en lo inmediato.

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