Científicos han relatado en Nature cómo se está investigando una explosión ocurrida en una base naval al norte de Rusia que causó cinco muertos y provocó un pico de radiación a decenas de kilómetros de distancia.
El
pasado 8 de agosto se registraron una serie de explosiones en la base naval de Nenoksa, mientras se hacían unas pruebas con un arma
experimental. Cinco empleados de la corporación Rosatom, la agencia
nuclear estatal de Rusia, murieron, y tres más resultaron heridos.
Al mismo momento, se registró un repentino pico de radiación gamma
que elevó sus niveles 16 veces por encima de los valores normales en
Severodvinsk, una ciudad de 190.000 habitantes situada a 30
kilómetros de Nenoksa. El riesgo de este pico es bajo, en teoría:
por ejemplo, los niveles de radiación gamma tras el accidente de Chernóbil aumentaron 7.000 veces por encima de los niveles de fondo.
Las
autoridades rusas dieron información contradictoria y con
cuentagotas. Finalmente, esta misma semana la agencia meteorológica
de Rusia, Roshydromet, reveló nuevos detalles sobre la radiación
nuclear liberada. Coincidiendo con otros informes, y tal como Nature
ha constatado después de conocer la opinión de expertos
independientes, la hipótesis más sólida sobre lo ocurrido en
Nenoksa es que tuvo lugar un accidente mientras los rusos hacían
pruebas con un nuevo misil conocido como Burevestintnik o Skyfall.
Este nuevo arma está caracterizada por llevar a bordo un reactor
nuclear que, teóricamente, le permite volar durante días y tener un
alcance ilimitado.
La
versión oficial
Según
las autoridades rusas, el accidente ocurrió en Nenoksa, una de las
instalaciones de investigación y desarrollo más importantes de la
Armada de Rusia. Un día después del accidente, Rosatom comunicó
que el suceso ocurrió durante unas «pruebas con un sistema de
propulsión que involucra isótopos», en una plataforma marina
situada cerca de la costa.
Por
otra parte, Roshydromet alertó de un pico de radiación gamma en la
ciudad de Severodvinsk. El pasado 26 de agosto, esta agencia reveló
la presencia de isótopos de estroncio-91, bario-139, bario-140 y
lantano-140 en muestras de lluvia y aire.
Gracias
a esta información, varios científicos han sugerido qué pudo
ocurrir en la base de Nenoksa.
¿Quiénes
fallecieron?
Rosatom
comunicó los nombres de los cinco investigadores muertos en el
accidente: Alexei Viushin, Evgeny Kortaev, Vyacheslav Lipshev, Sergei
Pichugin y Vladislav Yanovsky. Se desconoce si murieron a causa de la
radiación o por salir despedidos de la plataforma marina donde se
hicieron las pruebas.
Solo
se sabe que estos investigadores trabajaban en el Centro de
Investigación de Física Experimental de Sarov, en Rusia, y que
Alexei Viushin trabajó en la colaboración ALICE, del laboratorio de
física de partículas europeo CERN.
¿Qué
dicen los isótopos?
Según
ha dicho en Nature Claire Corkhill, científica nuclear de la
Universidad de Sheffield (Reino Unido), los isótopos de estroncio,
bario y lantano se producirían en un reactor nuclear y se podrían
haber liberado después de la explosión de uno de ellos.
En
este caso, también deberían haberse liberado isótopos de yodo y
cesio, según Marco Kaltofen, investigador de Boston Chemical Data
Corp. Hast ahora, solo hay dos informes no confirmados de la
presencia de cesio-137 en músculos, según médicos locales dijeron
en The Moscow Times y de yodo-131, en este caso detectado por la
autoridad nuclear noruega, a 700 kilómetros de distancia del lugar
de la explosión. Pero este yodo podría proceder de otras fuentes.
Según
Boris Zhuikov, investigador de la Academia de Ciencias de Rusia, en
Moscú, también es posible que esa mezcla de isótopos proceda de la
fuga de gases desde un reactor nuclear pero no de la explosión de su
núcleo. Sin embargo, las otras evidencias (como las explosiones)
apuntan a daños en un núcleo, tal como ha opinado Kaltofen.
¿Se
estaba probando un nuevo misil?
Varios
expertos así lo creen. Aunque se sabe poco sobre el Burevestintnik o
Skyfall, los investigadores especulan que podría ponerse en el aire
por medio de combustible convencional y después arrancar un pequeño
reactor nuclear capaz de calentar aire para mantenerle en vuelo, en
teoría durante días.
Las
imágenes por satélite tomadas antes y después de la explosión en
la base de Nenoksa apuntan fuertemente a la prueba de un misil, tal
como ha dicho en Nature Anne Pellegrino, investigadora en el James
Martin Center for Nonproliferation Studies en Monterrey, Estados
Unidos. Estas pistas son unas infraestructuras halladas en otra parte
donde ya se hicieron pruebas con un misil propulsado por energía
nuclear.
En
opinión de Michael Kofman, investigador en el Wilson Center, Estados
Unidos, el reactor nuclear accidentado podría ser parte de otros
proyectos militares rusos. En primer lugar, considera que el reactor
del misil no podría contar con contención frente a la radiación,
con lo que no debería de haber personal a su alrededor. Además,
estos no se suelen lanzar desde el mar, sino desde tierra.
Esto
le lleva a deducir que el reactor nuclear explosionado podría haber
formado parte de un torpedo, un reactor subacuático o un pequeño
reactor para aplicaciones espaciales.
¿Se
resolverá el misterio?
Michael
Kofman está tratando de tomar muestras de ciertos objetos, como
filtros de aire de los coches, en la zona próxima a la explosión.
Pretende analizar los isótopos radiactivos y compararlos con los
productos liberados en otros accidentes. Anne Pellegrino analizará
las redes sociales y las publicaciones científicas de los
investigadores fallecidos. Por último, la Comprehensive
Nuclear-Test-Ban Treaty Organization (CTBTO) está monitorizando la
presencia de radionucleidos (productos de la fisión nuclear) de ocho
estaciones repartidas por Rusia.
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Fuente:
El misterio de Nenoksa: ¿explotó un reactor nuclear en Rusia en agosto?, 2 septiembre 2019, ABC.es.
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