domingo, 29 de septiembre de 2019

El maestro rural que fue intendente de un pueblo arrasado

El aluvión ocurrió el 6 de enero de 1992. Foto: Padre Raúl Martínez

Dio clases en parajes desolados de Formosa y de Traslasierra. Era jefe comunal de San Carlos Minas cuando ocurrió el aluvión de 1992.

por Miguel Ortíz

Maestro, tráigame las anticonceptivas. Mire que si me quedo embarazada, va a ser culpa suya”, le decía una vecina al docente rural que hacía también los mandados en cada viaje de la escuelita a la ciudad.

Curabicheras, herraduras, medicamentos o alimentos formaban parte de los mandados que Jesús Alberto Carreras se prestaba a hacer en cada viaje a Villa Dolores.

Desde los 18 hasta los 60 años, fue maestro rural en Traslasierra. Entre medio, durante una década, se dedicó a la política. En ese lapso, fue intendente de San Carlos Minas: asumía esa función cuando el trágico aluvión de 1992 destruyó ese pueblo y se llevó a su hijita de 3 años.

Dueño de una historia intensa, dice que su paso por la función pública fue una distracción en una vocación que sintió desde niño.

En el campo, el maestro también es funcionario, cura, psicólogo, juez, enfermero, cartero, y mucho más. Representa a una institución creíble y se espera muchísimo de él. Por eso es bueno que sepa dar respuestas, en lo que pueda”, dice Carreras, nacido en la localidad de San Pedro.

Músico aficionado, nunca dejó de cantar ni de animar eventos. Es autor de canciones y ahora escribe Tributos al maestro rural, un libro que contará su experiencia con los niños de muchas generaciones.

Vocaciones

Desde chico quise ser maestro, era una vocación muy clara, yo amaba a mis maestras; hoy no veo que haya admiración por los docentes”, reflexiona Carreras. Cursó la secundaria y el magisterio en Villa Dolores. A los 19 años, en 1975, egresaba como profesor para la enseñanza primaria.

¿Querés trabajar de maestro?, Vamos, salimos mañana”, dice que le dijo su primo Ángel Carreras, quien era maestro en la lejana Formosa. En 1976, en un Fiat 1500, partieron hacia el norte. Dos días después, llegaron a Colonia Lahisí, pueblito de misioneros franciscanos integrado a comunidades indígenas de tobas y de chulupíes.

La guitarra le fue fundamental para llegar a los niños. “Ahí instalé las canciones de María Elena Walsh y, también, El burrito cordobés, que todos aprendieron”, cuenta. En ese lugar se puso de novio con Julia Ema Mangini, quien esa Navidad regresó con él a Traslasierra, para volver a Formosa ya casados, en febrero de 1977.

Esta vez, a la escuela de Colonia El Gato, una aldea alejada, sin energía ni agua, en plena selva. “Ahí tuve un director que me enseñó a gestionar, el maestro Vivenza”, comenta.

Carreras escribió entonces una carta a Radio Champaquí, de Villa Dolores, para pedir ayuda para paliar carencias en su escuelita pobre. Periodistas locales organizaron una campaña solidaria en Traslasierra y, dos meses después, un camión llegaba a la escuelita de la selva cargado de ropa, libros, alimentos y hasta un tocadiscos Winco a pilas. “Fue una de las emociones más grandes de mi vida, no lo podía creer”, recuerda agradecido.

Todo era intenso, pero el maestro volvió a Córdoba.

Volver a las Sierras

Luego de unos meses en la transerrana La Paz, Carreras fue destinado a Mogotes Ásperos, a 25 kilómetros de San Carlos Minas. Había que caminar seis kilómetros hasta la escuela de 10 alumnos. Ahí pasaron muchos años el maestro y su familia, que creció con la llegada de Gustavo, de Germán y de Anahí.

Su perfil de gestor le abrió otros caminos. En 1984 se trasladó a San Carlos Minas para trabajar como funcionario municipal. El 16 de diciembre de 1991 encontró al maestro jurando como nuevo intendente del pueblo.

No hay peor día que el lunes 6 de enero de 1992. Un arroyo crecido por un aluvión, tras un diluvio, arrasó el pueblo de 950 habitantes. Murieron más de 40 vecinos. Desaparecieron 36 viviendas. Destrucción y dolor inundaban todo.

Anahí Tamara, de tres años, hija de Carreras, fue arrancada por el torrente de los brazos de su mamá. El relato estremece: “El cuerpito de mi nena estuvo entre los 30 que se encontraron, fue el peor momento de mi vida”, cuenta.

La gestión municipal de Carreras, quien se hizo conocido por esos días en medios nacionales, se centró en reconstruir el pueblo.

Regresar al aula

En 1996, Carreras volvió a la docencia y con su familia regresaron a su San Pedro natal. Recién entonces tuvo su propia casa. Valdecitos y La Reducción fueron parajes rurales donde dio clases durante ocho años.

Luego asumió su último destino, Las Toscas, donde coordinó durante años el Festival del Algarrobo.

El mejor alumno es el que quiere ser mejor persona”, apunta el maestro, que se jubiló en 2016, pero que sigue pensando el mundo como un aula.

El mejor alumno es el que quiere ser mejor persona”, afirma tras décadas de educación rural.



Fuente:
Miguel Ortíz, El maestro rural que fue intendente de un pueblo arrasado, 7 septiembre 2019, La Voz del Interior.

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