Una calle de São Paulo, a obscuras en medio de la tarde. Fotos: Jorge Araújo / El País. |
Brasil sufre la mayor oleada de incendios de los últimos cinco años. Los fuegos y el mal tiempo dejaron a oscuras la ciudad durante horas.
por
Felipe Betim
De
repente, a las tres de la tarde, oscureció en São Paulo. La ciudad,
al sureste de Brasil, está a más de 3.000 kilómetros de la
Amazonia (norte), pero sintió este lunes durante varias horas el
peso de la falta de conciencia que se tiene con los bosques y selvas
del país. Los incendios, que se extendían desde hace días por las áreas selváticas y se propagaban por los Estados de Acre, Rondonia,
Mato Grosso y Mato Grosso del Sur -alcanzando la triple frontera
entre Brasil, Bolivia y Paraguay-, y el mal tiempo fueron los
causantes de la oscuridad que se cernió sobre São Paulo. Inmensas
áreas de la Amazonia y del Pantanal, otra reserva amenazada en el
centro de Brasil, ardían en llamas y el fuerte humo, transportado
por el viento en dirección al sureste, impregnó el aire de la
ciudad. De esta manera, “contribuyó” la catástrofe natural,
según el meteorólogo Marcelo Pinheiro, del Instituto Climatempo, a
que el cielo se oscureciera más de lo normal.
Brasil
vive la mayor oleada de incendios de los últimos cinco años, según
el INPE. El instituto, vinculado al Ministerio de Ciencia y
Tecnología, ha registrado 71.497 focos entre el 1 de enero y este 18
de agosto. El número de fuegos ha aumentado un 82 % con respecto al
mismo período del año pasado, cuando se registraron 39.194. La
última gran oleada fue en 2016, con 66.622 incendios entre esas
fechas.
Aunque
no se ha aclarado en qué medida han influido los incendios en las
tinieblas que vivió São Paulo, los especialistas alertan desde hace
días sobre el fenómeno. El Instituto Nacional de Estudios
Espaciales (INPE) admitió que un corredor de humo se instaló en
dirección al centro-sur del país y llegó a la ciudad. No obstante,
al mismo tiempo, afirmó que no era la principal causa de la
oscuridad. Por su parte, la empresa de meteorología MetSul publicó
en su cuenta de Twitter el pasado sábado una fotografía de la luna
de color naranja vista desde la ciudad de Santana do Livramento, en
la frontera de Brasil con Uruguay. La tonalidad se debió, según
explicó, al efecto óptico generado por las partículas presentes en
la atmósfera y provenientes de los fuegos en el norte del país. El
mismo fin de semana, el astrónomo Jorge Melendez, profesor del
Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la
Universidad de São Paulo, advertía sobre el mismo fenómeno, visto
desde São Paulo.
Las
imágenes de un gran incendio en el Estado de Rondonia, que hace
frontera con Bolivia, circularon por las redes sociales durante el
fin de semana. También se difundió la fotografía de su capital,
Porto Velho, inmersa en una nube de humo. Entre las cinco y las seis
de la tarde del lunes, imágenes de satélite en tiempo real de
diversas empresas e instituciones internacionales -entre ellas la
NASA- mostraron una alta concentración atmosférica de monóxido de
carbono (CO) en los Estados norteños de Acre y Rondonia y en la
región central de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur. El fuego
también afectó a lo largo del fin de semana a amplias zonas de
Bolivia y Paraguay, que finalmente consiguieron controlar las llamas
el lunes por la tarde, después de que se quemaran alrededor de
21.000 hectáreas de la reserva Tres Gigantes, en la región de la
triple frontera.
Fires are burning across central South America. Yesterday #NOAA20's OMPS instrument detected the aerosol index - an index that detects the presence of particles like soot and dust in the atmosphere - in the vicinity of the fires. This can help inform air quality forecasts. https://t.co/lCMwTqWxtA— Joint Polar Satellite System (JPSS) (@JPSSProgram) August 19, 2019
Especialistas
y autoridades afirman que los incendios en la selva han sido causados
por el clima seco -en algunas regiones no llueve desde hace casi tres
meses- y por la acción de terratenientes y asaltantes de tierras
públicas, que suelen quemar basura o zonas arboladas para abrirse
paso por el terreno. El diario Folha de S. Paulo informó de que
hacendados del Estado de Pará habían declarado el 10 de agosto, el
“día del fuego”. Durante las siguientes horas, el INPE registró
una oleada de incendios en la región. Por su parte, el Estado de
Acre ha declarado estado de alerta ambiental por el aumento del
número de focos.
La
región está desde hace algunas semanas en el punto de mira
internacional. El presidente Jair Bolsonaro criticó los datos del INPE, que indican un fuerte aumento de la deforestación en la
Amazonia durante los primeros meses de su gobierno. Bolsonaro
desacreditó los números en un encuentro con corresponsales, algo
que el presidente de la institución, Ricardo Galvão, contradijo
públicamente. El físico acabó siendo destituido.
El
mandatario brasileño, que desde la campaña de 2018 se ha
manifestado a favor de flexibilizar los controles que evitan la
deforestación, ha restado peso al Instituto Brasileño del Medio
Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables y ha defendido que se
permita la extracción minera en tierras indígenas. También ha
entrado en ruta de colisión con Alemania y Noruega, que desde 2008
apoyan económicamente el Fondo Amazonia, uno de los responsables de
financiar proyectos de preservación de la selva brasileña. Los dos
países han congelado las ayudas.
Fuente:
Felipe Betim, Cuando en São Paulo se hizo de noche a las tres de la tarde, 21 agosto 2019, El País. Consultado 21 agosto 2019.
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